Así son las calles de Madrid donde más se vota al PP y a Podemos
Hay siete manzanas del barrio de Salamanca donde el Partido Popular se lleva el 77% de los votos. Podemos arrasa en las calles en las que nació. Nos vamos de paseo por los núcleos más duros
¿Sabe a quién vota su vecino? Afortunadamente, no hay forma de averiguar qué partido es el ganador en nuestro edificio, pero sí es posible ajustar el microscopio hasta la unidad electoral más pequeña: la sección censal, que suele abarcar en torno a un millar de electores en un puñado de manzanas.
La ciudad de Madrid se divide en 2.420 secciones censales. Consultando los datos provisionales del 20-D remitidos a este diario por el Ministerio del Interior, hemos recorrido las dos que tienen el porcentaje más alto de votos para el Partido Popular y para Podemos.
De Juan Bravo a la calle Zurita
El palacio de Amboage se alza majestuoso en la esquina de las callesVelázquez yJuan Bravo, en pleno barrio de Salamanca, y lleva el nombre del millonario marqués que lo ordenó construir a principios del siglo XX para establecer en él su residencia. Durante la Guerra Civil llegó a ser sede del Ayuntamiento de Madrid, y en 1940 fue vendido al Estado italiano, que desde entonces tiene allí su embajada. Es sin duda el edificio más emblemático de la sección censal 2807904115, en la queel PP se lleva el 77,7% de los votos.
"Voy a votar al PP porque tienen experiencia de Gobierno, no me fío de los demás. Que esto es un país, no una fabriquita". Candela pasea del brazo de su hija Candela (embarazada, quizás de una futura Candela) por Núñez de Balboa, donde todas las casas tienen a su portero en la acera. "Aunque a Rajoy igual habrá que cambiarlo, porque están todos contra él. ¿La corrupción? Hay casos en todos los partidos", reflexiona frente a un inmueble con escudo heráldico en la fachada.
La calle Zurita, en el corazón de Lavapiés, también tiene un inmueble cargado de capital simbólico. Es el Teatro del Barrio, una cooperativa cultural pilotada por el actor Alberto San Juan, donde se han representado montajes como 'Ruz-Bárcenas','El Rey' o 'Yak-42, no te re-conozco'... y donde se celebró el acto de presentación de Podemos en enero de 2014.
Imposible saber si es causa o consecuencia, pero lo cierto es que la sección censal con mayor porcentaje de voto a Podemos en toda la ciudad (47%) es exactamente el epicentro del terremoto que acabaría sacudiendo al país entero. En las dos manzanas que conforman la sección 2807901051 no solo está el escenario de la presentación en sociedad del partido, sino que también se encontraba el café-librería La Marabunta, el local donde se gestó Podemos. Hay incluso una placa que lo recuerda.
Por tanto, no debería sorprendernos que, mientras subimos por sus cuestas flanqueadas por ropa tendida y carteles que anuncian conciertos de música africana, las primeras personas que veamos sean... los miembros del círculo de Podemos Lavapiés, sentados en el bordillo de la acera. "En su momento nos metimos porque veníamos a los bares y librerías de por aquí", explican. La frontera entre vecinos de un barrio y activistas de un partido nunca fue tan difusa.
La conversación gira en torno al acto de cierre de campaña y el uso de banderas de España. Los partidarios de la idea intentan convencer a los más reacios apelando a la famosa intervención de Pablo Iglesias en la que recordaba haber hecho "el ridículo" intentando celebrar la victoria de la selección española en el Mundial con banderas republicanas, precisamente en la plaza de Lavapiés.
'Gin-tonics' y cañas
José Ramón camina por las perfectas cuadrículas del barrio de Salamanca, sin cuestas ni calles sinuosas, empujando un carrito de bebé en la calle Juan Bravo. "Yo siempre he votado al PP, pero creo que esta vez voy a votar a Ciudadanos. Estoy harto de Rajoy. Está claro que se tiene que ir, y como no se va, pues voto a otro. Eso sí, no es que se tenga que ir Rajoy, es que se tendrían que ir los cuatro por inútiles. En una empresa estarían todos despedidos".
Es una mañana de un día laborable y el barrio está tranquilo en la sección que nos ocupa, de solo siete manzanas. Por sus calles, mayoría de mujeres bien vestidas, solas o en parejas, entrando en las tiendas de ropa, de antigüedades y de decoración que predominan en la zona. Eso sí, con pocas ganas de hablar con desconocidos, y menos de política: "Uy, uy, de eso no hablo", ríe una mientras se aleja por la calle Padilla, entre la residencia del embajador de Bélgica y la sede de la Fundación Juan March.
Un poco más arriba, una gran armería exhibe fotos de sus clientes posando junto a grandes animales abatidos. "Aquí vienen cazadores de todas las ideologías", aseguran al conocer el objeto de nuestro reportaje. En el bulevar de Juan Bravo, camareros perfectamente uniformados comienzan a montar las terrazas para servir los primeros 'gin-tonics'del día en copa de balón.
