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La educación bilingüe en Madrid: “¿Por qué tengo que hablar en inglés?”
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"Este modelo es el futuro"

La educación bilingüe en Madrid: “¿Por qué tengo que hablar en inglés?”

Expertos, docentes, padres y alumnos analizan puntos positivos y negativos del modelo educativo. 194 institutos y 403 colegios públicos enseñan en castellano e inglés

Foto: Varios alumnos juegan en una clase de inglés. (EFE)
Varios alumnos juegan en una clase de inglés. (EFE)

Todo cambio educativo arrastra consigo dudas, como la que formuló a sus padres Gorka Callejo, de once años, cuando cumplió cinco: “¿Por qué tengo que hablar en inglés?”. El joven es alumno del colegio Luis Cernuda, ubicado en el barrio de Hortaleza, uno de los 403 colegios públicos de Madrid que han implantado el programa de enseñanza bilingüe, y, aunque al principio fue reticente, ahora habla perfectamente el idioma de Shakespeare. “Los críos son esponjas, en esta edad aprenden el idioma rapidísimo”, explica su padre. La directora del centro, Lucía Ábalos, detalla que un 30% del horario lectivo se debe impartir en inglés, y defiende una educación diferente a la concebida hasta ahora: “Usamos una metodología dinámica y lúdica, los alumnos no se limitan a los libros de texto, sino que aprenden otro idioma mediante proyectos”. Pedro Zamarro, el profesor de Educación física, lo corrobora: “Recurro a los juegos en equipo, y adapto el plan de refuerzo según las necesidades de cada uno”.

placeholder Un profesor de inglés imparte clase en un instituto de Madrid. (EFE/Mariscal)
Un profesor de inglés imparte clase en un instituto de Madrid. (EFE/Mariscal)

El programa bilingüe de la Comunidad de Madrid se inauguró en el curso escolar 2004-2005 y se desarrolla desde entonces en los centros públicos de Educación Infantil y Primaria seleccionados por la Consejería de Educación. Actualmente hay 194 institutos y 403 colegios públicos bilingües en la región. Aunque al principio se comenzaba en el primer curso de Educación Primaria, desde el 2017 se amplió la opción de incorporarlo al segundo ciclo de Educación Infantil, como han hecho 141 centros. A partir del próximo curso, sin embargo, su ampliación de tres a seis años será obligatoria de forma gradual hasta cubrir por completo la etapa formativa en 2024-25. Para algunos docentes, como María Suárez, profesora de historia en un instituto de Usera, esto es una “imposición” que dificulta el aprendizaje correcto del castellano. “Los críos no aprenden bien ni un idioma ni el otro, y eso genera frustración”. Otros, como Pedro Zamarro, lo ven positivo: “Hay que darle continuidad, este modelo es el futuro”.

El bilingüismo en Madrid

La enseñanza inmersiva del inglés es una de las apuestas de la presidenta, Isabel Díaz Ayuso. En mayo de 2019, remarcó que quería “actualizar” el proyecto del bilingüismo impulsado por Esperanza Aguirre, y lo ha repetido en numerosas ocasiones desde entonces. El Ejecutivo regional defiende que el modelo “facilita el aprendizaje de la segunda lengua e impulsa el desarrollo cognitivo de los niños” y asegura que los docentes que imparten su asignatura en inglés reciben un complemento de productividad. Otra de las aristas del modelo bilingüe es la diferencia de nivel que se exige a los profesores para dar clase. Mientras que en algunas comunidades como Asturias o Andalucía aceptan un nivel intermedio (B2) en Madrid exigen un nivel avanzado (C1).

Foto: Clase del IES Betariz Galindo de Madrid durante una huelga educativa el pasado 2017. (EFE) Opinión

Alejandro, profesor de 39 años que prefiere no dar su nombre real, confiesa sentirse “harto” de un modelo educativo que considera “una pantomima de marketing”. Lleva dos años dando clases de lengua a estudiantes de segundo de primaria en un colegio público de Madrid y cuenta que tuvo que sacarse el certificado de inglés avanzado porque veía que no le llamaban: “Algunos nos callamos por no perder el puesto, pero tenemos que tirar de dinero y paciencia para soportar un sistema deficiente”. Otros, como Ángel Callejo, director del AMPA del colegio Luis Cernuda, defiende que es natural buscar un alto nivel para impartir las clases: “Los alumnos perciben claramente cuando un profesor no está a la altura”.

