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Navarro Baldeweg, el premio nacional de 83 años que continúa pintando sin las manos
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"Pinto más que nunca"

Navarro Baldeweg, el premio nacional de 83 años que continúa pintando sin las manos

El pintor y arquitecto madrileño repasa su vida en una pequeña muestra, que puede verse hasta finales de julio en la galería Marlborough

Foto: Imagen de archivo de Juan Navarro Baldeweg. (EFE/Ismael Herrero)
Imagen de archivo de Juan Navarro Baldeweg. (EFE/Ismael Herrero)

83 años. Y Juan Navarro Baldeweg desborda vitalidad y frescura en cada palabra que pronuncia, también en sus pinturas de vivos colores y humanos trazos. El madrileño, una de las mentes más inquietas de su generación, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, Premio Nacional de Artes Plásticas y de Arquitectura, el primero concedido en 1990 y el segundo, en 2014, presenta estos días en la galería Marlborough una deliciosa y necesaria exposición que recorre más de seis décadas de vida.

placeholder 'Sueño II', de Juan Navarro Baldeweg. (Cedida)
'Sueño II', de Juan Navarro Baldeweg. (Cedida)

“Pinto más que nunca”, confiesa rápidamente, dándole un valor y una entidad que no siempre había tenido esta actividad en su dilatada trayectoria. “He tenido épocas, a veces con todo el tema del estudio de arquitectura tenía menos tiempo”, confiesa. Navarro es el responsable del Museo de las Cuevas de Altamira, en Santillana del Mar, del Centro Cultural Salvador Allende, en Santiago de Chile o del Centro de Congresos de Salzburgo, entre un centenar de construcciones.

Sin embargo, la muestra, que puede visitarse hasta el 28 de julio, se centra en su faceta como pintor y escultor, con más de una veintena de piezas que ayudan a entender la evolución y temas de sus trabajos. La galería también ha querido acompañar esta monografía con un catálogo, donde el artista realiza acertadas reflexiones alrededor del hecho de pintar. Un acto, una forma de acercarse al arte, que para Navarro tiene un alto componente físico.

Pintar sin manos

Los primeros cuadros que pueden verse en la galería madrileña están fechados en 1963. Son unas obras que tienen mucha relación con sus trabajos recientes, como si Navarro hubiera indagado en los mismos procesos durante años. Sin dejar de lado esa experiencia que siempre le ha hecho un personaje singular dentro de lo que ha sido la abstracción y la pintura no figurativa en España. “​​Esta exposición contiene principalmente realizaciones en dos modalidades de técnica: sin manos o solo con las manos”, cuenta en una de las primeras páginas. “La mayoría de las obras presentadas siguieron uno de estos dos procedimientos, aunque también las hay que son productos resultantes de la combinación de ambos”.

Foto: El grupo Ears On Earth pinchando en un evento. (Ears On Earth)

El artista se explaya un poco mas y define lo que entiende por estas dos tendencias. “Sin manos quiere decir que se hicieron solas, sin una intervención directa, pero deliberadamente regidas y contagiadas de la dinámica de un medio externo, por ejemplo, en alianza con la fuerza de la gravedad. En ellas sucede que, en ese trato determinado por la acción de tal fuerza, se obtiene gran variedad de resultados frecuentemente inesperados y azarosos”, cuenta de un modo preciso y “deliberadamente” intuitivo.

placeholder 'Noche VIII', de Juan Navarro Baldeweg. (Cedida)
'Noche VIII', de Juan Navarro Baldeweg. (Cedida)

“Cuando hablo de obras realizadas solo con las manos quiero decir que fueron hechas en un contacto físico directo, corpóreo, y por transferencia táctil. Esta exposición es indicativa de mis intereses actuales y de hace años (me refiero a los años sesenta) por concentrar la expresión en modos de hacer vinculados muy estrechamente, bien a un sistema dinámico de fuerzas naturales o bien a un contacto manual”, explica, dando a entender claramente ese vinculo directo que la naturaleza imprime en su producción. “En este último caso, me refiero tanto a lo estrictamente manual, es decir, a lo hecho con la palma de la mano o con los dedos, como a lo que implica útiles como el pincel o la tijera”.

