Envían a un hombre a prisión en Galicia por saltarse el confinamiento hasta once veces
El 30 de marzo pasó ante el juez, pero le dejó en libertad a la espera de juicio. Algo que no le desanimó a seguir incumpliendo las restricciones. El auto afirma que respondía con "risas" a los agentes
A estas alturas del confinamiento no hay 'pasacalles' policial, 'charanga' en los balcones, montón de puzles o batería de series capaces de llenar las horas muertas de un encierro que ya roza el mes desde que se decretó el estado de alerta contra el coronavirus. Por picaresca o por temeridad estas semanas nos ha dejado escenas de gente que se va a la playa a pasear para desconectar, a correr por el monte, citas furtivas en el supermercado y otras tantas estampas, muchas de ellas sancionadas dentro del medio millón de multas y detenciones que se han llevado a cabo este mes.
Pero lo de que alguien llegase a incumplir tantas veces la cuarentena que hubiese ingresado en la cárcel no se había oído tanto. Es el caso de un ciudadano gallego que ingresó este sábado en la prisión de Teixeiro por incumplir las restricciones de movimiento al menos en once ocasiones -ese es el número que ha tenido constancia las autoridades- por aburrimiento. Así lo informa La Voz de Galicia que se hace eco de esta noticia de este vecino de la localidad Vizimiano, que ahora está a la espera de juicio, después de que el magistrado dictase prisión condicional ante lo insólito de este caso.
Lo insólito, según se desprende de la noticia, no es solo el número de veces en los que quebró el confinamiento, sino el poco tiempo que pasaba entre que una patrulla y otra le cazaban. La serie de sanciones empezó el 22 de marzo. Los agentes recibieron un aviso de que un individuo acudía a un aparcamiento concreto en coche todos los días 3 o 4 veces. Lo identificaron y lo multaron. Al día siguiente, otra patrulla le identificó en su coche con una mujer.
No dejó pasar ni un día. Apenas unos minutos después fue identificado de nuevo y afirmó haber aprovechado para estirar las piernas una vez había dejado a su novia. En estos dos episodios también fue propuesto para expediente sancionador. El 24 de marzo se repitió el episodio, en este caso cuando supuestamente iba a repostar. El 26 fue sorprendido en su coche con otras tres personas.
Cuatro días después, le vuelven a sorprender y se produce la detención. Eso sí, el juzgado de guardia decide dejarle en libertad a la espera de juicio. Pero no parece ser suficiente. Se repiten episodios similares en los días posteriores. En uno de ellos le cae sanción doble, por tenencia de drogas, tras descubrir hachís en el proceso de identificación. La gota que colma el vaso llega el pasado viernes.
La magistrado al frente del juzgado de primera instancia número 2 de Corcubión decide enviarle a prisión en esta ocasión. Y en el auto recoge "las risas y el desprecio a la autoridad" con la que se dirigía a los agentes cuando se le interceptaba. Las excusas iban desde que había salido a dar una vuelta, a cobrarse un dinero que le debía un amigo o llevar a la novia a casa. De momento está seguro que no se lo saltará en los próximos siete días, ya que permanecerá hasta el próximo el día 20 detenido.
A estas alturas del confinamiento no hay 'pasacalles' policial, 'charanga' en los balcones, montón de puzles o batería de series capaces de llenar las horas muertas de un encierro que ya roza el mes desde que se decretó el estado de alerta contra el coronavirus. Por picaresca o por temeridad estas semanas nos ha dejado escenas de gente que se va a la playa a pasear para desconectar, a correr por el monte, citas furtivas en el supermercado y otras tantas estampas, muchas de ellas sancionadas dentro del medio millón de multas y detenciones que se han llevado a cabo este mes.