Una frontera a cal y canto: calma total en el paso más concurrido entre España y Portugal

Una de las fronteras más permeables de Europa se ha convertido estos días de confinamiento en una línea blindada. Apenas 2.300 personas cruzan a diario por alguno el puesto de Tui (Pontevedra), un hervidero de tráfico y peatones cualquier día anterior a la pandemia. Los habitantes de la zona comienzan a habituarse a una separación que aún tiene un largo recorrido por delante, después de que, el pasado lunes, el Gobierno portugués decidiera prorrogar el bloqueo de su frontera con España hasta al menos el 15 de mayo. Pero las autoridades locales prevén un impacto económico acentuado por la súbita pérdida de la condición transfronteriza.

Ese 15 de mayo se cumplirán dos meses desde el cierre fronterizo, que el 16 de marzo se aplicó con nueve únicos pasos entre los dos países. El de Tui es de largo el más activo pese a las restricciones, al concentrar en este primer mes cuatro de cada diez movimientos totales entre uno y otro país. En total han sido 70.432 personas las que cruzaron entre esa localidad y Valença do Minho, más del triple que el siguiente (Vilar Fomoso, en Guarda, con 23.335), según los datos facilitados por el Ministerio de Administración Interna de Portugal, que incluyen todos los puestos habilitados desde Tui a Ayamonte (Huelva).

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Los ciudadanos que cruzaron la frontera entre España y Portugal en este primer mes fueron 169.616 ciudadanos, de los que más de 1.500 vieron impedido el acceso. La conexión Tui-Valença es también en la que se denegaron más tránsitos, ya que 472 se denegaron por incumplir los requisitos exigidos para cruzar de un lado a otro.

El estado de alarma en España y Portugal ha frenado en seco la relación entre dos localidades, Tui y Valença do Minho, que hace apenas dos meses celebraban el octavo aniversario de la Eurociudad que conforman, con un pleno transfronterizo en el que estrechaban su unión y hablaban de compartir instalaciones.

El estado de alarma en España y Portugal ha frenado en seco la relación entre dos localidades, Tui y Valença do Minho

No abundan los datos sobre el intercambio de personas en ese paso fronterizo antes de la pandemia, pero se estima en decenas de miles diarios. Solo por el puente internacional de la A-55, actualmente abierto únicamente para el tránsito de camiones autorizados, circulaban cada día en torno a 16.000 vehículos, a los que hay que sumar otros 4.300 que atravesaban el puente antiguo, para tráficos más locales.

Las consecuencias de este nuevo e inesperado aislamiento preocupa a las autoridades portuguesas y españolas. La Diputación de Pontevedra y la Agrupación Europea de Cooperación Transfronteriza Río Minho (AECT) han encargado un estudio de urgencia, con el fin de conocer el impacto socioeconómico del cierre en el Miño. Este análisis se realizará mediante entrevistas telefónicas o por videoconferencia con representantes políticos y sociales de todos los municipios de ambos lados de la frontera, y también con un seguimiento de los medios de comunicación y de las redes sociales.

El informe pretende facilitar un primer acercamiento al impacto territorial para avalar la toma decisiones a corto plazo, con independencia de las que se puedan adoptar más adelante, según explicó en su presentación el diputado de Cooperación Transfronteriza y director de la AECT Río Minho, Uxío Benítez.

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“El efecto de la pandemia en la frontera es doble, incide sobre la salud y la economía local, como en todas partes, pero, además, afecta a todos los flujos de la frontera en un territorio fuertemente interrelacionado”, subraya Benítez, que territorios transfronterizos, “que son los que más están acusando esta crisis”. “Nos encontramos en una etapa en la que se están construyendo eurociudades, servicios públicos y organismos compartidos, y sobre todo en la que la vida cotidiana de las personas, de las familias y de las empresas se desarrolla en las dos orillas del río, de manera que las limitaciones tienen un impacto diferente y más profundo que es necesario atender”.

Los alcaldes de Tui y Valença avalan estas opiniones. “Vivimos con los gallegos y los gallegos viven con nosotros”, describe el regidor portugués, Manuel Lopes, que considera que la recuperación económica no llegará sin restablecer antes la libre circulación. El comercio es un sector fundamental para la economía de Valença, con un sobresaliente peso de la clientela española.

Del lado tudense, el alcalde, Enrique Cabaleiro, apunta que la de su municipio es la frontera con más tránsito de vehículos de España y su carácter “continuista”, como si ambas localidades fueran una sola. “Las zonas industriales y comerciales están pegadas”, subraya.

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La evolución del coronavirus en Portugal, con 19.000 casos confirmados y 657 fallecidos, dista mucho de la de España. Pero las autoridades del país vecino no bajan la guardia, y mucho menos en el norte del país, entre Oporto y Valença do Minho, donde reside un tercio de la población pero se concentra el 59% de los infectados y el 57% de los muertos por Covid-19.

En Portugal se atribuye ese desfase a la mayor industrialización del norte, con sectores en los que existen más dificultades para implantar sistemas de teletrabajo.

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A medida que la situación se prolonga, las administraciones de ambos países intentan establecer medidas para facilitar el tránsito para ciudadanos que tienen su puesto de trabajo al otro lado de la frontera. Es el caso de la acordada por los alcaldes de los ayuntamientos limítrofes de Vila Nova de Cerveira, Fernando Nogueira, y Tomiño, Sandra González, que se reunieron por videoconferencia para estudiar cómo facilitar el tránsito de las personas que necesitan cruzar el Miño a diario.

A pesar de el cierre de gran número de industrias en el lado portugués, muchos trabajadores españoles acuden a fábricas del sector alimentario o del transporte en Portugal. Los ayuntamientos fronterizos están emitiendo certificados de residencia y de circulación por vía digital que permiten el paso por el puesto de Tui-Valença, el único disponible en la provincia de Pontevedra.