Figuras olvidadas

La exposición, confiesa la galerista Belen Herrera, ha sido un reto. “Hemos hecho las veces de museo, trayendo obra anterior y de diferentes disciplinas”, apunta, sugiriendo también que el trabajo de Navarro Baldeweg debería tener pronto una retrospectiva mucho más amplia y diversa. No solo por su componente arquitectónico, sino por toda esa cosmogonía que Navarro ha edificado a lo largo de su carrera.

Foto: Retrato de Guillermo Mora.

Amigo personal de compositoras tan influyentes como Maryanne Amacher, de ingenieros como Luis Barragán, premio Pritzker en 1980, o de pintores españoles de enorme valía, donde se puede situar a Alfonso Albacete, Carlos Franco, Ignacio G. de Liaño, Santiago Serrano y Luis Gordillo, que ocuparon recientemente un estupenda revisión por parte de Javier Díaz Guardiola en el periódico ABC, donde les calificó como ‘La generación olvidada’.

Una generación que, según afirma Guardiola, construyó las bases de lo que era contemporáneo en la España de los setenta. Y que llama olvidada “porque La Movida, en los 80, eclipsó sus logros”. Las piezas que hay en la exposición forman un fascinante viaje interior y exterior, como también le gusta aclarar a Navarro. “La actividad creativa es muy solitaria y siempre me ha gustado ver mi progresión como travesías, parte de un juego con satisfacciones y riesgo”, describe el pintor.

Pensamiento permanente

“Es un artista que sigue siendo joven”, expresa Herrera, directora desde hace siete años de la Marlborough y con un estrecho contacto de más de dos décadas con Navarro. “Observó su mirada con un brillo especial. Vive la vida de forma apasionada".

placeholder Vista del estudio de Juan Navarro Baldeweg. (Cedida)
Vista del estudio de Juan Navarro Baldeweg. (Cedida)

Navarro se inclina sobre el lienzo y deja caer la pintura. Se desplaza, se mueve, gira sobre si mismo. Observa, mira. No pierde ningún interés ante lo que tiene delante. “Es un azar controlado”, indica. “Es como si fuera un milagro, como si una fuerza externa estuviera actuando”.

¿Que ha supuesto mirar al pasado sesenta años? “Pienso que está exposición refleja mi pensamiento permanente, sobre todo esa visión de la pintura como hecho concentrativo, con motivaciones que van saltando de una a otra”.

Foto: Escenario de Noches del Botánico, la cita estival de la música en Madrid. (NDB)

El nivel y cultura de Navarro se sintetiza en piezas nominales, que beben de la esencia japonesa o del arte norteamericano de los cincuenta, aunque siempre con la naturaleza como eje directo. “Es increíble cómo logra sintetizar unos paisajes en unas líneas. O temas como el de la escalera de Jacob en unos pocos trazos”, relata Herrera.

Finalmente, Navarro se despide contando cómo durante una época bajaba al manzanares a realizar dibujos. “Esa visión, la del medio ambiente, siempre me ha interesado. Es algo determinante en mi trabajo”. Un arquitecto, con alma de pintor y sensibilidad hacia la naturaleza. Una rara avis.

83 años. Y Juan Navarro Baldeweg desborda vitalidad y frescura en cada palabra que pronuncia, también en sus pinturas de vivos colores y humanos trazos. El madrileño, una de las mentes más inquietas de su generación, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, Premio Nacional de Artes Plásticas y de Arquitectura, el primero concedido en 1990 y el segundo, en 2014, presenta estos días en la galería Marlborough una deliciosa y necesaria exposición que recorre más de seis décadas de vida.

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