La marea blanca sanitaria sube la moral de la izquierda contra Ayuso a seis meses de las urnas

La marea blanca sanitaria ha elevado la moral de la izquierda en Madrid frente a Isabel Díaz Ayuso. La multitudinaria manifestación de este domingo, a la que acudieron alrededor de 200.000 personas (según datos de la Delegación del Gobierno), ha dado alas a Más Madrid, PSOE y Unidas Podemos a seis meses de las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo. Aunque todas las encuestas hasta la fecha prevén una holgada victoria de la presidenta madrileña, al borde de la mayoría absoluta, los tres partidos han encontrado un resquicio para atacar al Gobierno de la Comunidad de Madrid y volcarán toda su estrategia en este tema, situado ya como el principal caballo de batalla en el camino a las urnas. También para el Ejecutivo de Pedro Sánchez, que ha entrado de lleno en la pelea e intentará sacar rédito ante el PP. Este lunes, de hecho, presentará a Reyes Maroto como candidata a la alcaldía de la capital tras meses de especulaciones.

El éxito de la convocatoria demuestra hasta qué punto el colapso del sistema se ha convertido en una prioridad para la sociedad. La sensación generalizada que deja la marcha es la necesidad de una actuación inmediata en la sanidad, que tras la pandemia no solo no se ha blindado, sino que se ha deteriorado. Así, este aldabonazo a la sanidad pública pone de manifiesto cuál será el asunto central en la campaña electoral, con la Comunidad de Madrid en el punto de mira. Si bien la falta de médicos y sanitarios es un problema estructural en toda España, el caos con los centros de urgencias extrahospitalarias de la región ha impulsado la primera gran manifestación contra el Gobierno madrileño en muchos años. Y todos los partidos de la izquierda tratarán de capitalizar las protestas en la calle.

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La Moncloa irrumpió en el conflicto la semana pasada y se subió a la ola de críticas contra el Ejecutivo autonómico que lidera Más Madrid desde el inicio de la legislatura. Mónica García, médica de profesión, ejerce de jefa de la oposición en la Comunidad de Madrid desde antes incluso de las elecciones del 4 de mayo de 2021, cuando desplazó al PSOE a un papel secundario en la izquierda. La propia Ayuso, de hecho, acusa a García de ser la instigadora de las huelgas convocadas en el sistema de salud madrileño. "Quieren reventar la sanidad", dijo la semana pasada la presidenta regional, también en referencia a Sánchez.

Mónica García, que participó en las manifestaciones de hace 10 años, ha capitalizado la oposición a Ayuso con la sanidad

La realidad es que la líder de Más Madrid es uno de los principales rostros de esta polémica. Mónica García, que hace 10 años ya estuvo al frente de las manifestaciones de la marea blanca contra Esperanza Aguirre, volvió a ponerse a la cabeza este domingo, aunque ahora como política. "Estamos viendo aquí a la sociedad civil organizada para decirle a Ayuso que la sanidad no se toca, no se desguaza para vendérsela al peor postor, no se vende, es el patrimonio y la identidad de todos", declaró a los medios, acompañada por la portavoz del partido en el Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre. Más allá de los sindicatos convocantes, ninguno de los dirigentes de la izquierda en la región faltó a la cita. Y los que no acudieron lanzaron mensajes a través de las redes sociales, como la ministra de Sanidad, Carolina Darias.

Todos se han dado cuenta de que la sanidad es el talón de Aquiles de Ayuso y exprimirán al máximo esta estrategia durante los próximos meses. La evidencia más clara es la implicación del Gobierno de Pedro Sánchez, que desde hace semanas dedica parte de sus mensajes a la situación en los centros de atención primaria en la Comunidad de Madrid. "Vamos a estar con quienes defienden el sistema sanitario público y en contra de quienes, con sus políticas, están desmantelando la sanidad pública en esta comunidad autónoma", dijo Darias, que un día después insistió en rueda de prensa.

