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El 'invento' de Miquel Roca que estuvo en el armario durante 40 años ve la luz ahora
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PNC: LA HISTORIA DE UNAS SIGLAS CON 'PEDIGRÍ'

El 'invento' de Miquel Roca que estuvo en el armario durante 40 años ve la luz ahora

Circunstancias diversas han hecho revivir un proyecto que estuvo congelado durante 4 décadas: tacticismo electoral, oportunismo político y apoyo de fuerzas nacionalistas de otros territorios

Foto: La excoordinadora general del PDeCAT, Marta Pascal, junto al expresidente de la Generalitat Artur Mas. (EFE)
La excoordinadora general del PDeCAT, Marta Pascal, junto al expresidente de la Generalitat Artur Mas. (EFE)

El Partido Nacionalista Catalán (PNC) fue inscrito en el registro de partidos políticos del Ministerio del Interior el 13 de abril de 1978, pero tuvieron que pasar más de 40 años para que esas siglas se pusiesen en primera línea de la política. "En aquella época, quienes dieron la cara fueron tres jóvenes de la Juventud Nacionalista de Cataluña, porque era obligatorio que figurasen tres nombres a la hora de la inscripción. Lo que se pretendía era que las siglas, por su significado, no pudiesen ser usurpadas", explica a El Confidencial un alto cargo nacionalista de la época. Circunstancias diversas han hecho revivir un proyecto que estuvo congelado durante más de 4 décadas: tacticismo electoral, oportunismo político y apoyo de fuerzas nacionalistas de otros territorios. Todo eso se conjuró para insuflar de vida un proyecto condenado al olvido por Jordi Pujol.

Foto: Torra y Puigdemont, durante un encuentro en Bruselas. (EFE)

Hay quien sostiene que las siglas fueron reservadas por representantes de Convergencia, de Unió Democràtica y de ERC, aunque los 'viejos del lugar' ligados a CDC niegan esa teoría y aseguran que todo obedeció a una estrategia nacionalista de poder contar con esas siglas cuando hiciese falta. "Si el invento de Convergència se hundía, hubiese saltado a la palestra el PNC. Pero como lo de Convergència salió bien, se tuvieron las siglas hibernando durante décadas", asegura un exalto cargo de CDC.

Las siglas del 'veterano' PNC, no obstante, han sido difundidas esta semana como la nueva marca política de los críticos del PDeCAT, es decir, los que están descontentos con la estrategia frentista de Carles Puigdemont y que prefieren volver a articular una gran fuerza nacionalista de centro que, sin perder de vista la independencia, no abogue por la unilateralidad, sino que acate las reglas democráticas del juego político.

En ese grupo, cuya síntesis ideológica lleva gestándose desde septiembre pasado en torno al conocido como 'grupo de Poblet' (por ser en este monasterio donde se reunieron por primera vez) o plataforma 'El País de Demà', se encuadran dirigentes como los exdiputados Carles Campuzano y Jordi Xuclà, el exconsejero Lluís Recoder o la excoordinadora y exsenadora del PDeCAT, Marta Pascal, desalojados de la estructura del partido por los partidarios de Puigdemont y buscando su encaje en alguna plataforma ajena al PDeCAT o a sus 'hermanos de sangre' JxCAT y Crida Nacional, todas ellas 'marcas de la casa' de Puigdemont.

"No era de la simpatía de Pujol"

"El PNC no gozaba de la simpatía de Jordi Pujol. De hecho, a quien sí le gustaba y fue uno de los impulsores era a Miquel Roca. Y a otra gente. No es casualidad que las juventudes de Convergència Democràtica se llamen Juventudes Nacionalistas de Cataluña (JNC). Es que iban a ser las juventudes de ese partido. Pero a Pujol nunca le gustó ese proyecto. Le restaba protagonismo. Si Convergència se hubiese llamado Partido Nacionalista de Cataluña, sería el proyecto de Cataluña, no de Pujol. Por eso, jamás se puso sobre la mesa el nombre del PNC. Pujol prefirió quedarse con su Convergència, que era algo mucho más personal y que, además, le había dado resultado", explica otro alto dirigente convergente.

placeholder El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol. (EFE)
El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol. (EFE)

Y un tercero abunda en esa misma explicación y señala: "En la época de Miquel Roca, se inscribieron varios nombres de partidos que podrían ser utilizados en el futuro. Su sede entonces se ubicó en el mismo edificio donde había otras entidades ligadas a CDC. El nombre era lógico y la intención era reservar esa marca para utilizarla en el futuro, hasta el punto de que a las juventudes de Convergència se les puso JNC. La intención era que si CDC no funcionaba, se hubiera impulsado otro proyecto idéntico con otro de los nombres registrados".

