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Investigación contrarreloj por Déborah: 15 días para que prescriba un crimen de 2002
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el 30 de abril se cumplen 20 años

Investigación contrarreloj por Déborah: 15 días para que prescriba un crimen de 2002

La jueza encargada del caso ocurrido en Vigo acelera las diligencias ante la proximidad del 30 de abril, fecha en que decaerán todas las responsabilidades, excepto la del exnovio

Foto: La plataforma Feminismo Unitario denuncia en una concentración la situación en que se encuentra la investigación del asesinato de Déborah Fernández en Vigo. (EFE/Salvador Sas)
La plataforma Feminismo Unitario denuncia en una concentración la situación en que se encuentra la investigación del asesinato de Déborah Fernández en Vigo. (EFE/Salvador Sas)

Este 30 de abril se cumplen 20 años del día en que Déborah Fernández fue vista por última vez con vida. Salió a correr por la playa viguesa de Samil, cerca de su casa, y nunca volvió. Es una fecha marcada en rojo en el calendario de la jueza que en noviembre pasado reactivó el caso, la fecha en la que prescriben eventuales responsabilidades de un crimen que se cerró inicialmente sin ningún imputado y se ha reabierto tras una tenaz lucha de la familia de la víctima. Su exnovio, P. P. S., es ahora el único investigado. Para cualquier otro posible sospechoso, las responsabilidades decaen en 15 días. Para evitarlo, la titular del juzgado ha ordenado acelerar todas las pruebas pendientes de un procedimiento de instrucción dudosa y repleto de misterio.

El cuerpo desnudo y sin vida de Déborah apareció 10 días después de su desaparición entre unos matorrales, en un escenario repleto de pistas falsas colocadas por la persona o personas que depositaron allí a la malograda joven, que contaba con apenas 21 años. La causa se archivó en 2010 sin pruebas para imputar a nadie, pero la campaña de la familia de la joven para adelantarse a la prescripción del delito consiguió que la titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Tui reabriera la causa. También que se exhumase el cadáver, lo que permitió obtener material genético de las uñas que no había sido inspeccionado en la primera autopsia. Finalmente, el exnovio declaró por primera vez en sede judicial el pasado 11 de marzo, ya como investigado.

Foto: José Carlos Fernández-Cervera y Rosa Neira, padres de Déborah Fernández, llegan a los juzgados, este jueves, en Tui, Pontevedra. (EFE)

Para P. P. S., la prescripción ha quedado interrumpida, una situación que no es extensible a toda la causa. Así lo refleja la jueza en un reciente auto, en el que afirma que el plazo vence el 30 de abril, salvo para el exnovio, lo que significa que no habrá acciones penales para cualquier otra persona investigada como cómplice o encubridora, incluso en el caso de que se autoinculpara de los hechos.

La proximidad de la prescripción ha obligado a agilizar las diligencias, con especial atención a las encaminadas a reunir las pruebas recabadas tras la reapertura de la causa. Entre ellas, nuevas declaraciones ya solicitadas e informes de cotejos y muestras biológicas. Es el caso de los estudios del Instituto Nacional de Toxicología y el que realiza la empresa Lazarus Technology. Esta última, la misma que recuperó los datos del móvil de Diana Quer, fue la que alertó meses atrás del borrado a conciencia del disco duro del ordenador que Déborah tenía en su cuarto, y ahora debe concluir un trabajo de rescate de los correos y mensajes que la joven viguesa intercambió los días anteriores a su muerte. Toxicología, por su parte, halló el rastro genético de un varón caucásico bajo las uñas del cadáver, pero falta por extraer su perfil y ver si coincide con alguna de las 30 muestras extraídas a personas del círculo cercano de la joven.

placeholder Cartel de búsqueda de Déborah Fernández. (Foto: Atlas)
Cartel de búsqueda de Déborah Fernández. (Foto: Atlas)

En su comparecencia ante la jueza, el exnovio, sobre el que recaen todas las sospechas de la familia de Déborah, defendió su inocencia y negó haber estado con la chica el día de su desaparición. P. P. S. respondió a las preguntas de la titular del juzgado, del fiscal y de su letrado, aunque se acogió a su derecho a guardar silencio y no responder al interrogatorio de los letrados de la familia de la chica. Su testimonio no contribuyó a aclarar los hechos, según reconoció el abogado de la familia, pero sí evidenció, según este, nuevas contradicciones.

