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Dormir en la calle con cero grados: estos voluntarios mitigan la soledad y el frío
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CAMPAÑA DEL FRÍO

Dormir en la calle con cero grados: estos voluntarios mitigan la soledad y el frío

Pese a haber plazas en los albergues municipales, muchas personas sin hogar prefieren pernoctar en las calles. ¿Quién les ayuda?

Foto: Dos voluntarios de Cruz Roja conversan con una persona sin hogar. (Cruz Roja)
Dos voluntarios de Cruz Roja conversan con una persona sin hogar. (Cruz Roja)

Todos los jueves, Valentín y Marlisse se montan en la furgoneta de Cruz Roja de Getafe para rondar las calles con ella cuando cae la noche. Tienen un cometido: acercarse a aquellas personas sin hogar que no acuden a ningún lugar cerrado para dormir, ni siquiera en las noches más frías del año. A veces no es fácil, pues el sinhogarismo puede venir acompañado de problemas de adicciones y de salud mental y no es raro que una persona que pernocta a la intemperie rechace sus ofrecimientos, que se basan en comida y un café cada noche que hacen la ronda, pero también asistencia continuada mediante trabajadoras sociales que les proveen de todo lo posible para reducir los factores que provocan esa situación de exclusión social que les ha llevado hasta ahí.

Foto: Un hombre duerme en el exterior de la estación de Príncipe Pío, en Madrid. (Alejandro Martínez Vélez)

David de Miguel acierta a decir que la campaña del frío, tal y como se denomina al periodo que la Administración establece para los meses con bajas temperaturas, se alarga hasta marzo pero se puede prolongar dependiendo de las condiciones climatológicas. Él es el director de Inclusión Social y Empleo de la Cruz Roja en la Comunidad de Madrid, donde gestionan unas 38 plazas dentro de un acuerdo suscrito entre las dos entidades.

“Nuestra intención es que todos los recursos que gestionamos directamente estén abiertos todo el año, porque la temperatura extrema también se vive en verano con las olas de calor”, defiende De Miguel. Aunque actualmente hay plazas libres en los albergues dispuestos para las personas en situación de calle, muchas de ellas prefieren no abandonarlas ni siquiera por las noches. De Miguel no tiene datos al respecto, pero sí la certeza que los voluntarios de Cruz Roja ven cada semana que salen a acompañar a estas personas y ofrecerlas lo que esté en la mano de la entidad.

La exclusión social más severa

Vanessa Cámara es la técnica que lleva el proyecto de personas sin hogar en Cruz Roja Getafe y lo primero que dice es que la campaña del frío es un momento importante del año, pero la campaña del sinhogarismo está activa todo el año. “Son personas que, por diversas circunstancias de la vida, se encuentran en esa situación, no buscada en la mayoría de los casos, y nosotros intentamos aminorar esos síntomas que provocan que estén en exclusión social”, explica la profesional.

placeholder Dos voluntarias de Cruz Roja reparten comida entre personas sin hogar. (Cruz Roja)
Dos voluntarias de Cruz Roja reparten comida entre personas sin hogar. (Cruz Roja)

Las salidas semanales son su gran herramienta. Así, una vez a la semana como mínimo se acercan a las personas que ya conocen y buscan nuevos puntos en los que pueda haber personas que necesiten su ayuda. “Los últimos meses hemos visto un cambio de tendencia. Ya no tenemos tantos perfiles en situación de calle de larga estancia sino que nos encontramos con gente que tiene una vida de clase media-baja y de repente, de un día para otro, se ven en la calle y desbordados por no saber a dónde acudir para buscar la solución”, añade Cámara. Por suerte, a estas personas se les suele reconducir si piden la ayuda pronto, a diferencia de la mayoría de los casos que trataban con anterioridad, “aunque hay perfiles de todo tipo”.

Para poder empezar a asistir a aquellas personas que no tienen hogar, la primera frontera que hay que superar es el acercamiento. De esto Valentín y Merlisse, con meses de experiencia en la labor, saben mucho: “A los que tenemos ubicados ya vamos sin problemas. Hay otros que sabemos que no quieren tener relación con nosotros. Y luego están los nuevos, a los que nos tenemos que acercar poco a poco, explicarles qué hacemos y ver qué prefieren hacer, pero sin juzgarles y siempre respetando su decisión”, dice él.

La calle, la soledad

Cámara aporta algunos posibles motivos por los que una persona en situación de calle no querría aceptar la ayuda que desde entidades como Cruz Roja les brindan: “Puede ser porque hayan tenido malas experiencias previas o que realmente piensan que no necesitan ayuda, que no sería algo muy raro”. En realidad, el sinhogarismo tiene muchas formas. Más allá de un hombre o mujer durmiendo entre cartones en la calle, hay gente que se ha construido sus chabolas y no quieren la asistencia de nadie.