Las siglas volvieron a ponerse sobre la mesa hace casi cuatro años, con motivo del cambio de denominación de Convergència, pero los militantes rechazaron esa denominación por la de Partido Demócrata, que al final no se pudo registrar y acabó renombrándose como PDeCAT.

Durante las pasadas décadas, pues, las siglas del PNC fueron guardadas en un cajón, a la espera de tiempos mejores. Una ex alto cargo de CDC explica también que "durante mucho tiempo, las siglas estuvieron bajo la custodia de Jaume Camps". Este fue uno de los principales 'fontaneros' de Convergència. Diputado en Madrid, a este importante diputado se le descubrió la cuenta 'La Santa Espina' en Suiza, donde se había ingresado al menos un millón de dólares provenientes del conglomerado de KIO. Camps devolvió el dinero, aunque alegó siempre que el pago fue por unos trabajos personales al empresario Javier de la Rosa. Hace una década, era el abogado de Félix Millet, el corrupto presidente del Palau de la Música y fue investigado dentro de la causa, aunque siempre alegó que sus reuniones con el prócer del Palau siempre fueron con motivo de sus relaciones profesionales y no como consecuencia de las comisiones que la institución pagaba a CDC.

Las siglas del PNC cayeron en el olvido hasta que esta semana fueron devueltas a la vida política al anunciarse la creación de un nuevo partido

Lo cierto es que las siglas del PNC cayeron durante todas estas décadas en el olvido hasta que esta semana fueron devueltas a la vida política al anunciarse la creación de un nuevo partido político que se presentará a las próximas elecciones autonómicas. Pero, para entonces, ya no estaban en el despacho de Camps, sino de Francesc Capdevila, otro abogado nacionalista vinculado al independentismo.

Curiosamente, Capdevila, que se negó a realizar cualquier aclaración a este diario, parece estar lejos de la moderación del grupo de Poblet que utiliza las siglas del PNC. En realidad, este letrado fue uno de los que pidieron firmas para llevar al Estado español ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos porque "impide que los catalanes podamos ejercer el derecho fundamental de autodeterminación a través de la celebración de un referéndum". Hace unos años, también pidió el boicot activo al Premio Planeta, ya que el empresario José Manuel Lara era también el propietario de 'La Razón', un medio de la "derecha españolista" y no se había pronunciado a favor de la independencia. Capdevila colgó en su página de Facebook el logotipo de la campaña extremista con el lema 'Yo no compraré el premio Planeta'.

En la actualidad, según el registro del Ministerio del Interior, figura como presidenta del PNC Olga Tortosa Marín, una pequeña empresaria que, junto a su marido, regentan dos empresas del sector turístico barcelonés. Tortosa se presentó por la lista de Convergència i Unió (CiU) a las elecciones municipales de 2015 en la pequeña localidad de Pallejà, cerca de Barcelona.

La larga mano de Urkullu

La nueva realidad puede variar el organigrama en un futuro próximo. Porque la elección de las siglas por el grupo de críticos desgajados del PDeCAT no es casual. Fuentes nacionalistas consultadas por este diario apuntan a la influencia del 'lehendakari' vasco, Iñigo Urkullu, del PNV, como uno de los principales apoyos para dar ese paso y revivir el PNC. Urkullu siempre ha sido muy crítico con la deriva unilateral de Puigdemont. De hecho, tanto él como el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, intentaron reconducir la situación tras el referéndum del 1 de octubre. Ortuzar llegó a viajar en secreto el 8 de octubre de 2017 a Barcelona para disuadir a Puigdemont de ir más allá. Luego vinieron los desencuentros públicos entre el nacionalismo vasco y el extremismo independentista catalán.

