Es noticia
El Centenar de la Ploma no vuelve a casa: la obra cumbre de la pintura valenciana vive en Londres
  1. España
  2. Comunidad Valenciana
Retablo

El Centenar de la Ploma no vuelve a casa: la obra cumbre de la pintura valenciana vive en Londres

Consagrada como la "piedra Rosetta del arte medieval valenciano", sus pasos se perdieron de Valencia a Paris hasta colocarse por un precio galáctico a un museo londinense

Foto: Una mujer habla durante la presentación de la restauración de la predela del Retablo de San Jorge del Centenar de la Ploma, en Valencia, en 2020. (Europa Press/Roberto Solsona)
Una mujer habla durante la presentación de la restauración de la predela del Retablo de San Jorge del Centenar de la Ploma, en Valencia, en 2020. (Europa Press/Roberto Solsona)

El Retablo del Centenar de la Ploma es una de las obras más importantes en la historia del arte valenciano. Por su propio valor histórico y por la narración que protagoniza: el momento incipiente del reinado de Jaume I. En cambio, permanece en el Victoria & Albert de Londres, donde se expone a pesar de los intentos porque regresara a Valencia. El retablo es clave para la representación del arte mediterráneo a partir de lo que se ve: su tamaño, de 6,6 por 5,5 metros; la espectacularidad de sus escenas, con la milicia de 100 ballesteros defendiendo a Jaume I, en plena batalla del Puig (1237). Con San Jorge, su patrón, luchando contra dragones.

Pero lo es también por todo lo que no se percibe a simple vista: sus incógnitas. Quién fue su autor; en qué lugar de Valencia permanecía hasta que se perdió su pista; cómo llegó a París y se vendió hasta Londres. De paso, ha servido para perfeccionar el flagelamiento valenciano respecto a sus propios intereses. Los interrogantes sobre cómo la ciudad dejó escapar una obra así y cómo no ha vuelto, han acabado convertidos en munición para acrecentar los recoletos artísticos. La pérdida de una pintura gótica con un significado tan estratégico está enmarcada en los vaivenes del tráfico de obras de arte. Es más discutible el porqué las instituciones culturales españolas apenas han tenido el retablo entre sus prioridades estratégicas.

Foto: El 'Gernika' en el Reina Sofía. (EFE)

El propio Victoria & Albert lo destaca como uno de los mejores ejemplos de la escuela valenciana durante el gótico internacional en el primer cuarto del siglo XV. El museo londinense lo adquirió después de que John Charles Robinson, a las órdenes del museo de South Kensington, lo comprara en 1864 por 840 libras a un anticuario parisino tras varios meses de negociación (el museo solo quería pagar 500). La obra, que en ese momento estaba desmontada en 17 piezas, conserva todavía la etiqueta del anticuario parisino.

No solo el trayecto desde Valencia a París permanece en la opacidad, sino que los propios indicios históricos se emborronan respecto a su ubicación en la capital valenciana. Los documentos de venta en la ciudad francesa señalaban que el retablo procedía de una iglesia destruida en Valencia, una pista coincidente con la iglesia de San Jorge, pegada a la sede del Centenar de la Ploma y que coincide con la actual ubicación del Teatro Principal, de la calle Barcas. Los últimos estudios –como de la Fundación Lázaro Galeano– han corroborado que el retablo habría estado durante buena parte de su historia en la iglesia, ubicada en la actual plaza de Rodrigo Botet. De qué forma terminó en París es una de los capítulos más desconocidos.

placeholder Retablo de San Jorge del Centenar de la Ploma.
Retablo de San Jorge del Centenar de la Ploma.

