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El resurgir de las tiendas de discos: el vinilo ha vuelto a Madrid con unos precios desbocados
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¿SEGUNDA EDAD DE ORO?

El resurgir de las tiendas de discos: el vinilo ha vuelto a Madrid con unos precios desbocados

Los comercios viven un boom. Los adolescentes han vuelto a comprar discos, pero la subida de precios por la inflación y el 'hype' pasan factura

Foto: Palma 39, tienda de referencia en Malasaña. (Cedida)
Palma 39, tienda de referencia en Malasaña. (Cedida)

Fue en diciembre del año 1977 cuando Pepe Escribano e Inés Ureña levantaron por primera vez la persiana de Escridiscos. En aquel momento, la tienda de discos se localizaba en la zona de Moncloa, en lo que se conocía popularmente como los bajos de Aurrerá. Eran los años de la new wave, el power pop y el punk. Pepe e Inés vivían en San Blas pero se desplazaban hasta Argüelles para abrir su pequeño comercio y atender a la clientela que había en esos tiempos. La radio acompañaba, programas como Disco Grande, Revolver, Dinamita o Champú, peine y brillantina sonaban en la FM de la época. Ahí estaban titanes de las ondas como Julio Ruíz, Rafael Abitbol, Manolo Fernández, Mario Armero, Gonzalo Garrido, Paco Pérez Bryan…

Foto: Un disco en formato vinilo. (Unsplash/Friso Baaij)

A aquel Escridiscos primigenio le salió rápidamente un compañero en Callao y unos años más tarde un tercer local, en la calle Sandoval, junto a la glorieta de San Bernardo. Un negocio que en sus buenos tiempos llegó a tener trece empleados entre los tres establecimientos. Fue la edad dorada de las tiendas de discos. Si ahora se recorre el centro todavía es posible ver los vestigios de lo que fue un auténtico hervidero, con tiendas repartidas por las callejuelas de la Gran Vía a izquierda y derecha: Discoplay, Babel (que todavía aguanta), Melocotón, Killers, Madrid Rock o Del Sur eran algunas de ellas.

Han vuelto los adolescentes

“Las cosas no van mal, aunque la mejor época ya pasó”, comenta Alberto Real, actual propietario de Escridiscos. Alberto se hizo con el negocio en 2014, cuando Pepe e Inés decidieron jubilarse. “Fue un acto bastante meditado, yo tenía 36 años y estaba apunto de dejar el trabajo que tenía. Lo mejor ha sido ver como la edad del público que compraba discos ha bajado. Cuando empecé a vender vinilos la media estaba en torno a los 40 años, mientras que ahora es fácil ver a adolescentes de 15 años y jóvenes de 20”.

placeholder Escridiscos, en la calle Navas de Tolosa, al lado de Callao. (Cedida)
Escridiscos, en la calle Navas de Tolosa, al lado de Callao. (Cedida)

Los últimos datos ofrecidos por Promusicae, que representan más del 90 por ciento de la actividad nacional e internacional del sector español de la música grabada, corroboran que hay un gran interés por la venta de discos en formato físico. Concretamente en vinilo, que ya son más de la mitad de las ventas físicas. “En su continuado auge en las preferencias de los compradores suben un 25,6% y representan ya unos ingresos de 13,6 millones de euros”, señala la asociación en su último informe. “Así, un 54% de los discos físicos que se venden en las tiendas son ya vinilos, quedando por primera vez desde 1991 por encima del CD (44%), cuyas ventas caen un 20,8% hasta los 11,1 millones de euros”.

Sin embargo, Alberto ve unos ciertos nubarrones en la distancia: “Se nota mucho la inflación. Es imposible no repercutirlo”. Un LP que a principios de año podía valer 20 euros, ahora se ha puesto a 28, por ejemplo. “Las fábricas han subido los precios. A esto ha afectado el que las grandes compañías también se hayan metido a producirlos”, describe. Ejemplos como los de Adele o Ed Sheeran, con ventas estratosféricas en ese formato, han hecho que se paralizarán otros pedidos o que se incrementara su precio. “Llegará un momento en que la gente se harte de pagar según qué cantidades”, cuenta.

