Es noticia
Mazón visitará Cataluña en un barco cargado de agua pero sin foto con Aragonès
  1. España
  2. Comunidad Valenciana
ANÁLISIS

Mazón visitará Cataluña en un barco cargado de agua pero sin foto con Aragonès

La tentación de otra guerra hídrica era fuerte, pero han prevalecido la coherencia y la responsabilidad en vísperas de una próxima cita con los patronos catalanes en Barcelona

Foto: Carlos Mazón, en una visita al trasvase Júcar-Vinalopó. (GVA)
Carlos Mazón, en una visita al trasvase Júcar-Vinalopó. (GVA)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

No tiene fecha confirmada todavía, pero la fontanería ya está trabajando en ello. Carlos Mazón, presidente de la Generalitat valenciana, prepara una próxima visita a Cataluña. Quiere darse a conocer entre el empresariado autóctono, vender su territorio como espacio business friendly, dando continuidad y ampliando el enfoque que tanto cultivó su antecesor, el socialista Ximo Puig, con la mudanza de sedes como la de CaixaBank y Sabadell, y a la vez presentarse como una voz contundente contra el proyecto soberanista y las soluciones excepcionales (indultos o amnistía) para superar la etapa procesista. Teresa Ribera acaba de fletarle un barco cargado de agua​ para allanarle la excursión.

No es difícil trazar las posibles rutas y la identidad de los sherpas que preparan el camino para adentrarse en un territorio comanche para cualquier barón conservador. El primero, su amigo y asesor estratégico durante la etapa como opositor a Puig, Daniel Sirera, concejal del PP en Barcelona desde el pasado 28 de mayo y con raíces valencianas. El regidor popular llegó a presidir su partido en Cataluña y su nombre ha vuelto a sonar incluso para asumir de nuevo ese rol. Sirera mantiene una posición irreductible frente al proyecto independentista, pero trabaja un perfil muy moderado en las formas y con fama de dialogante. Su acta de regidor en Barcelona sirvió para dar la alcaldía al socialista Jaume Collboni en el sudoku endiablado de alianzas en la Ciudad Condal. También fue el encargado de explorar los primeros contactos con Junts cuando Alberto Núñez Feijóo quiso conocer las exigencias de los posconvergentes antes de la investidura de Pedro Sánchez.

Se da por descontado que Mazón será recibido por Foment del Treball, la patronal que preside Josep Sánchez Llibre y en cuya órbita todavía se mueve Josep Antoni Duran i Lleida, bien conectado con la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), que preside Vicente Boluda. El naviero está ahora a partir un piñón con el presidente valenciano. En el guion, no cabe excluir el cruce de llamadas entre todos ellos, como tampoco el posible encuentro con el Cercle d'Economia, que preside Jaume Guardiola, ex-Sabadell. Josep Oliu y el presidente de CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri, ya han confirmado su negativa decidida a devolver las sedes sociales de sus bancos, ahora en Alicante y Valencia, respectivamente, frente a la presión que Junts ha trasladado al PSOE para montar una operación retorno.

Foto: La ministra de Transición Ecológica Teresa Ribera. (Europa Press/Eduardo Parra)

En vísperas de ese viaje, se ha cruzado la negociación de la ministra Teresa Ribera con el presidente catalán, Pere Aragonès, para tratar de saciar la sed y la sequía de los barceloneses con agua de la desaladora de Sagunto. La tentación política de convertir el caro trasiego interautonómico de barcos hasta Barcelona en otra guerra hídrica era fuerte, el recurso fácil y demagógico para el Consell valenciano, que viene reclamando al Gobierno mayores aportes a la provincia de Alicante. Pero lejos de una presumible confrontación y obtención de ventaja política, Mazón optó este sábado por la distensión. Luz verde a la solución de urgencia a pocos días de la excursión catalana. Casualidades del calendario.

