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No, ni 'Las Meninas' ni el 'Gernika' pueden salir nunca de España
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No, ni 'Las Meninas' ni el 'Gernika' pueden salir nunca de España

La negociación entre Carmen Thyssen y el Estado abre interrogantes: ¿qué cuadros se pueden exportar de las colecciones españolas?

Foto: El 'Gernika' en el Reina Sofía. (EFE)
El 'Gernika' en el Reina Sofía. (EFE)

La pasada semana se desveló el principio de acuerdo al que habían llegado Carmen Thyssen y el Ministerio de Cultura para que la colección de la baronesa se quedara en España después de más de quince años de negociación. Los términos fueron: el Estado pagaría 6,5 millones de euros anuales por los 429 lienzos; el famoso 'Mata Mua', de Paul Gauguin, pieza clave en todo el asunto, se quedaría en el país, pero el patronato del museo Thyssen-Bornemisza podría decidir si alquilaba en préstamo la obra, lo que le podría traer otros beneficios. Thyssen ya ha adelantado en una entrevista en 'El Mundo' que, de momento, este asunto "no está previsto" y ha asegurado que, en cualquier caso, "el Estado tendrá una opción de compra" si se decide a venderlo. Pero el asunto no es nada baladí y abre otros melones: ¿qué cuadros se pueden exportar y cuáles no de las colecciones privadas españolas por considerarse o no patrimonio histórico español? ¿Por qué el 'Mata Mua' sí podría salir y otros no? Y eso lleva a otras preguntas: ¿Cómo se prestan los lienzos en España? ¿Podrían sacarse alguna vez cuadros icónicos de nuestras pinacotecas públicas? ¿Quién lo decide? Una serie de interrogantes que provocan un viaje en el tiempo y nos llevan directamente al año 1985.

Para exportar un lienzo de una colección privada con el ánimo de ponerlo a la venta es necesaria una autorización que otorga Cultura

De aquella época es la Ley de Patrimonio Histórico Español que establece en su artículo 29.1 que "pertenecen al Estado los bienes muebles integrantes del Patrimonio Histórico Español que sean exportados sin la autorización requerida por el artículo 5º de esta Ley. Dichos bienes son inalienables e imprescriptibles". Es decir, para exportar un lienzo —o cualquier otro objeto artístico— de una colección privada es necesaria una autorización que otorga la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Ministerio de Cultura. Cada año se dan entre 13.000 y 14.000 autorizaciones, según datos del ministerio. Normalmente, las obras de más de cien años obtienen la denegación. Es una ley que se hizo para proteger los intereses del patrimonio español aunque esté en manos privadas.

El Picasso de contrabando y el Sorolla en el Supremo

Si el lienzo se saca de España sin esa autorización y su valor supera los 50.000 euros se estaría ante un posible delito de contrabando, que es lo que ocurrió con 'Cabeza de mujer joven' en 2015. El lienzo de Picasso le fue incautado a su propietario, Jaime Botín, expresidente de Bankinter, en el puerto de Calvi, de Córcega, sin el permiso necesario. Y hace justo un año el banquero fue condenado por el juzgado penal número 27 de Madrid a 18 meses de cárcel y una multa de 52,4 millones por este delito. Como sucede en estos casos, el cuadro pasó a manos del Estado. Con el 'Mata Mua', por cierto, el museo sí contaba con la autorización de Cultura para que saliera del país, según se ha recalcado siempre desde el ministerio.

placeholder  'Cabeza de mujer joven', de Picasso (EFE)
'Cabeza de mujer joven', de Picasso (EFE)