La novedad de querer incorporar el bilingüismo al segundo tramo de infantil ha creado un debate en el seno de la comunidad educativa. Desde Comisiones Obreras Madrid advierten que hay pocos maestros y maestras de Educación Infantil que cuenten con la habilitación lingüística adecuada. El Ejecutivo regional defiende que, con la última convocatoria, han pasado de 858 a 1000 maestros especialistas en Infantil con dicho nivel, y añade que se está llevando a cabo un plan específico para el profesorado con la intención de que reciban apoyo en la formación. También tienen previsto contratar a un máximo de 120 auxiliares de conversación, que cobrarán 1.000 euros de salario mensual para ayudar a ampliar correctamente este modelo educativo: “Queremos ampliar y mejorar este modelo educativo escuchando a todos los implicados”, subrayan desde el Gobierno.

Foto: La educación bilingüe se está imponiendo. (iStock)
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En el área de Educación afirman que ningún centro público ha solicitado abandonar el programa de enseñanza bilingüe que tienen implantado, pero hay docentes que rebaten esta afirmación, como Paco Serrano, profesor de primaria y autor del documental 'La chapuza del bilingüismo': “No hay mecanismos para dejarlo, una vez que un centro lo aprueba no les dejan escapar”. Fuentes del Ejecutivo lo achacan a una voluntad por “desprestigiar” el modelo bilingüe, y rebaten que, en los centros donde no se ha aplicado la inmersión en inglés es porque no lo han solicitado: “El proyecto debe contar con el apoyo mayoritario del Claustro de Profesores y del Consejo Escolar del centro y para abandonarlo solo hay que seguir el mismo proceso a la inversa”, concluyen.

División por niveles

Una de las críticas más comunes al bilingüismo es la segregación que puede provocar. En la Comunidad de Madrid, los alumnos se examinan antes de acceder a los institutos y en función de su nivel de inglés se les divide en dos grupos: “sección”, donde están los más avanzados y reciben el 33% de las clases en inglés, y “programa”, donde reúnen a los que sacan peores notas y dan solo una asignatura en lengua extranjera. Todos reciben más horas de inglés que en un centro educativo normal (5 clases semanales frente a 3), pero la diferencia estriba en que, mientras que los que terminan en la “sección” cursan Inglés Avanzado e imparten en la lengua extranjera diferentes asignaturas como Ciencias Sociales y Ciencias Naturales, Física y Química o Matemáticas; los que van a la zona de “programa” disponen de actividades lúdicas y todo tipo de refuerzo en inglés, como clases de conversación con auxiliares, pero solo cursan una asignatura en ese idioma. Alicia de Miguel, estudiante de un centro en Chamberí, no logró acceder a la primera opción: “Estoy en una academia de refuerzo y seguro que mejoro mi nivel”, resume la joven. Nacho Suárez, de un colegio de Tetuán, no tiene opción de refuerzo: “A veces tiro de tutoriales de Youtube”.

Foto: ¿Para qué aprendemos idiomas? (Reuters)

Antonio Cabrales, investigador de la Universidad Carlos III y coautor del informe 'Evaluating a bilingual education program in Spain' (2017), recalca que el sistema bilingüe segrega a los alumnos en función de sus posibilidades económicas: “Los padres que no pueden ayudar con el inglés y no tienen dinero para clases de refuerzo sienten impotencia”. Daniel Sorando, doctor en Sociología, coincide: “Madrid es una de las regiones más segregadas en los centros educativos de toda Europa, en las escuelas públicas hay una sobrerrepresentación de alumnos de clases populares, con padres de origen migrante y empobrecido, y en las escuelas concertadas y privadas todo lo contrario”. Esta brecha social repercute directamente en la educación pública, según explica Sorando: “Ocurre como con la vivienda o la sanidad, que favorecen la desigualdad cada vez más”.

