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El PSOE desembarca en Valencia con Ferraz en alerta por las señales de desmovilización
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CONVENCIÓN MUNICIPAL

El PSOE desembarca en Valencia con Ferraz en alerta por las señales de desmovilización

Cuadros del partido temen la desconexión del electorado progresista y la abstención el 28-M. La convención municipal, que Sánchez cerrará el domingo, tiene como objetivo activar a las bases socialistas valencianas

Foto: Sandra Gómez, Pedro Sánchez y Ximo Puig. (EFE/J.C. Cárdenas)
Sandra Gómez, Pedro Sánchez y Ximo Puig. (EFE/J.C. Cárdenas)

De la fase de gestión a la fase de activación electoral. En ese tránsito se mueven los socialistas valencianos a mes y medio de los comicios autonómicos y municipales, en que se juegan no solamente importantes ayuntamientos, sino también el Gobierno de la Generalitat, compartido con los socios del Botànic, Compromís y Unidas Podemos. La federación del PSOE que lidera Ximo Puig ha tratado hasta ahora de amortiguar la tensión política en el debate territorial, convencida de que era el mejor antídoto contra el discurso en favor de un vuelco político que busca imprimir el PP, incluido el relato de que el 28-M es la primera vuelta de los comicios generales y la antesala de un nuevo ciclo en la Moncloa.

El recurso al perfil institucional ha sido la estrategia elegida por Puig. "No hay razones ni pulsión de cambio", es el mantra que emana desde el Palau de la Generalitat. El plan ha pasado por ofrecer imagen de moderación institucional para adormilar el ambiente político, evitar generar polarización y marcar distancias con el ruido que llega desde dentro de la madrileña M-30. Más allá de runrún mediático y la burbuja de candidatos, lo cierto es que por el ambiente de la calle casi nadie diría que la Comunidad Valenciana está a las puertas de una campaña electoral clave para el conjunto del país.

Los números que manejan en el Palau de la Generalitat son de continuidad, con la incógnita de qué pasará con Unidas Podemos, si será capaz de rebasar la barrera del 5% que da acceso a las Cortes valencianas. Quedarse por debajo abriría un escenario de cambio de mayorías en favor de la derecha de PP y Vox. Pero cuadros socialistas han comenzado a advertir también de que la ausencia deliberada de pulso puede acabar teniendo efectos secundarios para los intereses del Botànic como consecuencia de una desmovilización del electorado progresista.

Foto: Rosa Pérez-Garijo (EU), Pilar Lima y Héctor Illueca (Podemos).

Una apatía que el PSOE pretende combatir este fin de semana con la convención municipal que se celebra en Valencia y reunirá a alcaldes y candidatos socialistas de toda España, desde Abel Caballero (Vigo) a Antonio Muñoz (Sevilla) o Jaume Collboni (Barcelona); a tres ministras del Gobierno (María Jesús Montero, Teresa Ribera e Isabel Rodríguez), y a invitados como la alcaldesa socialista de París, Anne Hidalgo, o el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. La convención, que contará con medio centenar de intervenciones, se cierra el domingo con un mitin final de Pedro Sánchez, Ximo Puig y la vicealcaldesa y candidata a la alcaldía de Valencia, Sandra Gómez, que estuvo esta semana en Ferraz ultimando detalles y estrategia con el equipo del secretario de Organización, Santos Cerdán.

El PSOE sigue creyendo que tiene opciones de disputar la vara de mando a Joan Ribó (Compromís) o María José Catalá (PP) en la tercera capital española. En esta línea, más allá de la presencia o no de barones autonómicos, el programa refleja un importante desembarco de cuadros de todo el país en la convención de la Ciudad de las Ciencias. Se busca un espaldarazo a los candidatos valencianos, como Alberto Núñez Feijóo está haciendo con los populares de Carlos Mazón. Los conservadores llevan meses enchufados en clave electoral y sus bases están mucho más movilizadas.

Foto: Ximo Puig firma el decreto de disolución de las Cortes. (EFE/Juan Carlos Cárdenas)

"Es nuestro problema de siempre. A los nuestros les cuesta más movilizarse y activarse hasta última hora", señala una fuente vinculada a la campaña municipal del PSPV-PSOE en Valencia. Hay señales de esto. Las dos últimas encuestas publicadas, una de Sigma Dos para El Mundo y otra de Sociométrica para El Español, apuntan a un estancamiento de la candidatura de Ximo Puig, con porcentajes de voto muy similares a los de 2019. Sin embargo, los socialistas valencianos aspiran (y aseguran disponer de datos internos que así lo atestiguan) a un crecimiento de al menos cinco o seis escaños desde los 27 que tienen ahora, con el que compensarían un posible desgaste de Compromís y Podemos.

Además de votantes de centro izquierda más moderados todavía desactivados, sociólogos consultados por El Confidencial que están trabajando con trackings electorales en clave valenciana han detectado también un porcentaje elevado de electores de izquierda desafectos con la etapa actual de Podemos, que tampoco se ven atraídos por la vis nacionalista de Compromís. Este grupo se mueve ahora mismo en la indecisión, con posible tendencia a la abstención.

Foto: Joan Ribó, con Mónica García y Ada Colau, en el acto de Sumar y Yolanda Díaz. (EFE/Víctor Lerena)) Opinión

"Ximo Puig es un candidato con mucha notoriedad y buena valoración. Tiene un mayor liderazgo, pero eso no siempre se traduce en voto", advierte uno de estos expertos, que se pregunta si el PSPV no debería activar el bloque progresista alertando de las fuertes expectativas del PP y apelando al voto útil para conservar el Consell de izquierdas. "Adolfo Suárez ya dijo aquello de 'queredme menos y votadme más", ironiza un periodista buen conocedor del contexto político valenciano.

Sin embargo, el plan de Puig es mantener el perfil más moderado y no propiciar una polarización. La diana es otra. "Si logramos que una pequeña parte de electores de Ciudadanos se acerque a la papeleta de Ximo Puig, es muy difícil que haya sorpresas el 28 de mayo", explican fuentes cercanas a su equipo. Creen que la participación será inferior a la de las autonómicas de 2019, que coincidieron con generales, y que esto afectará más a la derecha. Además, confían en el empuje de los alcaldes socialistas, con demoscopia interna que apunta a una consolidación municipal, también de Compromís, y que debería tener efecto en la urna de la Generalitat.

Así que, al tiempo que los nervios han comenzado a aflorar en los aledaños del Botànic, en el Palau confían en la progresiva activación del partido con actos como el de este fin de semana e imponen la calma. Calma chicha. Calma tensa.

De la fase de gestión a la fase de activación electoral. En ese tránsito se mueven los socialistas valencianos a mes y medio de los comicios autonómicos y municipales, en que se juegan no solamente importantes ayuntamientos, sino también el Gobierno de la Generalitat, compartido con los socios del Botànic, Compromís y Unidas Podemos. La federación del PSOE que lidera Ximo Puig ha tratado hasta ahora de amortiguar la tensión política en el debate territorial, convencida de que era el mejor antídoto contra el discurso en favor de un vuelco político que busca imprimir el PP, incluido el relato de que el 28-M es la primera vuelta de los comicios generales y la antesala de un nuevo ciclo en la Moncloa.

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