Estos son los asuntos que están claros, pero hay otros más turbios que, precisamente, se centran en el interrogante de cuándo y cómo una pintura es catalogada como patrimonio histórico y su propietario –familias, fundaciones privadas– no la puede sacar del país. En la actualidad hay un litigio en el Tribunal Supremo por este motivo. Se trata de la pintura 'Fin de jornada', de Joaquín Sorolla, que pertenece a la familia del pintor. Esta pretendía venderla y pidió sendos informes al Museo del Prado y al Museo Sorolla para verificar que el cuadro podría salir. El resultado fue positivo; sin embargo, el Estado dictaminó que no y que pertenecían al acervo cultural español. El asunto primero llegó al Tribunal Superior de Justicia de Madrid, que dio la razón al Estado, por lo que la familia puso un recurso y ahora el conflicto está en el Alto Tribunal, que dictaminará una sentencia que puede trastocar los tabiques de una ley de patrimonio histórico que está a debate en el mundo del arte (y del derecho) entre los que piensan que está obsoleta y no clarifica bien lo que es patrimonio y lo que no, y los que están de acuerdo con que el Estado tenga la última palabra, ya que es una manera de evitar cierto expolio. Todavía no hay vista para este caso.

placeholder 'Fin de jornada', de Joaquín Sorolla
'Fin de jornada', de Joaquín Sorolla

Préstamos: 'Las Meninas' y el 'Gernika', intocables

Otro tema es lo que ocurre con las colecciones de pinacotecas públicas, que pertenecen al Estado —u otras colecciones que compra el Estado, como la del barón Thyssen en 1993 (la de Carmen Thyssen solo está en alquiler)— y que los museos, obviamente, no pueden vender. Estas obras se prestan entre museos habitualmente, pero hay algunos lienzos que por sus características históricas y físicas no pueden salir nunca de estos museos para exponerse internacionalmente.

Es el caso de 'Las Meninas' de Velázquez o el 'Gernika' de Picasso, se apresuran a comentar desde el Prado y el Reina Sofía, respectivamente. "Las Meninas no se prestan nunca porque, si no, el Prado no sería el Prado. De hecho, no se dejan ni copiar", admiten desde el Prado, que añaden que es el patronato del museo el que toma la decisión de los cuadros a prestar para las exposiciones en otros museos y que hay "unos 50 que nunca salen, como 'El descendimiento de la Cruz', de Van der Weyden, grandes Velázquez, Goya o Tiziano". También hay criterios de conservación que impiden que una obra viaje. Es lo que ocurre con las obras sobre madera, más delicadas; las que no están reenteladas, es decir, no tienen una tela detrás para aumentar su resistencia; y las que tienen un tamaño muy voluminoso.

placeholder 'Las Meninas', en el museo del Prado en plena pandemia (EFE)
'Las Meninas', en el museo del Prado en plena pandemia (EFE)

Con respecto al 'Gernika', en el Reina Sofía lo tienen claro: "Es un cuadro que no sale ni de la habitación en la que está". Según admite su responsable del área de colecciones, Rosario Peiró, "el 'Gernika' es especial porque ha sufrido mucho durante toda su historia. El mismo Picasso ya le dijo al director del MoMA en los años cincuenta que el cuadro no podría viajar más. Su último viaje fue cuando llegó al Reina y no va a poder viajar más. Por razones de conservación, históricas, de todo". Es un lienzo que, además, como insiste siempre el director de este museo, Manuel Borja-Villel, "nosotros somos los custodios, pero es de todos".

"El último viaje del 'Gernika' fue cuando llegó al Reina y no va a poder viajar más. Por razones de conservación, históricas, de todo"

Para otros cuadros –exceptuando también otras piezas icónicas como los propios dibujos preparatorios del 'Gernika', 'El gran masturbador' de Dalí o algunos Miró–, no obstante, esta pinacoteca está más abierta. Son decisiones que se toman en el patronato del museo después de informes de todos los departamentos. "Menos con 'Gernika', todo es estudiable. A la hora de prestar tomamos en cuenta qué exposición se va a hacer. Por ejemplo, una exposición importante de Picasso en París, pues dejaremos todos los Picasso menos Gernika”, señala Peiró que, no obstante, indica que es muy necesario que los museos se presten obras, ya que "tienen que trabajar en red y las obras existen para que se puedan ver".

