De uno a 55 metros por alumno: así son los patios de los colegios de Madrid según dónde vivas
Un estudio para que los barrios puedan usar el espacio del recreo en los colegios madrileños muestra el estado de estos espacios, donde a menudo faltan sombras, accesos y reformas
En el distrito de Moncloa, en Madrid, cada alumno de un centro público tiene una media de nueve metros de patio para hacer deporte, descansar, jugar o comer algo entre clases. No lejos de allí, en Chamberí o en Centro, los estudiantes disponen de menos de dos metros para hacer las mismas actividades, en ese rato tan alegóricamente llamado 'recreo'.
Esos metros de diferencia son clave en las actividades que puede poner en marcha el centro, o en lo equitativo que pueda ser su uso con las distintas preferencias de su alumnado. Pero no son los únicos condicionantes: la cantidad de sombra, el arbolado o la accesibilidad también muestran las grandes diferencias que hay en los colegios madrileños, según el estudio Patios Abiertos, realizado por el Ayuntamiento de Madrid y publicado recientemente en su portal con información de los 249 centros de Infantil y Primaria de su titularidad.
Los datos son el resultado de un análisis pormenorizado de cada centro público con el objetivo de estudiar su idoneidad para acoger una iniciativa, estrenada en la anterior legislatura, que quiere abrir estos espacios al resto de la ciudadanía fuera del horario escolar. “Se está viendo que es necesario generar más vida en los barrios y dotarlos de un equipamiento que muchas veces no tienen, sobre todo deportivo, cuando pueden usarse los patios para ello”, explica Lucila Urda, profesora de Urbanismo en la Universidad Politécnica de Madrid y arquitecta de PEZ Arquitectos, encargados de realizar el estudio que sirve como radiografía del estado de los patios escolares en toda la ciudad, ya que cuentan con una amplia trayectoria en el diseño y proyección de patios escolares, con proyectos como MICOS.
Con esa información, este periódico ha calculado las ratios de los colegios madrileños a raíz de los metros de cada uno, disponibles en el estudio, y el número de alumnos durante este curso, disponible en la web de la Comunidad de Madrid.
La razón por la que los patios de los distritos centrales de la capital cunden menos es tan sencilla como su año de construcción. La mayoría corresponden a la Segunda República, cuando se usó el espacio disponible según las necesidades del alumnado de entonces. Según Urda, que haya más metros a menudo no es suficiente para considerar un patio idóneo o no. “En distritos nuevos como Vallecas, Fuencarral u Hortaleza hay patios enormes, pero muy mal mantenidos: pistas de cemento agrietadas, que se encharcan o con muy poco arbolado... Hay mucha dejadez, no es proporcional el tamaño con la calidad”.
Aunque no sea determinante, sí existen ciertas ratios mínimas para medir la idoneidad de un patio en relación con su tamaño y su alumnado. En Suecia, deben tener 11 metros, al menos, por cada estudiante, mientras que en Grecia son 3,6. En España, la normativa vigente desde 2010 solo habla de, al menos, 900 metros cuadrados, aunque la anterior, del año 2003, obligaba a tres metros por alumno.
"En distritos nuevos como Vallecas o Fuencarral hay patios enormes, pero muy mal mantenidos"
La Comunidad de Madrid no desarrolla ninguna normativa específica, por lo que aplica la estatal, a pesar de que 42 centros tienen patios menores de 900 metros. Castilla La-Mancha y Andalucía sí diferencian las ratios por alumnado según el uso de cada espacio.
Pocas sombras y fuentes
Aunque, como se aprecia en el mapa anterior, la diferencia centro-periferia es clara, más allá de la media, las ratios a menudo varían notablemente entre colegios, incluso dentro del propio distrito.
El colegio público Ramón María del Valle Inclán, en San Blas, es el que más espacio tiene, con 55 metros por estudiante, seguido del Colegio de Aravaca (45). En el otro lado, dejando al margen los que están recién inaugurados y aún no tienen datos de alumnado, está Nuestra Señora de la Paloma, en La Latina, con solo 0,5 metros por estudiante. En este caso, los estudiantes van cada día al espacio deportivo situado justo enfrente, acondicionado para el uso de los menores, como contamos hace un tiempo en este artículo.