Pese a ser ajena a las competencias de la Administración valenciana, pues la desaladora saguntina opera bajo control de la sociedad estatal Acuamed, el gesto en favor de la "solidaridad hídrica" entre territorios, previa llamada conciliadora de la ministra Ribera, es acertado. Es la posición inteligente, de responsabilidad institucional; coherente, además, con la constante reivindicación de soluciones para las comarcas alicantinas. Mazón aprovechó la conversación de este sábado para pedirle a la ministra garantías por escrito de que no afectará a la costa ni a las necesidades valencianas y una reunión con la que abordar la gestión del trasvase Tajo-Segura o la necesidad de aportes a la Albufera por parte de la Confederación Hidrográfica del Júcar, que depende de Transición Ecológica. Pierde legitimidad para reclamar quien no es flexible en la cesión cuando se le pide ayuda. Sagunto, en la frontera entre la provincia de Valencia y la de Castellón, donde, por ahora, no hay problemas de suministro, queda lejos de las comarcas sureñas más necesitadas, las alicantinas que lindan con Murcia. La emergencia de la sequía requiere de generosidad de todos los agentes, por más que Cataluña tiene muchos deberes que hacer en materia de infraestructuras de soporte para las cada vez más frecuentes periodos de escasez.

Foto: Carlos Mazón, en la toma de posesión del presidente de Aragón, Jorge Azcón, del PP. (EFE/Javier Belver)

Ahora que los barceloneses se van a duchar con agua valenciana, como desvelaba Marcos Lamelas, ¿no es suficiente razón para que Mazón y Aragonès sellen la buena nueva con una foto en el Palau de la plaza de Sant Jaume aprovechando la próxima visita a Barcelona? Demasiadas presiones empujan a ambos presidents a mantener la distancia institucional y evitar la deseable normalización desde la diferencia. Para los republicanos, Mazón es el aliado de Vox contrario a los indultos y la amnistía que está talando las medidas de protección del valenciano, el jefe de un Gobierno que ha vetado por razones ideológicas a editoriales que publiquen a autores clave para la lengua de origen occitano, desde Joan Fuster a Vicent Andrés Estellés. Para los populares, Aragonès es parte del cigüeñal de un proyecto que busca romper España y que promueve privilegios insolidarios de unos territorios sobre otros. Difícil encaje. La intención de Mazón (al menos así lo ha explicado hasta ahora el alicantino) es comunicar "por cortesía institucional" a Aragonès su presencia en Barcelona y poco más, como hizo el catalán cuando aterrizó en Valencia el pasado otoño con motivo de la ceremonia de entrega de los Premis Octubre de la Editorial Tres i Quatre, ligada al promotor cultural Eliseu Climent, una suerte de Lucifer para la derecha local. Tampoco entonces hubo foto compartida.

Si Mazón tendrá chance con primeros espadas de la burguesía catalana en su desplazamiento institucional es lo que está por ver. No es que la burbuja barcelonesa tenga por costumbre dar mucha cobertura a políticos ajenos al ecosistema, más allá de las figuras de ámbito estatal. Ximo Puig, capaz de comer un día con Isidro Fainé, otro con Jordi Pujol y el tercero con Miquel Iceta, mantenía esfuerzos constantes por estrechar lazos políticos y económicos. Aun así, las portadas locales informando de sus visitas oficiales se hacían mucho de rogar. Cataluña siempre ha mirado a su vecino del sur con cierto desdén, acorde también con el desconcierto que suele generarle su naturaleza mestiza, en la que tampoco se ha esforzado mucho en indagar. No sabe cómo abordar la relación, excepto cuando algunos sacan a relucir el trampantojo político de los Països Catalans, concepto de simpatía residual en la sociología valenciana. No debería ser muy distinto con Mazón, aunque igual el agua ayuda.

No tiene fecha confirmada todavía, pero la fontanería ya está trabajando en ello. Carlos Mazón, presidente de la Generalitat valenciana, prepara una próxima visita a Cataluña. Quiere darse a conocer entre el empresariado autóctono, vender su territorio como espacio business friendly, dando continuidad y ampliando el enfoque que tanto cultivó su antecesor, el socialista Ximo Puig, con la mudanza de sedes como la de CaixaBank y Sabadell, y a la vez presentarse como una voz contundente contra el proyecto soberanista y las soluciones excepcionales (indultos o amnistía) para superar la etapa procesista. Teresa Ribera acaba de fletarle un barco cargado de agua​ para allanarle la excursión.

Noticias de Comunidad Valenciana
El redactor recomienda