Mientras tanto, en la calle Ave María de Lavapiés, los camareros no llevan pajarita y ya empiezan a caer las primeras cañas al solecito para celebrar la llegada del verano. Estamos en uno de los núcleos de arte urbano en la ciudad, y en los muros es fácil encontrar ejemplos de plantillas en los que la política se cruza con la cultura pop, como el rostro de Alberto Garzón con la leyenda "Garzón Melofo" (abreviatura de "me lo follaría"). Incluso hay una con la imagen del líder de IU junto a la entrada de la sede del círculo de Podemos. "Eso es que vienen a provocar", comentan medio en broma medio en serio.
Y es que el matrimonio de Podemos e Izquierda Unida es un tema sensible. "Yo siempre he votado a IU", cuenta Mónica mientras pasea a su bulldog francés. "Ahora votaré a Unidos Podemos porque van juntos, pero no me convence mucho lo de la confluencia. Podemos es un buen proyecto, pero no me gusta Pablo Iglesias, me parece muy prepotente".
Al doblar la esquina, hablamos con Israel, que votó a Podemos en diciembre pero esta vez no acudirá a las urnas, parte por hartazgo y parte por descuido: "Estoy empadronado en Cáceres, últimamente he tenido mucho lío con mi sala de teatro y no he sacado tiempo para hacer las gestiones. Ya vota a Podemos toda la gente de mi entorno".
Pero si a Pablo Iglesias se le ponen algunas pegas en Lavapiés, desde luegogusta bastante menos entre los transeúntes de la calle Lagasca, donde mujeres latinoamericanas sacan de paseo en silla de ruedas a ancianas de porte elegante espléndidamente acicaladas. Un matrimonio de mediana edad (él con camisa azul marino, ella con traje de chaqueta y joyas) se detiene a charlar con nosotros frente a la parroquia francófona de San Luis de los Franceses.
"No se puede votar a Podemos, hay muchísimo dinero esperando para entrar en España que depende de eso. Mira lo que pasa con las fábricas de coches, que ahora muy bien, pero si se lo pones difícil a las empresas se van a otros países con sindicatos menos politizados. Y luego dirán 'la culpa es de los empresarios'. No mira, la culpa es tuya que eres tonto". El ejemplo del automóvil parece un éxito de comunicación del Partido Popular: tanto De Guindos como Rajoy lo usaron como bandera en sus recientes debates.
La pareja tiene ganas de hablar: "Mira, yo viajo mucho al extranjero y hay otra cultura". ¿Por qué? "¡Porque la gente quiere trabajar! Aquí lo primero que hace alguien cuando le ofrecen trabajo es preguntar por las condiciones, España es un país de vagorros". Intentamos ir acabando la conversación, pero la puerta ya está abierta y no hay quien la cierre, vamos sin frenos: "Y luego está el tema de los refugiados. Que lo de Siria es un tragedia, pero esa gente no son como nosotros, son los nuevos bárbaros que nos invaden". Bueno, hombre, tengamos en cuenta que... "Sí, sí, si hay que respetar a todos, muy bien, si yo respeto. Los gais, por ejemplo, yo tengo muchos amigos gais", apunta ella, antes de que su marido reflexione 'motu proprio' sobre la homosexualidad: "Es una desviación como otra cualquiera... Si a mí me sale un hijo gay, pues lo respetaría, pero le diría 'chaval, eres gilipollas, con las tías que hay por ahí'".
Vale, vale, suficiente, ¿podrían posar para un retrato? "Ah no, no";el marido echa a andar mientras la mujer se queda con nosotros. Bueno, pues a usted sola, señora. La mujer mira en silencio al marido. "No, no que no te saquen". No hay foto.
De vuelta en Lavapiés, no todo es voto joven para Podemos. Pilar camina cuesta arriba a duras penas bajo un balcón del que cuelga una descolorida bandera republicana. Necesita que nos acerquemos mucho para escucharnos bien. ¿Usted a quién va a votar, Pilar?
"Uy hijo, el voto es secreto. Pero sí creo que tiene que entrar gente nueva, gente joven, porque los que están ya sabemos lo que han hecho". Pero el PSOE tampoco es nuevo, ¿no?. "No, no, el PSOE ya sabemos lo que son también". Sonríe cuando le decimos que va a votar a Podemos. "A ver qué les dejan hacer, porque a lo mejor tienen muchas ideas y luego no las pueden poner en práctica. Lo que no puede ser es esto de estar robando a costa de los pobres, llevándose el dinero fuera y yo aquí con una pensión que no me da para nada.Menos mal que me ayudan mis hijos". Bueno, el tema delas pensiones es complicado, porque... "Mira, yo he pasado una guerra, he pasado de todo, ya sé lo que hay. Necesitamos cosas nuevas".
¿Y si lo nuevo es peor que lo anterior? "Pues si no sale bien, en cuatro años votamos otra vez".
¿Sabe a quién vota su vecino? Afortunadamente, no hay forma de averiguar qué partido es el ganador en nuestro edificio, pero sí es posible ajustar el microscopio hasta la unidad electoral más pequeña: la sección censal, que suele abarcar en torno a un millar de electores en un puñado de manzanas.
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