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La Torre Eólica de la Marina de València o el retorno de los elefantes blancos
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DUDAS SOBRE EL PROYECTO

La Torre Eólica de la Marina de València o el retorno de los elefantes blancos

Las dudas sobre la viabilidad del proyecto icónico de 20 millones de euros y 170 metros de altura despiertan los fantasmas de la etapa de grandes obras del PP dependientes de fondos públicos

Foto: La Torre Eólica, el proyecto de 170 metros en la entrada de la bocana de la dársena interior del Puerto de Valencia. (FS Arquitectos)
La Torre Eólica, el proyecto de 170 metros en la entrada de la bocana de la dársena interior del Puerto de Valencia. (FS Arquitectos)

Tiene 170 metros de altura, un coste de veinte millones de euros y pretende ser un hito arquitectónico que marque el 'skyline' de la fachada marítima de Valencia bajo el concepto de edificio icónico de la nueva era de la descarbonización. La llamada Torre Eólica, diseñada por el arquitecto valenciano Fran Silvestre y promovida por la gestora de inversiones Net de Gerrers, lleva varios años tratando convertirse en realidad en la bocana de entrada a la dársena interior del Puerto de Valencia, el espacio ganado a la ciudad y el uso no industrial cuando se produjeron las obras de adaptación con motivo de la America's Cup.

Sin embargo, pese a sus elegantes líneas rectas blancas y la propuesta de integración en su diseño de tecnologías de generación de energía eólica y fotovoltaica para convertirla en un inmueble productor de electricidad, las incertidumbres para su ejecución final han llegado cuando ha tocado concretar lo fundamental: quién financia y cómo va a costearse su actividad y la recuperación de la inversión.

Los promotores plantearon hace casi dos años al Consorcio Valencia 2007 la posibilidad de arrendar la parcela donde se ubicaría a cambio de un canon. Este organismo es la entidad de derecho público que gestiona la dársena y sus espacios en superficie, la llamada Marina de València. Participada por el Ayuntamiento de Valencia, la Generalitat y el Gobierno de España, se rige por la ley de contratos del Estado, razón por la que el Consorcio convocó la licitación de una concesión por un periodo de treinta años, similar a la que abrió la puerta de estos antiguos terrenos portuarios a iniciativas como la Marina de Empresas del dueño de Mercadona, Juan Roig, donde construyó los edificios que albergan la sede de la escuela de negocios EDEM y de la aceleradora Lanzadera.

El atasco para la Torre Eólica ha llegado en la fase final de la tramitación de la concesión, cuando los planes de viabilidad han dejado al descubierto un modelo de negocio basado no en la generación de recursos propios ajenos a la Marina, sino en una dependencia de ingresos aportados por el organismo público arrendador. El trasfondo del bloqueo está en las dudas sobre la viabilidad y el plan de negocio presentado por la promotora Net de Gerrers.

placeholder La Torre Eólica de Valencia. (Fran Silvestre Arquitectos)
La Torre Eólica de Valencia. (Fran Silvestre Arquitectos)

La mitad de los ingresos se basan en la explotación de los espacios del edificio: con un aula educativa y espacios para empresas innovadoras. Sin embargo, un informe de BDO encargado para justificar la petición de una rebaja del canon previsto inicialmente a la mitad [80.000 euros fijos al año y el 1,5% de los beneficios] ha destapado que el retorno de la inversión depende en otro 50% de los ingresos procedentes de la venta de la energía generada al propio gestor público de la Marina de Valencia mediante un contrato de suministro a largo plazo o PPA. El proyecto financiero incluye además un 'fee' de cerca del 2% anual sobre el presupuesto de proyecto para el gestor Net de Gerrers, hasta un importe a lo largo de la concesión de nueve millones de euros.

