La candidata de Cs se cuela en el pulso entre el Botànic y PP-Vox en el debate valenciano final

El debate final entre los candidatos a la presidencia de la Generalitat, celebrado anoche en la televisión valenciana À Punt, evidenció el pulso entre los dos bloques que se disputan el poder en la Comunidad Valenciana con una tercera protagonista mujer que logró abrirse un hueco entre cinco hombres. Mamen Peris, candidata de Ciudadanos, partido al que ninguna encuesta da opciones de superar la barrera del 5% y conservar la representación parlamentaria, protagonizó un pico de mayor atención cuando, en el tramo final del encuentro, sacó a relucir, sin citarlo directamente, la sentencia a un año de cárcel por violencia psíquica contra la exmujer del aspirante de Vox, Carlos Flores, de hace dos décadas.

"Soy la única mujer y no voy a tolerar que se vea normal que un condenado por violencia machista se presente como candidato a la Generalitat y pueda estar aquí sin comentarse nada", asestó Peris en un momento del intercambio de intervenciones. "Ni un paso atrás con la violencia machista. Se lo digo de verdad. En las listas no debe haber etarras y no debe de haber corruptos. Pero también digo que en las listas no vayan personas condenadas por violencia de género", afirmó. "Soy abogada y escucho desde hace treinta años a víctimas de violencia machista, que dicen que los hematomas se curan, pero hay un daño irreversible que es el daño psíquico. Y a veces retumban en su cabeza palabras como 'puta, te voy a a quitar a los hijos y te voy a joder la vida hasta que puede'. Por eso cuando hablamos de pactos, no quiero dar un paso atrás en esos derechos y libertades que las mujeres hemos tenido que ir conquistando", dijo. "Por eso pido honestidad aquí y pido de verdad que me digan si eso van a hacerlo el resto de partidos". Ninguno de los presentes cogió el relevo para dar continuidad al debate que quiso abrir.

Mazón logró incomodar a Ximo Puig con reproches en fallos en sanidad y anuncios incumplidos

Peris rompía así con un cruce de guante blanco entre los candidatos en el que casi no hubo referencias de corte personal. El presidenciable del Partido Popular, Carlos Mazón, trató de confrontar constantemente con el actual presidente, el socialista Ximo Puig, al que llegó a incomodar en algún momento con anuncios incumplidos o problemas en atención sanitaria. Pero no hizo ninguna referencia a la polémica sobre las ayudas a su hermano Francis, que los populares han estado alimentando durante toda la campaña. Tampoco Flores empleó ese caso, pese a las constantes referencias de los aspirantes del Botànic a los casos de corrupción de los años en que el PP era hegemónico en la autonomía. Solo Puig hizo un amago de atacar a Flores cuando aseguró que se había conducido en la gestión "honradamente y sin condena alguna", a lo que Flores replicó con un "tengo el expediente completamente limpio", en referencia a la extinción de los antecedentes penales por el tiempo transcurrido desde el fallo.

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Fue la candidata Peris, que llegó acompañada de cachivaches como hizo Albert Rivera en el debate de las generales de 2019, la que sacó a relucir tanto los titulares del hermano de Puig como una investigación de Antifraude sobre unas ayudas de la Diputación de Alicante justificadas con el salario que Carlos Mazón cobraba en la Cámara de Comercio. La aspirante de Ciudadanos, que quiso situarse en una posición equidistante entre el resto de candidatos, interpeló a Mazón para preguntarles si iba a pactar con Vox. Fue tras el debate, en el turno de preguntas de los medios de comunicación, cuando el conservador aseguró que "son los ciudadanos los que mandan". "Mi gran objetivo es un Gobierno del PP. Desde la centralidad y desde la moderación", afirmó.

Por su parte, Flores, preguntado por las alusiones de Peris, a las que no contestó en el debate, se defendió asegurando que "lo importante es condenar la lacra de la violencia contra las mujeres. Una lacra social que deberíamos combatir con todos los medios y más eficacia de la que ha demostrado el Botànic". Eso sí, en una de sus intervenciones aseguró que su intención, si tiene capacidad de influencia en la gobernabilidad tras el 28 de mayo, es derogar la ley valenciana de violencia de género y aprobar otra de violencia "intrafamiliar". Puro sello Vox.

El debate evidenció los dos bloques que se están jugando el poder de la Generalitat. Los tres candidatos del Botànic, Ximo Puig (PSPV-PSOE), Joan Baldoví (Compromís) y Héctor Illueca (Unidas Podemos) se cruzaron muy pocos reproches. Baldoví presentó a Compromís como una fuerza con más libertad para ser exigente con el Gobierno central en asuntos valencianos frente a los dos grandes partidos, incluido el PSOE. "Un nuevo Botànic más reivindicativo y más ambicioso solo lo garantiza Compromís". Illueca dijo que su presencia en el Gobierno autonómico era garantía de frenar la influencia en la toma de decisiones de "grandes empresas". Aquí citó a Juan Roig, a Vicente Boluda o "al oligopolio energético", un mantra en su discurso durante toda la campaña, al igual que su propuesta de crear un grupo de empresas públicas en "sectores estratégicos", como el de la fabricación de medicamentos.

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Por su parte, Ximo Puig se mostró más activo que en el primer encuentro organizado por la Cadena SER, aunque mantuvo el perfil de pasar por el debate con el objetivo de no sufrir grandes daños. Defendió la gestión económica del Consell, aseguró que los indicadores económicos y sociales están mejor que cuando llegó al poder en 2015 y se atribuyó el éxito de inversiones como la de la gigafactoría de Volkswagen. "La vuelta atrás es nefasta para la ciudadanía", dijo.

Ximo Puig trató de esquivar los ataques de Mazón, que evitó enzarzarse con Baldoví e Illueca y se centró en interpelar al 'president'

Ximo Puig trató de esquivar los ataques de Mazón, que evitó enzarzarse con Baldoví e Illueca y se centró en interpelar en cada intervención al actual president. El candidato popular logró llevar el debate a su terreno en el primer tramo, cuando todos acabaron hablando de impuestos, un terreno en el que coloca su rebaja "masiva" de tributos, pese a las críticas que recibe sobre el posible impacto en la calidad de los servicios públicos. En este sentido, Mazón lanzó críticas en la eficacia de gestión de las competencias en las que el Botànic presume de mejores cifras, como la sanidad, la educación, la dependencia o la vivienda. Ahí, tanto Puig como Baldoví e Illueca le replicaron cuestionando sus números y defendiendo que los resultados son mejores que cuando gobernaba el PP.

En ese intercambio buscó su hueco Carlos Flores. El aspirante ultraconservador, al contrario que hizo en el primer debate, con un perfil más moderado, sí desplegó algunos de los clásicos del discurso de partido de Abascal, como la asociación de inmigración y criminalidad, la denuncia de una supuesta imposición de "agenda globalista" que incluye las medidas de lucha contra el cambio climático.