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Mazón y Puig intensifican la batalla por los restos de Cs convencidos de que decidirán el 28M
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DEL FICHAJE DE MERINO A PERIS

Mazón y Puig intensifican la batalla por los restos de Cs convencidos de que decidirán el 28M

Los populares tratan de amarrar el grueso de los votantes con fichajes como el de Merino mientras el barón socialista lanza gestos a la posible candidata para mantenerla a flote hasta las elecciones

Foto: Ruth Merino y Carlos Mazón, en la sede del PP.
Ruth Merino y Carlos Mazón, en la sede del PP.

En las dos orillas se asegura que fue una circunstancia completamente casual. Pero las casualidades en política no existen, y menos a poco más de tres meses de las elecciones del próximo 28 de mayo. La batalla por los restos de Ciudadanos se ha acelerado en la Comunidad Valenciana desde la ruptura interna que se ha vivido entre Inés Arrimadas y Edmundo Bal en el pulso por el liderazgo nacional. El Partido Popular aspira a absorber el grueso del caudal de votos que de los naranjas en los comicios de 2019 para ponerlos en el saco de la candidatura de Carlos Mazón, mientras los socialistas de Ximo Puig se esmeran en lanzar gestos a los supervivientes del naufragio con el fin de mantenerlos a flote para que presenten listas y, al tiempo, tratar de rascar votos en el centro que impidan un vuelco en el juego de mayorías entre bloques.

La mejor evidencia de esto se produjo ayer jueves, con apenas una hora de diferencia. Si a mediodía el líder regional del PP, Carlos Mazón, hacía público el fichaje de la exportavoz de Ciudadanos en las Cortes Valencians, Ruth Merino, como colaboradora del equipo económico, Puig recibía sobre las 13 horas en el Palau de la Generalitat a la nueva cara visible de la formación naranja en el Parlamento autonómico, Mamen Peris, con imágenes del encuentro difundidas por el canal institucional, además de las cuentas en redes sociales tanto de la Generalitat como de Ciudadanos en la Comunidad Valenciana.

Foto: Ruth Merino, en el centro, con María José Catalá, Carlos Mazón y cargos del PP.

A estas alturas, casi ninguna encuesta sitúa a los liberales por encima del 5% necesario para mantener su presencia en las Cortes Valencianas. La demoscopia refleja un flujo de votantes hacia el PP, de forma mayoritaria, y en parte hacia Vox. La absorción de Merino, que Mazón espera replicar con alguna otra incorporación en Alicante entre los dirigentes naranjas que le han dado respaldo en la diputación provincial, defenestrados en su momento por Inés Arrimadas, busca consolidar esa tendencia. Los populares aspiran a ser primera fuerza política otra vez en la Comunidad Valenciana, por encima del PSPV-PSOE, y lograr sumar con los de Santiago Abascal, aunque a la vez con mayor distancia posible para reducir su dependencia del partido de derecha iliberal.

La estrategia de Puig va en la línea contraria. El barón socialista ha enfocado la precampaña en tratar de vender gestión, distanciarse de sus socios de izquierdas, especialmente de Unidas Podemos, aunque sin llegar a romper, e intentar que al menos un pequeño porcentaje de votantes de Ciudadanos apueste por él o, al menos se mantenga fiel a la sigla naranja. El Botànic logró conservar la Generalitat una segunda legislatura en 2019 con una diferencia de apenas 40.000 votos sobre el bloque de derechas. Un puñado de votos podría decidir el próximo mes de mayo la configuración de mayorías.

Foto: Begoña Villacís, durante un acto sobre la refundación de Cs. (EFE/Sergio Pérez)
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Desde el PSPV-PSOE se traslada la idea de que la salida de Merino y el control de los restos del partido por Peris encaja en su estrategia porque cree que la nueva síndica es más beligerante con el PP y tratará de marcar su propio perfil y llegar a la cita electoral con un candidatura autonómica armada y con un puñado de listas municipales.

Un elemento clave puede ser también qué ocurra con la candidatura de Ciudadanos en la ciudad de Valencia, donde Joan Ribó (Compromís) y el PSPV de Sandra Gómez lograron sumar por una diferencia de un único concejal sobre las candidatura naranja y la del PP y Vox. El actual portavoz de Cs, Fernando Giner, cercano a Arrimadas, tiene intención de volver a presentarse, pero es muy probable que la popular María José Catalá lance también algún golpe de efecto con vistas a propiciar la mayor fuga hacia las siglas del Partido Popular del caladero naranja. En las quinielas está la posibilidad de integrar de alguna forma en el proyecto a Rocío Gil, ahora concejal de Cs y persona muy vinculada la mundo fallero. Sería la forma de contrarrestar también el fichaje para el proyecto de Sandra Gómez de Nuria Llopis, periodista ligada también a las Fallas, y candidata socialista a la Concejalía de Cultura Festiva, ahora controlada por Compromís.

En las dos orillas se asegura que fue una circunstancia completamente casual. Pero las casualidades en política no existen, y menos a poco más de tres meses de las elecciones del próximo 28 de mayo. La batalla por los restos de Ciudadanos se ha acelerado en la Comunidad Valenciana desde la ruptura interna que se ha vivido entre Inés Arrimadas y Edmundo Bal en el pulso por el liderazgo nacional. El Partido Popular aspira a absorber el grueso del caudal de votos que de los naranjas en los comicios de 2019 para ponerlos en el saco de la candidatura de Carlos Mazón, mientras los socialistas de Ximo Puig se esmeran en lanzar gestos a los supervivientes del naufragio con el fin de mantenerlos a flote para que presenten listas y, al tiempo, tratar de rascar votos en el centro que impidan un vuelco en el juego de mayorías entre bloques.

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