El PSOE aprovechará la inercia de la marea blanca para intentar sacar tajada de esta crisis, con el PP madrileño en su momento más delicado en mucho tiempo. El partido presentará este lunes a Reyes Maroto como candidata a la alcaldía de Madrid. El líder socialista en Madrid, Juan Lobato, lo hará público durante un foro sobre turismo organizado por Europa Press.

Debate nacional

Desde Sol, consideran que estos discursos son la prueba inequívoca de que todo obedece a una campaña política de la izquierda. En la dirección nacional del PP, también piensan que la polémica trasciende la gestión autonómica y que es ya un debate de alcance nacional. Y aunque Alberto Núñez Feijóo no se ha pronunciado aún, en Génova respaldan a Isabel Díaz Ayuso y enmarcan las protestas en un plan antes de las elecciones. El precedente que está en boca de todos es el de Susana Díaz en Andalucía, cuando las movilizaciones por la sanidad acabaron con una derrota histórica del socialismo en la región.

Fuentes del PP, precisamente, criticaban este domingo el intento de politización por parte de la izquierda y advertían de que Sánchez tampoco ha puesto de su parte para solucionar el problema con los médicos. "Respetamos cualquier tipo de manifestación pacífica, aunque también debemos lamentar el intento de los partidos de la oposición en Madrid de sacar réditos a una situación en la que, si hay un culpable, es el Gobierno central", señalaban en Génova, que denuncia que el Ejecutivo lleva años negándose a ampliar las plazas MIR e impidiendo que las comunidades autónomas puedan abordar nuevas contrataciones.

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El portavoz del PP en la Asamblea de Madrid, Pedro Muñoz Abrines, insistió este domingo en la idea del boicot y la estrategia política. Así, Muñoz Abrines trató de rebajar la euforia en que se ha instalado la izquierda y tildó la convocatoria de "fracaso". El argumento es que el 99% de los madrileños no salió a la calle y, por tanto, los miles de asistentes no son representativos de nada. Y también situó a Mónica García en la diana de sus críticas. "Ese plebiscito personal en el que Mónica García ha querido convertir esto se ha traducido en un fracaso. El contenido de los mensajes repetidos esta mañana demuestra que no iba en defensa de la sanidad, sino que era un ataque político a la Comunidad de Madrid", subrayó. Isabel Díaz Ayuso, en cambio, no hizo ningún comentario en todo el día.

Sea como fuere, no hay duda de que la polémica por los denominados puntos de atención continuada ha desencadenado una crisis del Gobierno de la Comunidad de Madrid que parecía impensable hace solo unos meses. Tanto, que los partidos de la oposición hablan abiertamente del "inicio de un cambio" en la región, alentando incluso sus expectativas electorales. "¿Y si se puede ganar Madrid?", publicó en su perfil de Twitter la portavoz de Unidas Podemos en la Cámara madrileña, Alejandra Jacinto, junto a una foto del paseo de la Castellana abarrotada de manifestantes.

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Esta lectura, no obstante, contrasta con todas las encuestas. Ninguno de los sondeos publicados hasta este domingo da opciones a la izquierda, con Isabel Díaz Ayuso disparada y en condiciones de lograr una mayoría absoluta. Y tampoco tiene todavía impacto alguno a nivel nacional, con Alberto Núñez Feijóo especialmente fuerte en la región. La última encuesta de IMOP-Insights para El Confidencial lo sitúa como el claro ganador de esta circunscripción, con 15 de los 37 escaños que se reparten, que son tantos como toda la izquierda.

El Gobierno de la Comunidad de Madrid, que mantendrá el argumento de que las protestas esconden un interés político, intentará rebajar la tensión con los médicos y retomará esta semana la negociación con los sindicatos para minimizar el impacto de la manifestación e intentar dar carpetazo a esta problemática, aunque las posturas siguen muy lejanas. La última oferta, trasladada el viernes, fue rechazada por los sindicatos. El plan de la Consejería de Sanidad, con la implantación de consultas telemáticas, no ha convencido a los facultativos, que cifran en casi 500 profesionales el déficit de la plantilla. Así lo manifestó el Colegio de Médicos, que se ha unido a los convocantes de la huelga. No hay ningún indicio de que la situación se vaya a solucionar a corto plazo.