Todos los préstamos, por otra parte, siguen un proceso que no es tan fácil. Como explican en el Prado, la institución que desee una pintura de esta pinacoteca tiene que solicitarlo a la dirección y describir el proyecto. "Y tiene que ser un museo parecido. No se prestan a cualquiera. Es decir, nosotros prestamos al Hermitage, a la National Gallery, a los Museos Vaticanos… Hay reuniones periódicas con estos museos y se decide si encaja con el estado del cuadro o si no hay prevista una exposición sobre ese autor", indican desde el museo. Pero recalcan que hay cuadros que "cuanto menos se muevan, mejor. Por ejemplo, para una gran exposición de Rafael no se prestó 'El cardenal'. Y 'El jardín de las delicias' no se movió ni de su planta para la exposición 'Reencuentro' en el propio museo".

Los préstamos y la pandemia

Y, como en casi todas las cosas, la pandemia también está afectando a los préstamos. Desde los museos son unánimes: el intercambio ha sido mucho menor en el último año y está condicionando las exposiciones. De ahí, quieren resaltar en el Reina Sofía, que la de Mondrian fuera un milagro, ya que contaba con lienzos procedentes de varias instituciones.

placeholder Dos cuadros de Mondriain, en el Museo Reina Sofía en Madrid. (EFE)
Dos cuadros de Mondriain, en el Museo Reina Sofía en Madrid. (EFE)

Cada vez que un cuadro sale de un museo es escoltado por un conservador, además de todo el equipo de seguridad. Ese conservador es el responsable de todo el traslado desde que el lienzo se descuelga. Y está presente en el punto de llegada, cuando se desembala. Es, principalmente, un control de seguridad. Con la pandemia, sin embargo, esa figura se ha eliminado y ahora la vigilancia es 'online', con una cámara fija que sigue al cuadro. "Esto lo han decidido todos los directores de los museos. Es un acompañamiento virtual. Pero, obviamente, se está haciendo menos", afirman en el Prado. También porque, como apostilla Peiró desde el Reina, "los correos virtuales se están empezando a hacer, pero no todo el mundo se maneja con la misma facilidad. Por eso, durante este tiempo de pandemia, se están retrasando algunas exposiciones, ya que cuesta más hacer estos préstamos".

En cualquier caso, con todo este asunto de los cuadros y aquellos que se pueden prestar y los que no, los cuadros que podrían salir del país y los que no, esta conservadora también cree que, al fin y al cabo, hay que aplicar el sentido común. "Yo ya sé que el MoMA no me va a prestar 'Las señoritas de Avignon'. Tiene más de cincuenta años y es que ni se me ocurre pedirlo. No porque haya una ley que me lo impida, sino porque sabemos que ese cuadro no. Lo mismo que el 'Gernika' aquí". Está meridianamente claro que ese Picasso es nuestro.

La pasada semana se desveló el principio de acuerdo al que habían llegado Carmen Thyssen y el Ministerio de Cultura para que la colección de la baronesa se quedara en España después de más de quince años de negociación. Los términos fueron: el Estado pagaría 6,5 millones de euros anuales por los 429 lienzos; el famoso 'Mata Mua', de Paul Gauguin, pieza clave en todo el asunto, se quedaría en el país, pero el patronato del museo Thyssen-Bornemisza podría decidir si alquilaba en préstamo la obra, lo que le podría traer otros beneficios. Thyssen ya ha adelantado en una entrevista en 'El Mundo' que, de momento, este asunto "no está previsto" y ha asegurado que, en cualquier caso, "el Estado tendrá una opción de compra" si se decide a venderlo. Pero el asunto no es nada baladí y abre otros melones: ¿qué cuadros se pueden exportar y cuáles no de las colecciones privadas españolas por considerarse o no patrimonio histórico español? ¿Por qué el 'Mata Mua' sí podría salir y otros no? Y eso lleva a otras preguntas: ¿Cómo se prestan los lienzos en España? ¿Podrían sacarse alguna vez cuadros icónicos de nuestras pinacotecas públicas? ¿Quién lo decide? Una serie de interrogantes que provocan un viaje en el tiempo y nos llevan directamente al año 1985.

Pintura Museo del Prado
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