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Puigdemont negocia ahora con el PDeCAT una lista única y resolver las diferencias
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a falta del PORCENTAJE DE puestos

Puigdemont negocia ahora con el PDeCAT una lista única y resolver las diferencias

A finales de agosto, mientras el PDeCAT hacía pública una denuncia por usurpación de marca, el presidente posconvergente, Bonvehí, pactaba con el JxCAT concurrir juntos a las elecciones

Foto: El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. (Reuters)
El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. (Reuters)
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El ‘expresident’ catalán Carles Puigdemont tiene prácticamente cerrado un acuerdo electoral con su anterior partido, el PDeCAT, según fuentes próximas a la negociación. Puigdemont se dio de baja de esta formación hace solo dos meses, justamente cuando impulsó su nuevo partido, Junts per Catalunya (JxCAT), cuya marca electoral era precisamente del PDeCAT. El pacto ha pasado por momentos difíciles, pero todo apunta A la solución positiva para una coalición, ya que las diferencias que separan a ambas formaciones son nimias.

Según ha podido conocer El Confidencial, a finales del pasado mes de agosto, mientras el PDeCAT hacía pública una denuncia por usurpación de marca, el presidente posconvergente, David Bonvehí, pactaba con el secretario general de JxCAT, el encarcelado Jordi Sànchez, concurrir juntos a las elecciones. Este pacto se mantuvo en secreto para que no hubiese interferencias de dirigentes soberanistas o de otras fuerzas políticas. De cara a la opinión pública, se transmitía una idea de confrontación mientras se negociaba febrilmente en los despachos.

Foto: El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. (Reuters)

Además, Bonvehí decidió acercarse a JxCAT por dos motivos: el distanciamiento con Marta Pascal, que acababa de fundar el Partit Nacionalista Català (PNC), que podría haber sido su aliada natural, y la cruda realidad de las encuestas, que concedían al PDeCAT cero escaños en el caso de unas hipotéticas elecciones.

Las negociaciones entre PDeCAT y JxCAT tenían un escollo: el porcentaje de representación que debían tener los hombres de Bonvehí en la candidatura de Puigdemont. Según fuentes consultadas por este diario, el fugado de Waterloo garantizaba cuatro puestos en los 20 primeros nombres de la lista, es decir, el 20%. Pero Bonvehí reclamaba seis puestos porque ponía sobre la mesa tres contribuciones importantes del PDeCAT: el dinero de la campaña, el minutaje en televisión y el aparato para 'pisar territorio', amparándose en que es su formación quien tiene los cuadros para pedir a la ciudadanía el voto puerta a puerta.

Puigdemont no transigió con esta reivindicación y congeló el pacto, forzando un pulso y congelando las negociaciones hasta hace unos días, en que se volvieron a reanudar las conversaciones sobre el tema. En este ínterin, el también ‘expresident’ Artur Mas tuvo un cierto protagonismo, ya que si en un primer momento medió entre Bonvehí y Pascal, recientemente ha intentado también acercar posiciones entre JxCAT y el PDeCAT. En la actualidad, según diversas fuentes consultadas, se está a la espera de un desenlace “satisfactorio para las dos formaciones”.

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Puigdemont, eufórico

Las negociaciones entre Puigdemont y Bonvehí provocan que el panorama político de Cataluña apenas sufra cambios. “Las encuestas internas que existen le conceden a Carles Puigdemont una holgada ventaja en las elecciones autonómicas. JxCAT ganaría de calle, seguido de ERC, aunque a una considerable distancia, cuando hace unos meses era Esquerra la que iba por delante”, explica una de las fuentes consultadas. Ello podría dejar el mapa de equilibrios políticos casi igual a como está ahora, pero con la diferencia de que Puigdemont se encontraría más legitimado para ‘atornillar’ a ERC, al haber ampliado la diferencia entre ambos (en las últimas elecciones, ganó por menos de 13.000 votos de diferencia).

En las filas de JxCAT hay euforia con los sondeos internos que tienen, según los cuales Puigdemont ganaría con claridad las elecciones, seguido a distancia por ERC y, luego, por el PSC.

Foto: Varios manifestantes portan una estelada junto a una fotografía del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont en el segundo aniversario del 1-O. (EFE)

La jugada, por otra parte, dinamita la opción de conformar un centro moderado con los posconvergentes. Marta Pascal y su PNC concurrirán solos a los comicios, ya que su posible aliado, Units per Avançar (UxA), seguirá, de momento, coaligado con el PSC. Y la decisión deja también solos a los partidos moderados como Lliures, Lliga Democràtica y Convergents. “A nosotros nos da lo mismo. El PNC es un proyecto que nació con vistas a ocho o 10 años. De momento, tenemos representación en todas las comarcas y esperaremos a las siguientes elecciones para empezar a levantar cabeza. No nos preocupa no sacar nada en estas primeras elecciones a las que nos presentamos”, explica a El Confidencial una fuente del PNC.