El emplazamiento original del retablo contribuye a precisar el año de su realización, aparentemente a partir de 1401, justo con la consagración de la iglesia, por lo que pudo coincidir su encargo con el propio deseo de dar lustre al lugar. Aunque otras versiones lo sitúan en el plazo de 1410 a 1420. La otra gran incógnita corresponde a su autoría, un frente repleto de cambios en los últimos años. Se daba por hecho que el pintor Marçal de Sax –un artista precario en la Valencia del XV– era su responsable. La cofradía del Centenar le habría hecho el encargo en un período en el que el artista procedente de Sajonia (de ahí el Sax) se había ocupado de unos cuantos retablos en la Catedral y la Casa de la Ciudad.

Estudios como el de la investigadora Matilde Miquel afirman que fue en cambio Miguel Alcanyiç quien se ocupó de la parte central, reduciendo a Marçal de Sax a la parte inferior. El propio Victoria & Albert asume que “a pesar de una evidente unidad de estilo, se ha considerado obra de varias manos: Pedro Nicolau, principal colaborador de Marçal de Sas, Gonzalo Pérez y Miguel Alcañiz han sido sugeridos como colaboradores en esta obra”. Añade incerteza el conocimiento de que en 1410 la mujer de Sax reclamó ayuda por las dificultades económicas y de salud de su marido, por lo que no estaría en situación de encarar un proyecto tan ambicioso.

Foto: Fuente: iStock.

Era habitual la colaboración entre talleres, por lo que no es descabellado pensar que Sax tuviera una participación como inductor. La resolución de los misterios del retablo siguen su curso con rigurosa disciplina, como si el paso del tiempo escupiera nuevas resoluciones con solo andar esperando. La historiadora Encarna Montero lo definió como “la piedra Rosetta de la pintura valenciana medieval”. La investigadora Matilde Miquel (Universidad Complutense) lo considera “uno de los interrogantes más interesantes que se plantean los estudiosos del gótico internacional. (…) Los historiadores españoles y extranjeros lo tenemos en la cabeza como una pintura que plantea más preguntas que respuestas; semejantes a las que se ciernen sobre obras de esta misma época, como el díptico Wilton de la National GaIlery de Londres, o el de la Virgen con el Niño (díptico Carrand), del Museo Bargello de Florencia.

¿Regresará a casa?

El retablo del Centenar de la Ploma es una pieza cumbre por su capacidad de unificar estilos en un período complejo en el que los pintores viajaban de una ciudad a otra, contrataban altares, y se marchaban dejando atónitos a los futuros historiadores del siglo XXI”. El regreso a España es un propósito adherido desde el inicio de su trayecto por Europa, desde que salió de Valencia. Aunque en 2020 la pieza inferior del retablo estuvo expuesta en el Museo de Bellas Artes –tras su proceso de restauración–, su regreso a casa parece solo un anhelo. El propio marchante parisino que lo vendió al South Kensington Museum especuló con tener compradores en España durante el proceso de venta.

Ante la negativa inglesa de pagar 800 libras (“una cifra desorbitada si se compara con las 300 que se pagaron por el relieve de la Ascensión de Donatello, en 1981”, recuerda Matilde Miquel) el vendedor amenazó con colocarlo en Madrid aludiendo al supuesto interés del Museo del Prado, que carecía de un retablo así. Si se trataba de un interés cierto o de un cebo, es otro de los misterios que el Centenar de la Ploma esconde entre sus escenas de caballeros, santos y lanzas.

El Retablo del Centenar de la Ploma es una de las obras más importantes en la historia del arte valenciano. Por su propio valor histórico y por la narración que protagoniza: el momento incipiente del reinado de Jaume I. En cambio, permanece en el Victoria & Albert de Londres, donde se expone a pesar de los intentos porque regresara a Valencia. El retablo es clave para la representación del arte mediterráneo a partir de lo que se ve: su tamaño, de 6,6 por 5,5 metros; la espectacularidad de sus escenas, con la milicia de 100 ballesteros defendiendo a Jaume I, en plena batalla del Puig (1237). Con San Jorge, su patrón, luchando contra dragones.

Pintura Arte Londres