placeholder El 'lehendakari', Iñigo Urkullu. (EFE)
El 'lehendakari', Iñigo Urkullu. (EFE)

Urkullu solo encontró algunos atisbos de moderación en Pascal y de ahí surgió una relación política que continúa en la actualidad, hasta el punto de que el vasco prologó el libro 'Perder el miedo' que la catalana publicó el pasado mes de febrero. Lo que perseguía el 'lehendakari' era un interlocutor en Cataluña con una estrategia más suave, más pactista y menos radical que la de su colega fugado en Waterloo. Así, se llegó a armar un proyecto que acabó echando mano de unas siglas con connotaciones muy similares a las del PNV, que reconducen la deriva unilateral del PDeCAT y vuelven a situar al nacionalismo catalán en una posición de aplicación rigurosa del pragmatismo del que siempre había hecho gala CiU.

Lo cierto es que las siglas del PNC se convierten ahora en la imagen, de cara al exterior, de una opción más templada y moderada del nacionalismo catalán. La salida a la luz de la nueva formación tiene distintas lecturas. Por un lado, según comentan a este diario fuentes nacionalistas, "están próximas las elecciones vascas y gallegas y el PNC tratará de visibilizar que son los interlocutores de los nacionalismos gallego y vasco, que prefieren tener en Cataluña a una fuerza moderada como aliada" en vez de a los unilateralistas de JxCAT o PDeCAT.

Por otro lado, en septiembre, el Tribunal Supremo puede dictaminar que Quim Torra deje la presidencia, lo que aboca a Cataluña a un escenario difícil: o se convocan muevas elecciones (a lo que los posconvergentes se oponen, aunque todos los demás grupos políticos las reclaman) o se arriesga a intentar la investidura de un nuevo diputado, con el desgaste político que eso puede suponer, al no tener una mayoría parlamentaria para ello. "Es preciso que haya quien también pida elecciones desde el sector de Convergencia. La cuestión es que antes de otoño, el Supremo dictará sentencia y hay que ver qué se estará dispuesto a hacer: si convocar urnas o poner a otro diputado en la línea sucesoria en una agonía absurda de la legislatura. Por eso es bueno que ahora haya un sector como éste que pida también elecciones, dispuesto a dar la batalla en ellas".

Otra cosa es cómo se articula el catalanismo no unilateralista de cara a la contienda electoral, ya que los desgajados del PDeCAT solo están dispuestos a forjar una alianza con Units per Avançar, la fuerza heredera de UDC que lidera Ramon Espadaler y que en las últimas autonómicas se presentó en coalición con el PSC. A estas alturas, hay conversaciones con Units mientras que se han dinamitado los puentes con la Lliga Democràtica, con Convergents y con Lliures. Estos dos últimos partidos están impulsados por los exdirigentes de CDC Germà Gordó y Antoni Fernández Teixidó. "Las historias del pasado no sirven para nada. Que se olviden de nosotros", advierte a este diario uno de los dirigentes simpatizantes con el nuevo PNC.

El Partido Nacionalista Catalán (PNC) fue inscrito en el registro de partidos políticos del Ministerio del Interior el 13 de abril de 1978, pero tuvieron que pasar más de 40 años para que esas siglas se pusiesen en primera línea de la política. "En aquella época, quienes dieron la cara fueron tres jóvenes de la Juventud Nacionalista de Cataluña, porque era obligatorio que figurasen tres nombres a la hora de la inscripción. Lo que se pretendía era que las siglas, por su significado, no pudiesen ser usurpadas", explica a El Confidencial un alto cargo nacionalista de la época. Circunstancias diversas han hecho revivir un proyecto que estuvo congelado durante más de 4 décadas: tacticismo electoral, oportunismo político y apoyo de fuerzas nacionalistas de otros territorios. Todo eso se conjuró para insuflar de vida un proyecto condenado al olvido por Jordi Pujol.

Quim Torra Carles Puigdemont Miquel Roca i Junyent Nacionalismo Unió Democràtica de Catalunya (UDC)
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