Afirma también este dirigente que el proyecto es viable y que habrá apoyo económico para llevarlo adelante. “El dinero es lo que menos nos preocupa en estos momentos, lo importante es conocer el proyecto de cada uno. ¿Y qué pueden ofrecer PDeCAT y JxCAT juntos? ¿Han hecho un pacto para hablar solo de independencia y de confrontación con España o para otras cosas? ¿Cuál es su programa electoral, si los de Puigdemont ni tan siquiera tienen documento de estrategia política ni organizativa, ni proyecto económico que ofrecer a la ciudadanía?”, subraya.

A pesar de ello, el centro moderado catalanista queda dinamitado, sin una solución plausible. Los pequeños partidos que conforman lo que debería ser el nuevo catalanismo ven recortadas sus posibilidades con el pacto de Bonvehí con Puigdemont. Ya no pueden contar con PDeCAT a pesar de que habían abierto negociaciones en el mes de julio. Esta semana, se espera otra reunión con David Bonvehí para extender definitivamente el certificado de defunción a una amplia coalición no independentista del catalanismo moderado.

Foto: El expresidente de la Generalitat Carles Puigdenont. (Reuters)

Pero, además de no poder con el PDeCAT, los moderados catalanistas tampoco pueden contar con el PNC, ya que su líder prefiere concurrir a unas elecciones sin lo que considera ‘lastre’ convergente, es decir, sin Lliures o Convergents, que están integrados por antiguos convergentes que se desgajaron en su día de PDeCAT. “Marta Pascal considera que necesita a gente sin piedras en las mochilas y esas dos formaciones están llenas de gente que tuvo cargos de relevancia en Convergència”, afirman desde las filas del PNC, obviando que también en el bando del PDeCAT y de JxCAT la militancia está llena de exconvergentes con mando en plaza.

Un pleito engorroso

A Puigdemont y a Bonvehí, no obstante, les falta un asunto que deben dilucidar en un futuro próximo. Y es que existe un pleito pendiente que se dirimirá en los tribunales: la persona que traspasó la marca a Puigdemont, según fuentes del PDeCAT, no podía hacerlo. “Laia Canet, la señora que llevó JxCAT al registro de marcas, tenía un apoderamiento del año 2016 para patentar la marca, pero en 2018 hubo un congreso del PDeCAT y, por tanto, quedaron revocados todos los cargos. Canet tenía un apoderamiento general, pero no un poder estricto para transmitir la marca. Lo que ha habido aquí es una apropiación. Y, sin embargo, a pesar de que hubo un congreso por medio y, por tanto, todos los poderes estaban caducados —y el suyo no se renovó—, en 2020 traspasó la marca JxCAT a los partidarios de Puigdemont en una operación que nos parece a todas luces ilegal”, aseguran fuentes del PNC. La empleada del PDeCAT adujo que realizó una ‘asamblea telemática’ para traspasar dicha marca, pero el PDeCAT afirma que esa asamblea jamás existió.

El tema jurídico de la batalla legal por la posesión de las siglas seguirá, de momento, su marcha. “No sabemos cómo acabará. El PDeCAT no retira la demanda por ahora. De todos modos, es un tema que no afectará a un posible pacto, ya que la candidatura puede ir bajo el paraguas de esas siglas, sea de uno o de otro la propiedad de las mismas”, aducen las fuentes.

De todos modos, afirman desde la formación posconvergente, la ley solo reconoce los derechos electorales a los partidos y coaliciones y no a las marcas, por lo que es el PDeCAT quien tiene los derechos electorales en la próxima campaña. Y, a partir de ahí, es también este partido el que recibirá las subvenciones oficiales y el que tendrá los minutos correspondientes en las televisiones durante la campaña electoral.

El ‘expresident’ catalán Carles Puigdemont tiene prácticamente cerrado un acuerdo electoral con su anterior partido, el PDeCAT, según fuentes próximas a la negociación. Puigdemont se dio de baja de esta formación hace solo dos meses, justamente cuando impulsó su nuevo partido, Junts per Catalunya (JxCAT), cuya marca electoral era precisamente del PDeCAT. El pacto ha pasado por momentos difíciles, pero todo apunta A la solución positiva para una coalición, ya que las diferencias que separan a ambas formaciones son nimias.

Carles Puigdemont
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