La estudiante de Bellas Artes que llegó a ser la voz del pop sofisticado desde Valencia

El 3 de febrero de 2023, el Palau de Les Arts de Valencia agotaba sus localidades festejando los cuarenta años de trayectoria musical de Sole Giménez. Allí acudieron amigos de la vocalista, como Joan Manuel Serrat, Miguel Poveda o Antonio José, para interpretar algunos de los temas que culminarían en un álbum en directo llamado 'Celebración'. Comenzaba así una gira, a medio camino entre la conmemoración de toda una vida sobre los escenarios y la reivindicación del trabajo constante, que se prolongará a lo largo de 2024 por Madrid, Barcelona y, de nuevo, el 10 de febrero en escenario de Les Arts.

El pasado mes de octubre, la compositora recibió la distinción de Hija Adoptiva de Valencia en el ayuntamiento de la capital. Cuarenta y dos años antes, esta murciana, nacida en París, en 1963, había llegado procedente de Yecla para comenzar sus estudios de Bellas Artes en la Universidad Politécnica de Valencia. “Mis padres formaron parte de esa generación que emigró a Francia, Suiza o Alemania en busca de unas condiciones laborales que en España no existían. Nací en París y volví a Yecla siendo una niña. Allí empecé a cantar y ya no he parado”.

Sole Giménez llegó a una Valencia que, en 1981, reformulaba su vida cultural entre el letargo posfranquista y las oportunidades transicionales. “La ciudad que encontré era muy diferente a la actual, y es algo que aún comento con los amigos de la etapa universitaria: tuvimos mucha suerte de ser jóvenes en aquellos tiempos de apertura y novedad permanente después de la dictadura. Cada día el pelo de un color diferente, cada día intentando una cosa nueva aunque no tuviéramos ni idea de qué estábamos haciendo. Los ochenta, vistos con perspectiva, fueron muy divertidos”, cuenta la cantante.

Junto a su hermano Juan Luis Giménez y el valenciano Pablo Gómez formaron Presuntos Implicados, en 1983. La primera maqueta la grabaron en Xirivella, en el estudio de Pertegás. “Fuimos un grupo atípico porque no nos mezclábamos demasiado con la movida musical de la ciudad, aunque coincidíamos a veces con los Comité Cisne de Carlos Goñi”, explica Sole.

En 1983 ganaron el concurso de maquetas Don Domingo, de Radio Nacional de España. “Nuestros inicios fueron muy precarios. A lo largo de la década de los ochenta compaginamos la música con otras cosas. La industria musical valenciana era la que era. Tocamos en la discoteca Barraca porque Carlos Simó, que pinchaba allí, era uno de los propietarios del sello Intermitente junto con Vicente Mañó, que nos publicó el álbum De sol a sol, en 1987”, recuerda Giménez.

El cambio fundamental en la sonoridad de la banda se produjo aquel 1987. Hasta entonces, el grupo de Sole y Juan Luis Giménez había apostado por el funk de raíz estadounidense. “Fuimos una rara avis en el panorama nacional. Empezamos haciendo funky, algo inusual en la escena, con el disco Danzad, danzad malditos de 1985. La compañía discográfica RCA nos dio la carta de libertad, entonces mi hermano me pasó la canción Sed de amor y le puse letra, hice lo mismo con el tema En la oscuridad, de Nacho Mañó".

"De forma inconsciente fuimos derivando a otra música, algo más sería, tras el pequeño desastre de los primeros intentos discográficos, que no estaban compuestos para tonos femeninos”, argumenta la compositora, “no sé si fue de forma voluntaria o no, pero salió algo diferente porque en aquel momento no pasaba gran cosa un nuestra carrera”.

Aquel giro estilístico puso a Sole Giménez en el centro del tablero. Ella era la voz indiscutible y todas las composiciones conducían hacía su interpretación. Ficharon por Warner y lanzaron “Alma de blues”. Lo que sucedió a partir de entonces es parte de la historia de la música valenciana: ningún grupo de pop español se acercó al jazz vocal y al soul melódico con tanto éxito popular como lo hicieron Presuntos Implicados entre 1989 y 1999. El pop sofisticado británico, comandado por Sade, Swing Out Sister, The Blow Monkeys o Lisa Stanfield, encontró en los valencianos un reflejo nacional que además aportaba destellos de música latina.

En 2003, Sole Giménez emprendió una trayectoria en solitario que compaginó con la banda hasta 2006. Desde entonces, un bagaje de diez discos, buena parte de ellos alejada de las grandes compañías discográficas. “No fue nada fácil arrancar una nueva carrera, aunque a la gente le suene tu cara, es complicado. Las mujeres en la música, como en otras disciplinas artísticas, parece que tendemos a desaparecer conforme vamos cumpliendo años”, incide Sole, “además, me acerqué a sonidos alejados del pop elegante de mi anterior etapa, como el jazz latino, donde no es sencillo introducirse, ya que para unos eres una cantante de pop y para otros una desconocida”.

Tras años volcada en sonoridades más latinas, conjugadas con el pop de siempre, y defendiendo un repertorio de jazz vocal, bolero, chanson y bossa nova, en la gira 'Celebración' ha vuelto a cantar repertorio de Presuntos Implicados. “Es algo que llevaba muchos años sin hacer por respeto a la agrupación que siguió con otra cantante. Ahora que ya no existen como formación, me he reencontrado con temas preciosos que cantaré en la gira de 40 aniversario”, concluye la vocalista.