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Miles de mariscadores abandonan sin opción a compensaciones: "Es nuestra ruina"
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Miles de mariscadores abandonan sin opción a compensaciones: "Es nuestra ruina"

La caída de la demanda en un 96% y la dificultad de cumplir los protocolos de seguridad reducen al mínimo la actividad extractora

Foto: Fotografía de archivo de mariscadoras de almeja de la cofradía de Carril. (EFE)
Fotografía de archivo de mariscadoras de almeja de la cofradía de Carril. (EFE)

Apenas hay marisco en las pescaderías. Los mariscadores han abandonado su actividad ante el desplome de una demanda que depende casi exclusivamente de la restauración, con la consiguiente caída de precios. "Salir de casa no es rentable, tenemos que devolverlo todo al mar", denuncia Mari Carmen Vázquez, responsable de la Cofradía de Lourizán. Miles de trabajadores, en su mayoría mujeres, han optado por quedarse en casa y dejar un sector considerado estratégico, y por lo tanto ajeno a la paralización de actividades decretado por el Gobierno y a sus ayudas. Reclaman un cierre generalizado que ni la Xunta ni el Gobierno han sido capaces de articular.

"El problema es que los que toman decisiones se creen que todo lo que viene del mar es lo mismo, pero no es así. No tiene nada que ver la pesca de altura con la de bajura o con el marisqueo, y dentro del marisqueo no todo es lo mismo", advierte otro patrón mayor, el de Carril, José Luis Villanueva. "Sobre todo el marisco es muy distinto: productos como la almeja o la navaja no tienen salida fuera del canal de la hostelería, y si no hay demanda los precios caen en picado, como está ocurriendo", explica. El suyo es un sector vinculado a la alimentación, sí, pero del que ha prescindido la gran mayoría de los consumidores, abocando a sus trabajadores a una situación muy delicada. "Es un problema muy serio y además incipiente, va a ir a más", vaticina. "La mayoría es gente que vive al día, y tenemos noticia de muchos que ya no tienen cómo hacer frente a sus gastos y dependen de la ayuda de familiares o amigos".

placeholder Mari Carmen Vázquez, responsable de la Cofradía de Lourizán
Mari Carmen Vázquez, responsable de la Cofradía de Lourizán

La complejidad del sector dificulta las soluciones. Entre otras causas, porque está compuesto de forma casi exclusiva por autónomos, por lo que en ningún caso pueden optar a un ERTE o a permisos retribuidos y recuperables, como los que articula el Real-Decreto Ley de suspensión de actividades publicado el 29 de marzo. Caben por lo tanto las prestaciones por cese de actividad si acreditan una caída de los ingresos del 75%, una medida que no satisface "ni medianamente" las necesidades de los afectados. "La situación para muchos es agobiante, la ruina", lamenta Vázquez.

"Para entender la importancia del marisqueo hay que reparar en que somos miles de personas las que lo practicamos", incide la portavoz de los pescadores de Lourizán. Solo en el ámbito del marisqueo a pie hay en Galicia en torno a 3.800 personas trabajando, a las que hay que añadir otros cientos, tal vez más de mil, que practican el marisqueo a flote. "Si se nos viese como una gran empresa estoy segura de que no iban a dejar que nos arruinásemos así".

Este miércoles, la 'conselleira' del Mar, Rosa Quintana, se dirigió al Ministerio de Sanidad para pedirle que aclare si considera que el marisqueo es una actividad esencial. Quintana alertó al Gobierno de que el sector no está participando en la cadena de suministro, por lo que mantener la extracción "dificultaría la recuperación económica futura y perjudicaría el estado de los recursos". La Xunta demanda al Gobierno medidas compensatorias ante el cierre 'de facto' de los canales comerciales vinculados al marisqueo. Por la situación también se interesó Felipe VI, que mantuvo una videoconferencia el pasado fin de semana con el presidente de la Federación Galega de Cofradías de Pescadores, José Antonio Pérez.

Videoconferencia del rey Felipe VI con el presidente de la Federación Galega de Cofradías de Pescadores

Otro problema que desincentiva la actividad es la dificultad que entraña respetar los protocolos de seguridad en las condiciones en las que se desarrolla el marisqueo. "Es muy difícil mantener distancias de seguridad, pero es que además no encontramos guantes ni mascarillas suficientes. Por no encontrar, yo no encuentro ni alcohol", lamenta la patrona mayor de Lourizán. A eso hay que añadir que el sector está formado mayoritariamente por personas de cierta edad, "de 50 años para arriba", por lo que el miedo al contagio está muy extendido. "Hasta ahora no se sabía nada de positivos, pero ya se habla de que ha habido algún que otro caso", alerta Villanueva. De modo que los alicientes para salir a mariscar son cada día menores.

Después de mantener esta semana una reunión por vídeo llamada con el presidente de la Federación Galega de Cofradías de Pescadores para analizar el impacto del Covid-19, la 'conselleira' del Mar culpó al Gobierno de la "falta de concreción", tanto en el decreto que prorroga la declaración del estado de alarma como en el que regula el permiso retribuido recuperable para trabajadores de actividades no esenciales. La Xunta demanda un mecanismo simplificado por el que los profesionales del marisqueo puedan justificar la bajada de ingresos por la crisis del coronavirus y acceder de forma rápida a la prestación extraordinaria por el cese de actividad. Recuerda que los moluscos bivalvos son productos perecederos y es inviable su almacenamiento para una posterior comercialización.

placeholder El patrón mayor de Carril, José Luis Villanueva
El patrón mayor de Carril, José Luis Villanueva

La salida que proponen los afectados pasa por excluir el marisqueo de las actividades esenciales. "Así sería más fácil de gestionar y acceder a ayudas individuales", opina Mari Carmen Vázquez. Es una opción que las cofradías están habituadas a gestionar, debido a los recurrentes cierres de actividad por la aparición de la toxina asociada a la marea roja. "Pero el visto bueno a todo esto lo tiene que dar Madrid, el Gobierno. Si lo hace, el problema se puede superar", añade.

Los partidos de la oposición en Galicia reclaman también a la Xunta que "asuma sus responsabilidades". La portavoz nacional del BNG, Ana Pontón, envió una carta al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, en la que le propuso cinco medidas: decretar el cierre del marisqueo con compensaciones por causa de fuerza mayor, garantizar la seguridad en los barcos y una salida comercial a las descargas, pedir al Gobierno que baje el umbral del 75% de pérdidas para acceder a ayudas y compensaciones para garantizar la actividad de las cofradías, así como agilizar los fondos europeos de la pesca.

Pero el tiempo pasa y las medidas no llegan. "Nos ahogan con decretos, pero no nos ofrecen ninguna solución", denuncia el patrón mayor de Carril.

Apenas hay marisco en las pescaderías. Los mariscadores han abandonado su actividad ante el desplome de una demanda que depende casi exclusivamente de la restauración, con la consiguiente caída de precios. "Salir de casa no es rentable, tenemos que devolverlo todo al mar", denuncia Mari Carmen Vázquez, responsable de la Cofradía de Lourizán. Miles de trabajadores, en su mayoría mujeres, han optado por quedarse en casa y dejar un sector considerado estratégico, y por lo tanto ajeno a la paralización de actividades decretado por el Gobierno y a sus ayudas. Reclaman un cierre generalizado que ni la Xunta ni el Gobierno han sido capaces de articular.

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