Inflación por las nubes

“Ahora está siendo jodido”, corrobora Roberto Rojas, copropietario de El Almacén, una tienda especializada en música electrónica, reediciones y maxis de importación. Junto a la calle del Pez, en el número 13 de la calle Minas, abría en abril de 2015 este oasis dedicado a los sonidos de baile más rompedores del momento. “Llevamos dos años que tela. La pandemia fue un golpe del que no nos hemos recuperado todavía. Y ahora está el tema de la inflación. Sí, nosotros subimos, pero el margen es el mismo”, alerta Rober, que recuerda que algunos 12’’ que vienen de fuera ya se han puesto en los 25 euros, aunque la media está en los 14.

placeholder El Almacén, en Minas 13. (Cedida)
El Almacén, en Minas 13. (Cedida)

“Por no hablar de todo lo que viene de Inglaterra. De ahí sí que ya no puedes traer casi nada. Al final debes pillar las novedades por Alemania u Holanda. Todo se encarece”. Por eso no resulta extraño que muchos compradores se refugien en la segunda mano. “Por 20 euros puedes hacerte con cuatro discos”, admite Rober.

Optimismo disquero

A Flavio Martín Tórtora todos estos altibajos no le pillan de nuevas, lleva en el sector de la compra y venta de discos más de 25 años. Empezó en Family Records, luego Stereostaff (en la calle San Vicente Ferrer, mano a mano con Tobias, mítico pinchadiscos de Voltereta y Overdrive), a estos dos siguió Discorder y finalmente sus propias tiendas: Recycled y Palma 39. “Soy bastante optimista”, reflexiona Flavio, conocido en el sector como F, el alias que utiliza como DJ. “Se ha ampliado el ratio de gente que compra discos. Hay mucho público en general que ha llegado al mundo del vinilo, las reediciones han ayudado mucho. Y se vende todo, jazz, pop, músicas del mundo, a público que antes no era tan asiduo. También la clientela joven ha entrado a fondo a comprar”.

Foto: Juan Vitoria, en Discos Ámsterdam. (Cedida)

¿Y el aumento del precio? ¿Afecta la inflación? Flavio lo tiene claro: “Durante mas de dos décadas, el precio de la música no ha sufrido subidas en comparación con otros sectores. Es normal que todo suba. Lo que era extraño era lo que pasaba antes, que prácticamente los precios permanecían estables”. En su esquina, entre la calle Palma y Santa Lucía, en la bulliciosa y hipster Malasaña, se sitúa un local que vende novedades y mucha segunda mano. Un paraíso para el aficionado y el selector más lúcido y cuidado, dando un amplio espacio a las producciones locales. “He visto de todo en este sector. A clientes que compraban determinada música, luego la vendían porque se hartaban de ella y, pasado el tiempo, veían que volvía a tener interés y me lo recompraban. De locos”, sostiene con una sonrisa.

Filón latino

Cuando se habla de escena madrileña no puede faltar en esta conversación una discográfica como Munster. Dirigiendo y administrando todo su potencial, desde 1983, se encuentra Iñigo Munster. A su lado ahora está Javi Bayo, entre otros muchos trabajadores: “Me encargo un poco de todo dentro del sello. Coordino proyectos, los mando a fábrica o hago diseño”. La visión del negocio que ofrece Javi es amplia y diversa, Munster ha conseguido con un subsello como Vampisoul expandirse al mercado internacional y ser una referencia dentro de la venta de vinilos y las reediciones de la música de claro perfil latino.

placeholder Palma 39. (Cedida)
Palma 39. (Cedida)

“Nosotros realizamos toda nuestra producción en República Checa, allí hay una de las fábricas de vinilo más grandes de Europa. Es verdad que ahora han aparecido algunas en el País Vasco o Madrid, pero ellas no se encargan de todo el proceso. A veces externalizan el corte o la imprenta. Esta lo bueno que tiene es que te permite realizar todo. Y además llevamos mucho con ella”, observa Javi, que también apunta como todo se ha disparado en este último año, desde el cartón al transporte. ¿Resultado? La fabricación de un disco casi se ha duplicado.