"La actuación policial de los primeros meses fue absolutamente negligente. Si se hubieran hecho bien las cosas en 2002, no estaríamos aquí"

La familia ha lamentado reiteradas veces la “enorme chapuza” de la instrucción del caso Déborah Fernández desde sus primeros momentos. “Lo seguiremos diciendo, moleste a quien moleste: la actuación policial de los primeros meses fue absolutamente negligente. Si se hubieran hecho bien las cosas en 2002, no estaríamos aquí”, lamentó su hermana tras la declaración del exnovio. Las peticiones de que esa persona compareciera en sede judicial fueron rechazadas reiteradamente durante la instrucción inicial.

La prescripción de la causa adquiere mayor relevancia ante la hipótesis, expresada por los equipos policiales que han colaborado en la investigación, de la participación en los hechos de más de una persona. Si no en el crimen, al menos en la ocultación y traslado del cadáver, que apareció a unos 40 kilómetros de donde se la había visto por última vez con vida.

Foto: Cartel de búsqueda de Déborah Fernández. Foto: Atlas

Fueron precisamente las contradicciones en los distintos interrogatorios a los que fue sometido el único imputado, junto con los resultados de las muestras de fibra halladas debajo de las uñas de Déborah, las que provocaron su citación en calidad de imputado. Las fibras coinciden con la tela de una manta que le perteneció, pero sus abogados argumentan que se trata de un material muy común, por lo que le restan relevancia. También el coche del hasta ahora único sospechoso y otras de sus pertenencias han sido analizados. Todas las partes solicitaron nuevas diligencias, que son las que ahora la jueza urge concluir.

Las incógnitas del caso siguen siendo abundantes. Déborah falleció entre seis y nueve días antes de ser encontrada, y los investigadores consideran que su cadáver se mantuvo la mayor parte de ese periodo en un lugar frío y oscuro. Las pruebas forenses demostraron que falleció vestida y que no fue despojada de su ropa hasta entre 12 y 17 horas más tarde, después de que su cuerpo fuera lavado.

Si la evidente voluntad de crear pistas falsas es un enigma —entre ellas, un preservativo usado cuyo análisis genético no coincidía con el del sospechoso—, otro tanto ocurre con la causa última del fallecimiento. Los abogados de la familia han descartado en todo momento la muerte súbita que los forenses apuntaron como posible. Se especula con una muerte violenta por sofocación, pero los especialistas que inspeccionaron el cadáver no encontraron fracturas ni señales de estrangulación. Son los retos a los que tiene que hacer frente una investigación que pronto no admitirá ningún sospechoso más.

Este 30 de abril se cumplen 20 años del día en que Déborah Fernández fue vista por última vez con vida. Salió a correr por la playa viguesa de Samil, cerca de su casa, y nunca volvió. Es una fecha marcada en rojo en el calendario de la jueza que en noviembre pasado reactivó el caso, la fecha en la que prescriben eventuales responsabilidades de un crimen que se cerró inicialmente sin ningún imputado y se ha reabierto tras una tenaz lucha de la familia de la víctima. Su exnovio, P. P. S., es ahora el único investigado. Para cualquier otro posible sospechoso, las responsabilidades decaen en 15 días. Para evitarlo, la titular del juzgado ha ordenado acelerar todas las pruebas pendientes de un procedimiento de instrucción dudosa y repleto de misterio.

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