Cabrales subraya que la educación bilingüe tiene más sentido para dar prestigio a los centros educativos que para mejorar la educación de sus alumnos y alumnas, y que el problema es el diseño del sistema: “Para conseguir un buen nivel del idioma se pueden hacer grupos reducidos de conversación, poner lecturas y material audiovisual en algunas asignaturas, pero no es necesario impartir toda la docencia en inglés”. Y añade: “El modelo madrileño obliga por decreto a que todos los centros de nueva creación sean bilingües, y ahora lo quieren ampliar a infantil”.

Los colegios no bilingües

“El bilingüismo sería una buena opción si se aplicase de otra manera”, resume Javier Arcediano, el presidente del AMPA del colegio Palomeras Bajas. El centro, ubicado en Vallecas, es uno de los que no han solicitado pasarse a la inmersión en inglés, aunque la Comunidad se lo ha propuesto en varias ocasiones. “El problema es cómo se imparte, porque se memorizan listados de vocabulario en inglés y los críos no afianzan los conocimientos en la lengua materna”. La directora del centro asegura que no tienen nada en contra del sistema bilingüe, pero prefieren la enseñanza en castellano: “Este año hemos tenido 20 plazas de más, no queremos cambios, los padres eligen nuestro centro a conciencia”. Susana Morales, doctora en Economía y autora de 'La descentralización de la enseñanza universitaria', considera que los centros no bilingües están “en peligro de desaparición” porque los idiomas son cada vez más importantes. Arcediano concuerda en la importancia del inglés, pero recalca que este sistema no tiene en cuenta las diferencias de los jóvenes y prima al alumno que mejores notas saca. “La palabra bilingüe genera falsas expectativas, porque subordinas todo al inglés”, añade el investigador Antonio Cabrales.

Foto: Profesores y padres del colegio Palomeras Bajas. (Foto: M. Z.)

Patricia Calcerrada, de 44 años y madre de Julia, de 12, y Nico, de 9, preguntó expresamente si el colegio impartía todo en castellano antes de apuntar a sus hijos. El niño sufre dislexia y la mujer considera que en el sistema bilingüe estaría en clara desventaja: “Estoy a favor de los idiomas, pero la bilingüe no toma en cuenta las especificidades que pueden tener nuestros hijos y favorece el fracaso escolar”. En Palomeras Bajas hay una treintena de alumnos con necesidades especiales, además de etnia gitana entre sus alumnos. La atención a la diversidad es insuficiente para muchos padres: “Que un alumno se salga de la norma no debería ser un problema”, añade Calcerrada.

Mónica, profesora de historia que pide mantener su anonimato, explica que la enseñanza del inglés no va necesariamente ligada al método bilingüe: “Es imposible que un niño hable y escriba en inglés igual que en castellano, pero se ha vendido como si fuera la panacea y muchos padres lo compran porque buscan la excelencia para sus hijos”. Para esta docente, el aumento de los colegios bilingües supone una preocupación: “Muchos colegios se unen al proyecto para no sufrir recortes y sobre todo ser elegidos por las familias”. El futuro de la educación, insisten desde el área de Educación, pasa por darle cada vez más importancia al inglés. El horizonte de los colegios que solo imparten en castellano es incierto. “La Comunidad de Madrid penaliza mucho estos centros porque se salen del proyecto, y nos dan menos recursos”, concluye esta madre, que espera que se mantengan durante muchos años más los centros no bilingües.

Todo cambio educativo arrastra consigo dudas, como la que formuló a sus padres Gorka Callejo, de once años, cuando cumplió cinco: “¿Por qué tengo que hablar en inglés?”. El joven es alumno del colegio Luis Cernuda, ubicado en el barrio de Hortaleza, uno de los 403 colegios públicos de Madrid que han implantado el programa de enseñanza bilingüe, y, aunque al principio fue reticente, ahora habla perfectamente el idioma de Shakespeare. “Los críos son esponjas, en esta edad aprenden el idioma rapidísimo”, explica su padre. La directora del centro, Lucía Ábalos, detalla que un 30% del horario lectivo se debe impartir en inglés, y defiende una educación diferente a la concebida hasta ahora: “Usamos una metodología dinámica y lúdica, los alumnos no se limitan a los libros de texto, sino que aprenden otro idioma mediante proyectos”. Pedro Zamarro, el profesor de Educación física, lo corrobora: “Recurro a los juegos en equipo, y adapto el plan de refuerzo según las necesidades de cada uno”.

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