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La enésima fiebre del wolframio: la crisis de suministros reactiva la minería en Galicia
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Proveedora privilegiada de la Alemania nazi

La enésima fiebre del wolframio: la crisis de suministros reactiva la minería en Galicia

Sacyr trata de explotar la histórica San Fins, pero deberá hacer frente a los ecologistas y a los requisitos del Consejo de Seguridad Nuclear

Foto: Fotografía del cartel de película 'Lobos sucios' donde se recrean las minas de wolframio. (EFE/Felipe Rodríguez)
Fotografía del cartel de película 'Lobos sucios' donde se recrean las minas de wolframio. (EFE/Felipe Rodríguez)
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En San Fins (Lousame, provincia de A Coruña), la minería es milenaria. Una investigación realizada por la Cámara Oficial Mineira de Galicia reveló que su yacimiento de estaño se explota desde la Edad del Bronce. Pero su período de mayor actividad fue durante los años de la Segunda Guerra Mundial, cuando España se convirtió en un proveedor privilegiado de wolframio de la Alemania nazi, que lo usó para los blindajes de sus tanques y en la cabeza de sus proyectiles. Caída la demanda, la mina acabó cerrando en 1990 y aquel poblado próximo a la ría de Noia se rehabilitó como museo, pero Sacyr quiere recuperar sus reservas. Aunque para ello deberá disipar las reservas del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), que ha condicionado el proyecto a un estudio radiológico que realizará la Xunta.

Los minerales que Sacyr quiere extraer de San Fins —a través de su filial Tungsten San Finx SL— son, además del wolframio o tungsteno, el cobre y el tántalo, uno de los componentes del coltán, que al incremento sostenido de su cotización en los últimos años suma una tendencia alcista derivada de la escasez global de materias primas en los últimos meses. Pero del subsuelo de la mina emerge también uraninita, como reveló recientemente un estudio de la Universidad de Oviedo, lo que ha llevado al CSN a reclamar a la Xunta la exigencia del estudio.

Ya lo apuntaba en 1981 un informe realizado por la Comisaría de Energía y de los Recursos Minerales, del Ministerio de Industria

La urgencia para poner en marcha el proyecto choca con organizaciones como Ecologistas en Acción, que, basándose en el estudio científico, trasladaron a la Xunta y al Consejo de Seguridad Nacional la existencia de "concentraciones significativas de uranio, mineral radiactivo de elevada peligrosidad". Los conservacionistas sostienen que la mina tendría que someterse en todo caso a una evaluación de impacto ambiental, por tratarse de una explotación en la que hay sulfuros que provocan drenajes ácidos con elevadas concentraciones de metales pesados, y por estar a menos de un kilómetro de varios núcleos de población. La presencia de uranio complica un poco más su futuro. "Se hace imprescindible que la mina sea objeto de un estudio radiológico que permita determinar los posibles impactos sobre el ambiente y la salud de las poblaciones aledañas y de los trabajadores en la propia explotación", sostiene la organización ecologista.

La posible presencia de uraninita en San Fins no es una sorpresa. Ya lo apuntaba en 1981 un informe realizado por la Comisaría de Energía y de los Recursos Minerales, del Ministerio de Industria. Transcurridos 40 años, el Departamento de Geología de la Universidad de Oviedo confirma aquellas apreciaciones. Para Ecologistas en Acción, las concentraciones de uranio no son suficientes para justificar el aprovechamiento comercial.

Los promotores se encuentran así con un nuevo obstáculo en su carrera para explotar una mina que detuvo su actividad en 1990. Los intentos de reactivarla se iniciaron en 2009, cuando fue reabierta por Incremento Grupo Inversor, que tuvo que abandonar el proyecto cuatro años más tarde por falta de financiación. Sacyr la adquirió en 2015 a través de su división Valoriza Minería y su filial Tungsten San Finx, para iniciar un proceso que le permita extraer los filones de cuarzo con casiterita (estaño) y wolframita (wolframio), con unas reservas probables de hasta 800.000 toneladas de mineral. Contó para ello con el beneplácito de la Xunta, lo que le ha costado la imputación a un alto cargo del Gobierno gallego y las exigencias del CSN.

El proyecto se encuentra paralizado por la ausencia de una licencia de vertido, uno de los problemas de tramitación de la explotación que provocaron la imputación de quien fue director general de Enerxía e Minas de la Xunta durante una década, Bernardo Tahoces. La justicia lo investiga por un presunto delito de prevaricación ambiental por la reapertura de la mina. Se le acusa de aprobar la vuelta de la actividad sin exigir un nuevo estudio de impacto ambiental ni autorización para el vertido de aguas residuales.

La mina se encuentra a tan solo 7 km del espacio de la Red Natura 2000 Esteiro do Tambre y de los bancos de marisqueo de la ría de Noia

La empresa sostiene que cumple con todos los requisitos. "Uno de los mayores retos consiste en la adaptación de la mina histórica a las necesidades y técnicas del siglo XXI. El medio ambiente y la sostenibilidad son dos de las máximas prioridades de Valoriza Minería. Por ello, la explotación está siendo adaptada a métodos de extracción y procesamiento de mineral más eficientes", afirma la filial de Sacyr.

El proceso pasa no solo por la justicia o el CSN. También ha llegado al Parlamento Europeo, en el que este verano, nueve eurodiputados de los Verdes, tras una docena de preguntas parlamentarias y varias quejas y peticiones, lanzaron una interpelación a la Comisión Europea para que inicie un procedimiento de infracción contra España por los "vertidos con metales pesados" procedentes de San Fins. La mina se encuentra a tan solo siete kilómetros del espacio de la Red Natura 2000 Esteiro do Tambre y de los bancos de marisqueo de la ría de Noia.

El Consejo de Seguridad Nuclear también ha alertado a Tungsten San Finx de un posible incumplimiento del Reglamento de Protección Sanitaria contra Radiaciones Ionizantes, una normativa que exige declarar ante el departamento de Industria de la comunidad autónoma las actividades mineras donde existan fuentes naturales de radiación. El área de Industria de la Xunta tiene la obligación de remitir dicha declaración a la Dirección General de Política Energética y Minas y al ente encargado de la Seguridad Nuclear. "No obstante, hasta la fecha, no se ha recibido en el CSN copia de la declaración correspondiente a dicha explotación minera", señala el organismo en su requerimiento a la empresa.

En San Fins (Lousame, provincia de A Coruña), la minería es milenaria. Una investigación realizada por la Cámara Oficial Mineira de Galicia reveló que su yacimiento de estaño se explota desde la Edad del Bronce. Pero su período de mayor actividad fue durante los años de la Segunda Guerra Mundial, cuando España se convirtió en un proveedor privilegiado de wolframio de la Alemania nazi, que lo usó para los blindajes de sus tanques y en la cabeza de sus proyectiles. Caída la demanda, la mina acabó cerrando en 1990 y aquel poblado próximo a la ría de Noia se rehabilitó como museo, pero Sacyr quiere recuperar sus reservas. Aunque para ello deberá disipar las reservas del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), que ha condicionado el proyecto a un estudio radiológico que realizará la Xunta.

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