“En los casos de patios pequeños, lo mejor es optimizar y usar lo que se pueda, como paredes, techos, cubiertas… O trabajar con el entorno, como en el colegio de Nuestra Señora de la Almudena, en Retiro, donde cada día cruzan la calle Menéndez Pelayo para hacer Educación Física en el parque”, señala Urda.
Otra de las conclusiones del estudio es la escasez de espacios de sombra que existen en los patios de los colegios madrileños. Un 38% de los centros no tiene ningún tipo de sombra o es escasa, 94 colegios en total. Además, 63 patios no tenían ni fuentes ni alumbrado, uno de cada cuatro.
Los datos del estudio Patios Abiertos, elaborados a raíz de visitas 'in situ' y de cuestionarios respondidos por la dirección de los centros, recogen también el estado general del espacio según la valoración que hace cada centro. Así, un 45% considera que sus patios son regulares o mejorables, están en reforma, o directamente en mal estado (92 en total). El resto los valora como en buen estado, muy bueno o aceptable.
Las valoraciones del estado de los patios también varían mucho de unas zonas a otras. Apenas puede decirse que ciertos barrios estén peor que otros; existen patios en malas condiciones tanto en el barrio de Salamanca como en Usera. “Es algo que depende mucho de la presión que hagan las familias y vecinos del barrio para que se hagan mejoras, como pasa en Carabanchel o en Usera, o de la relación que tengan con la Junta de Distrito. Porque aunque los patios suelen ser competencia de la Comunidad de Madrid, en la mayoría de los casos se desentienden de responder a las necesidades de las comunidades educativas, así que es el ayuntamiento el que se hace cargo”, señala la arquitecta.
Este estudio, el primero que permite conocer el estado de los colegios de la capital de manera tan exhaustiva, se centra sobre todo en el requisito que más peso tiene para el proyecto Patios Abiertos: la accesibilidad tanto al centro como dentro de él. Según sus características, se los clasifica en tres categorías. Uno, si son óptimos para formar parte del programa; dos, si lo son con pequeñas adecuaciones, y tres, si es imposible adaptarlos. El 55% de los colegios forma parte de esta última categoría. Eso explica que aunque haya patios en buen estado, según su equipo directivo, estos no sean aptos para el programa Patios Abiertos, ya que no son totalmente accesibles.
“El estado de los patios no es nada nuevo, supuestamente hay un plan de mejora inminente, aunque no sabemos cuándo va a ser, y han hecho un programa de mejora de entornos escolares, de entradas sobre todo: seguridad, mobiliario o arbolado, con algunos programas piloto ya en marcha”, explica Urda.
Iniciativas como las de Patios Abiertos llevan tiempo poniéndose en marcha en países del norte de Europa o ciudades como Barcelona, donde ya son una treintena los colegios acogidos a este programa. Sin embargo, el abandono sistemático que han sufrido los espacios de recreo hace que muchos equipos directivos de Madrid vean con recelo darles ahora otro uso más allá del alumnado. “Es un tema bastante conflictivo. Algunos distritos o coles tienen una dirección más abierta, pero el sentimiento general es de '¿ahora me pedís esto cuando no está resuelto lo básico?'. Es un tema a discutir, porque creo que un sitio cuanto más uso tiene, en principio, con una persona encargada, limpieza… va a hacer que esté mejor”, señala Urda.
“En Retiro se abrió uno de los colegios con actividades dirigidas hace unos años, con el anterior Gobierno, pero no acudía nadie porque eso no hacía falta, ya tienen el parque. Sin embargo, sí que querían acceder a las pistas deportivas fuera del horario lectivo y no se les permitió”, explica la arquitecta. “Cuando están muy dirigidas, sin contar con la ciudadanía, estas cosas no funcionan”, quien considera que para que el proyecto Patios Abiertos salga adelante es fundamental involucrar a los vecinos en la decisión de los posibles usos que tendrán estos espacios, como es el objetivo del consistorio.
En el distrito de Moncloa, en Madrid, cada alumno de un centro público tiene una media de nueve metros de patio para hacer deporte, descansar, jugar o comer algo entre clases. No lejos de allí, en Chamberí o en Centro, los estudiantes disponen de menos de dos metros para hacer las mismas actividades, en ese rato tan alegóricamente llamado 'recreo'.