Foto: La Marina de Valencia fue sede de la America's Cup entre 2007 y 2010. (EFE)

El enfoque financiero de la iniciativa ha abierto la caja de los fantasmas que todavía persiguen a algunos de los grandes proyectos de la etapa de Gobierno del Partido Popular, iniciativas arquitectónicas icónicas muy atractivas pero muy caras y cuyos riesgos o retornos han terminado por ser asumidos por la caja pública. El Ágora de la Ciudad de las Ciencias, por ejemplo, diseñado por Santiago Calatrava, costó más de 90 millones y todavía sigue sin uso, a la espera de que la Fundación La Caixa finalice las obras para reconvertirlo en un Caixa Fórum. La Comunidad Valenciana carga ya en la mochila con unos cuantos elefantes blancos.

La inversión de la Torre Eólica tiene en teoría un origen privado, si bien sus promotores todavía no han explicitado cómo y quién va a financiar las obras. En la reunión de la comisión delegada celebrada el miércoles, varios integrantes del Consorcio que dirige Vicent Llorens plantearon las dudas jurídicas que generaba que la garantía de la viabilidad de la concesión de la Torre Eólica fueran los ingresos procedentes del organismo público. Fue una opinión compartida por los dos representantes del Gobierno y por el de la Generalitat, Manuel Illueca, a su vez director del Instituto Valenciano de Finanzas, que advirtieron de que esa compra de energía debería hacerse mediante un procedimiento abierto para garantizar la concurrencia y por tanto estar desligada jurídicamente de la concesión. ¿Qué ocurre si un proveedor ofrece energía más barata? ¿En qué medida está obligado el Consorcio a hipotecar su factura eléctrica a una PPA tan a largo plazo cuando podría tener otras opciones en el mercado?

placeholder La Torre Eólica de Valencia (Fran Silvestre Aquitectos).
La Torre Eólica de Valencia (Fran Silvestre Aquitectos).

En declaraciones a la televisión autonómica A Punt, Illueca apuntó el compromiso de la Marina con la colaboración público-privada, no dio el proyecto por rechazado y matizó que lo que han hecho es pedir una aclaración a sus promotores sobre la viabilidad de la Torre Eólica. "Lo que sí queremos tener claro es que el proyecto es viable con sus propios recursos, que no van a hacer falta recursos del Consorcio para completar el proyecto de inversión y que, efectivamente, se trata de un proyecto a riesgo y ventura de las personas que lo van a ejecutar".

Fuentes de la vecina Autoridad Portuaria de Valencia (el puerto industrial) señalaron a preguntas de El Confidencial que Net de Gerrers tampoco se ha dirigido a ellos para plantearles una posible PPA, que en cualquier caso debería hacerse mediante una licitación pública y que la APV tiene ya en marcha sus propios proyectos de generación de energías renovables para abastecer sus necesidades.

Esto aboca a Net de Gerrers a buscar la rentabilidad de su proyecto en la comercialización de la electricidad generada por el edificio en el mercado abierto, como un productor más. Un portavoz de la iniciativa remarcó la procedencia privada de la inversión, que los promotores asumen riesgos y que no pretende sustentarse sobre subvenciones públicas, pero admitió que renunciar a una venta acordada de energía y optar por un modelo de comercialización volcado a la red significa "cambiar el negocio". "Nosotros lo que planteamos es un hito urbano. Tendrían que cambiar la estructura financiera y la proyección. El canon sería diferente", dijeron.

El nuevo 'skyline' marítimo de Valencia sigue, por tanto, en el aire. A la espera de que sus impulsores encajen los números y demuestren que la Torre Eólica no es otro elefante blanco, aunque este tenga aspecto botánico y aroma descarbonizador.

Tiene 170 metros de altura, un coste de veinte millones de euros y pretende ser un hito arquitectónico que marque el 'skyline' de la fachada marítima de Valencia bajo el concepto de edificio icónico de la nueva era de la descarbonización. La llamada Torre Eólica, diseñada por el arquitecto valenciano Fran Silvestre y promovida por la gestora de inversiones Net de Gerrers, lleva varios años tratando convertirse en realidad en la bocana de entrada a la dársena interior del Puerto de Valencia, el espacio ganado a la ciudad y el uso no industrial cuando se produjeron las obras de adaptación con motivo de la America's Cup.

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