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Gusanos I+D: lombrices de tierra para sanar los viñedos gallegos
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VITICULTURA REGENERATIVA

Gusanos I+D: lombrices de tierra para sanar los viñedos gallegos

Una bodega de las Rías Baixas emplea invertebrados para transformar las cáscaras de la uva en abono. La vid y el vino han mejorado: producen más y sabe mejor. Gusanos y 'big data' no son incompatibles

Foto: Viñedos ecofertilizados de Terras Gauda en O Rosal.
Viñedos ecofertilizados de Terras Gauda en O Rosal.

Lo llaman viticultura regenerativa. Es la propia tierra sanándose con sus propios recursos. Y aunque resulte paradójico, las lombrices y el Big Data cooperan para volver al origen. Que no les extrañe el gusano flotando en el mezcal mexicano. En las bodegas de Terras Gauda (DO Rías Baixas) han logrado que las típicas lombrices de tierra se coman el bagazo —la cáscara de la uva— lo digieran y lo transformen en un abono orgánico de primera, rico en microorganismos, para las vides.

¿Y cómo llega el gusano al I+D de la viticultura moderna? En mayo de 2021, se embarcaron en este proyecto que tiene su origen en la economía circular y en la inteligencia natural en las orillas del río Miño, que hace frontera con Portugal. Se meten las lombrices en un vermirreactor —un contenedor rectangular de cuatro metros— diseñado por la Universidad de Vigo donde se acelera el proceso de biooxidación; se meten los restos de pisar las uvas para alimentar las lombrices y de sus excrementos —que caen en una malla de recogida— sale un excelente fertilizante llamado vermicompost.

placeholder Vermirreactor, donde los gusanos transformar el bagazo en abono. (Cedida)
Vermirreactor, donde los gusanos transformar el bagazo en abono. (Cedida)

Probaron con 50 toneladas (50.000 kilos) de bagazo —pieles, semillas y el cabo de los racimos— y el resultado fue excelente, señala Emilio Rodríguez Canas, director enológico de la bodega. Cuenta que mejoró la oxigenación del suelo en la línea de cepas y su calidad, nutriéndolo como ocurre con nuestra microbiota intestinal para regenerarlo desde dentro. El suelo, como los gatos, puede tener muchas vidas si se regenera. Es la tierra la que le otorga a la vid una personalidad única y no hay dos iguales, apunta el enólogo. La primera conclusión de este experimento es que abonar las vides con los excrementos de los gusanos inciden "muy positivamente en la salud y en la productividad de las vides". En resumen, de las cáscaras vacías de la uva sale un biofertilizante ecológico con propiedades bioestimulantes y antiplaguicidas.

Del bagazo, subproducto de la vinificación, también se destila el orujo gallego o la grappa italiana que también demanda Argentina y Uruguay, pero gestionar el excedente se había convertido en un problema que les obligaba a recurrir a un gestor autorizado de residuos. Esta apuesta por la viticultura regenerativa tiene otra ventaja: reducen los costes energéticos —y la huella de carbono— de tratar el bagazo y lo autogestionan sin residuos para revalorizarlo como abono. Y todo con un contenedor, tierra y lombrices. La naturaleza ofreciendo soluciones para curarse.

Big Data para anticipar plagas

Los gusanos no son la única vía abierta por esta bodega gallega para aplicar la inteligencia natural en los viñedos y prescindir de químicos buscando soluciones en la propia naturaleza. En plena pandemia, Terras Gauda se embarcó en Bettersoil, una investigación trasatlántica con fondos europeos (Feder) para el crecimiento inteligente (453.567 euros) junto a finca Von Wittgenstein, en Alpamanta (Argentina).

El objetivo: averiguar si las técnicas de intensificación ecológica mejoran la vitalidad del viñedo. Se implicaron, del lado gallego del Atlántico, el catedrático de Zoología de la Universidad de Vigo, Jorge Domínguez Martín —uno de los mayores especialistas del mundo en ecología del suelo—, y del sudamericano, el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), en la provincia de Mendoza.

"En la primera, la vid ganó en clorofila, produjo más uvas y resistió mejor agresiones y plagas"

Para probarlo, durante tres años se aisló una parcela específica de una hectárea en los viñedos de O Rosal y otra idéntica y contigua como testigo. En una se removió la tierra a mano, se reforzó la cubierta vegetal y aplicó el abono de los gusanos; en la otra no. "En la primera, la vid ganó en clorofila, produjo más uvas y resistió mejor agresiones y plagas", señala Canas. ¿Y el resultado del experimento en la copa? Durante los años 2020, 2021 y 2022 se realizaron catas a ciegas. Ganó el vino fertilizado por los excrementos de las lombrices, tanto "por su perfil aromático como por el equilibrio de matices en boca".

En marcha está también FlexiGrobots, en el que participan 16 empresas y ocho grupos científicos internacionales para robotizar las bodegas implementando la inteligencia artificial y el big data. Los viñedos de O Rosal, casi en la frontera lusa, son el campo de pruebas en España para completar un estudio con robots y mapeos aéreos que tiran de IA (inteligencia artificial) para anticipar las plagas y atajar al peor enemigo del vino.

Lo llaman viticultura regenerativa. Es la propia tierra sanándose con sus propios recursos. Y aunque resulte paradójico, las lombrices y el Big Data cooperan para volver al origen. Que no les extrañe el gusano flotando en el mezcal mexicano. En las bodegas de Terras Gauda (DO Rías Baixas) han logrado que las típicas lombrices de tierra se coman el bagazo —la cáscara de la uva— lo digieran y lo transformen en un abono orgánico de primera, rico en microorganismos, para las vides.

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