Desde Vampisoul sacan unas cuatro reediciones al mes, de casi todas tiran unas 1.000 unidades. “Preferimos no quedarnos cortos, ya que luego se tarda mucho en reimprimirlas”. Durante la pandemia fueron conscientes del tirón que tenían los ritmos tropicales, muchos de los discos de Colombia, Brasil o Uruguay se agotaban. “Ahora andamos muy entretenidos con el catálogo de una discográfica peruana que Iñigo ha comprado, MaG. Es como una mina, un proyecto mastodóntico donde hay más de 2.000 discos”.

Foto: Chema, Andreu, Pere y Mario, los nuevos propietarios de Oldies. (Liberto Peiró)

Javi también es un consumado comprador y vendedor de referencias a particulares. Un ejemplo, también, de búsqueda en arcones y tiendas insospechadas de Madrid y de fuera de la capital. “El gran cambio se ha producido por la popularización de Discogs”, analiza del famoso portal online, donde casi cualquier disco nuevo o de segunda mano puede ser vendido. “Antes si alguna tienda tenía alguna joya y el vendedor no era consciente de ello se podía comprar a buen precio. Ahora todo se ha complicado más”.

Segunda mano alternativa

Pero Madrid sigue teniendo un circuito alternativo. Un “panorama de lugares inusuales”, como le gusta decir a Bayo, plagado de mercadillos, tiendas pseudoclandestinas y espacios de baratijas en el que poder encontrar algún que otro tesoro. Es ahí donde Paula JJ, integrante de Las Odio y coleccionista de singles de la época yeyé, ha conseguido muchos de sus más preciados objetos sonoros.

placeholder Paula junto a su colección de 'singles'. (Cedida)
Paula junto a su colección de 'singles'. (Cedida)

“Creo que hay pocas tiendas de fiar de segunda mano. A día de hoy como está tan de moda este tema snob de los discos, inflan los precios locamente. Digamos que para mi, adquirir un disco de segunda mano a un precio lógico, está Todocolección o lotes de tiendas tipo Remar. Pasa como con la ropa de segunda mano, es el mismo fenómeno. Hace años había sitios estupendos y a día de hoy toda la ropa chula que estaba en los mercadillos ahora está en las tiendas de selección y son súper caras”, critica, aunque no olvida a su dealer de Guzmán el Bueno, “en la acera frente a la cafetería HD”; aquel con el que comenzó un conjunto que hoy va por los 400 sencillos. Una mirada al pasado que si se quiere aún es posible encontrar en El Rastro o las actuales tiendas que venden vinilo.

Entre las nuevas que destaca Paula se encuentran La Negra y Nakasha, con un perfil local y de barrio, que intentan construir comunidad a su alrededor, vendiendo novedades y usados. Otras importantes son Molar, Bajoelvolcán, La Gramola, La Metralleta, Ziggy, Liquidator, Rock & Roll Circus, Bangla Desh, Jazzymas, Satanasa, Rotor, Club Amigos del Disco, La Integral o Y que viva Joplin!

Fue en diciembre del año 1977 cuando Pepe Escribano e Inés Ureña levantaron por primera vez la persiana de Escridiscos. En aquel momento, la tienda de discos se localizaba en la zona de Moncloa, en lo que se conocía popularmente como los bajos de Aurrerá. Eran los años de la new wave, el power pop y el punk. Pepe e Inés vivían en San Blas pero se desplazaban hasta Argüelles para abrir su pequeño comercio y atender a la clientela que había en esos tiempos. La radio acompañaba, programas como Disco Grande, Revolver, Dinamita o Champú, peine y brillantina sonaban en la FM de la época. Ahí estaban titanes de las ondas como Julio Ruíz, Rafael Abitbol, Manolo Fernández, Mario Armero, Gonzalo Garrido, Paco Pérez Bryan…

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