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Paliar la soledad que pueden sentir en su día a día es otro de los cometidos de los voluntarios de Cruz Roja que salen por la noche. A través de ese contacto humano que muchas veces les falta, intentan facilitar que estas personas accedan al conjunto de servicios sociales, pues muchos de ellos desconocen sus propios derechos. Según Cámara, “hay mucha gente que puede obtener el ingreso mínimo vital y a otra tanta le corresponde una prestación económica que no sabía, y también se puede ver si hay algún recurso a nivel general que se ajuste a su situación”. A veces, el recurso más útil es un lugar en el que se puedan asear y limpiar su ropa.

Durante la campaña del frío, lo primordial es que las personas en situación de calle sepan que pueden dormir resguardadas, aunque en el caso de Getafe no haya albergue. “Si alguna de ellas quiere ir a uno, desde Cruz Roja le podríamos costear el abono transporte para que pudiera desplazarse a la ciudad más cercana”, agrega Cámara. Ella misma indica que también realizan prestaciones de otro tipo, como el acompañamiento y el pago de tasas si alguno de ellos ha perdido el pasaporte o DNI, o la búsqueda de material que le puede faltar a una persona que pernocta en la calle, como una manta, un saco de dormir o una tienda de campaña.

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“Lo que queremos es que, si duermes en la calle, al menos no muera de hipotermia”, concede la técnica de Cruz Roja Getafe. En este sentido, los hombres engrosan mayoritariamente las cifras. “Yo creo que las mujeres suelen acercarse a nosotros antes, antes de que la situación llegue a ese punto”, explica Cámara.

Los voluntarios, engranaje crucial

Valentín se apellida Gallardo, tiene 58 años y lleva unos 14 meses saliendo los jueves con la furgoneta de Cruz Roja. “Antes salíamos dos veces cada semana, pero ahora solo una. Gracias a Dios en Getafe hay muy poquita gente sin hogar, no es como Madrid capital”, declara. Aunque la mayoría de las personas que duermen en la calle en Getafe lo hacen de pasada, sí que tienen localizadas a varias personas fijas: “Son entre cuatro y seis, depende de la temporada, y luego hay gente que tenemos localizada pero que no quiere que le atendamos”.

placeholder Un voluntario de la Cruz Roja apunta el lugar donde pasa la noche una persona sin hogar. (EFE/Javier Cebollada)
Un voluntario de la Cruz Roja apunta el lugar donde pasa la noche una persona sin hogar. (EFE/Javier Cebollada)

Es así como asisten a las personas sin hogar, pero también a través de llamadas a sus móviles. “Les preguntamos cómo están, qué necesitan. Por ejemplo, el año pasado les llevamos ropa y cazadoras especiales para el frío”, dice Gallardo. Al fin y al cabo, que vean que alguien se preocupa por ellos lo agradecen mucho. A este voluntario tampoco se le escapan las dificultades que sufren a la hora de acercarse a alguien: “Esta gente sufre mucho alcoholismo, pero nosotros extremamos el respeto hacia ellos. No les juzgamos ni decimos lo que tienen que hacer. Solo les apoyamos y les decimos qué podemos darles”, en sus propias palabras.

Al principio, Gallardo no llevaba muy bien ver este tipo de realidades por el resquemor y los escalofríos que le entraban, pero pronto se dio cuenta de que la compasión hace más mal que bien. “Si te compadeces de ellos, muchas veces no eres capaz de ver sus propios problemas”, subraya.

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Marlisse se apellida Merlo, tiene 42 años, es empleada del hogar y empezó como voluntaria en Cruz Roja Getafe en 2019. Cuando entró en la entidad, sentía que hacía cosas demasiado básicas para ayudar a la gente, por lo que en cuanto surgió la oportunidad pasó a engrosar las filas de estos voluntarios que cada jueves se recorren las calles de esta ciudad madrileña. “Salimos sobre las seis de la tarde y volvemos en torno a las nueve, depende de la época del año y de si está muy transitada la zona en la que duermen, porque si es que sí, volverán más tarde a sus sitios”, resalta.

Tal y como expresa esta voluntaria, el fin último que persiguen es sacar de la situación de calle a aquellas personas que se encuentran en ella y quieren cambiar esa realidad. “Lo primordial es hacerles visibles, que tengan con quien desahogarse unos minutos a la semana, o que tengan a alguien a quien plantear sus problemas”, expresa. Pese a que ella también se ha encontrado con personas que han preferido renegar de sus ofrecimientos y eso causarle cierta frustración, Merlo piensa que siempre que tenga hueco en su agenda apretada seguirá siendo voluntario y ayudar así a las personas que duermen en la calle.

Todos los jueves, Valentín y Marlisse se montan en la furgoneta de Cruz Roja de Getafe para rondar las calles con ella cuando cae la noche. Tienen un cometido: acercarse a aquellas personas sin hogar que no acuden a ningún lugar cerrado para dormir, ni siquiera en las noches más frías del año. A veces no es fácil, pues el sinhogarismo puede venir acompañado de problemas de adicciones y de salud mental y no es raro que una persona que pernocta a la intemperie rechace sus ofrecimientos, que se basan en comida y un café cada noche que hacen la ronda, pero también asistencia continuada mediante trabajadoras sociales que les proveen de todo lo posible para reducir los factores que provocan esa situación de exclusión social que les ha llevado hasta ahí.

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