Torra se queda solo en el Govern: ERC y PDeCAT exigen adelantar las elecciones
ERC salvó a Buch, pese a que en la reunión se plantearon las fuertes críticas a su persona de candidatos y parlamentarios cercanos a Puigdemont. Ayer, Quim Torra no le defendió
Ayer, Quim Torra tenía un plan, que no era ni cesar al 'conseller' de Interior, Miquel Buch, como le pedía Carles Puigdemont, ni organizar la seguridad de una Cataluña donde la calle se le estaba descontrolando, ni convocar elecciones, como espera una parte del PDeCAT. Su plan era irse a caminar. Por eso, él y todo su equipo comparecieron en el encuentro que había forzado el vicepresidente, Pere Aragonès, con calzado deportivo. Y por eso se marcharon mientras la reunión continuaba. Porque lo importante era sumarse a la 'marcha por la libertad' en Girona y pasar justo por su pueblo, Torroella de Montgrí. Este hecho no pasaría de una anécdota si no reflejase el aislamiento de un Torra que comparece hoy ante el Parlament cuando sus socios ya están pensando en elecciones catalanas anticipadas, presumiblemente en el mes de febrero.
La soledad de Torra resultó mas evidente cuando apareció en un discurso de madrugada en el que evitó condenar la violencia y se limitió a señalar que "no se pueden permitir los incidentes que estamos viendo en las calles de nuestro país. Esto se ha de parar ahora mismo". Pero acusó de la violencia a supuestos "infiltrados y provocadores", sin aportar pruebas de nada. Torra había dicho que nunca saldría a condenar un acto de los CDR. No lo hizo. Compareció en TV3 obligado tras dos noches de extrema violencia en Cataluña. Pero su aparición tuvo un punto vergonzante, en el que ni siquiera mencionó a los Mossos.
ERC salvó a Buch, pese a que en la reunión se plantearon las fuertes críticas a su persona de candidatos y parlamentarios cercanos a Puigdemont. Torra no le defendió, pero ERC hizo valer el acuerdo de la pasada semana de que si caía un 'conseller', caía todo el Govern, según apuntan fuentes del Palau conocedoras del contenido del encuentro. Así que Miquel Buch continúa, aunque de manera provisional, según apuntan fuentes de la Generalitat, porque como ha demostrado el propio Torra con su apuesta por la marcha, lo importante son las movilizaciones. En el PDeCAT, se ha pedido a alcaldes y cuadros medios que no pidan su dimisión a riesgo de ser objeto de sanción interna, según informó la Agencia EFE.
Sin embargo, Buch, siempre descolocado, seguirá en el cargo pese a sí mismo. Pese a que ayer, en medio de los tumultos en que ardía Barcelona, él permanecía en la cárcel de Lledoners, reunido con los presos, la mayoría de ellos convencidos de que ahora, esta semana, estos días, es el 'momentum' torriano, el todo o nada del independentismo. Al mismo tiempo, su principal valedor, el 'expresident' Artur Mas, se encontraba en la cena del Premio Planeta, un acto que fue boicoteado por la Generalitat. Mas es ahora el adalid del avance de elecciones.
La idea la lanzó una persona de su confianza, su 'exconseller' de Economía Andreu Mas-Colell, en un artículo en el diario 'Ara', donde planteaba esta semana que la mejor manera de no caer en los dilemas de la respuesta a la sentencia, los mismos que han enredado a Buch y Torra en una telaraña de contradicciones, era avanzar comicios y que si era necesario, que gobernase Cataluña ERC con el apoyo de JxCAT, intercambiando la presidencia de la Generalitat por la Conselleria de Economía, al revés de como se ha repartido el poder hasta ahora.
Puigdemont se resiste
Desde Waterloo, Puigdemont se resiste. Las encuestas son muy contrarias y si no se presenta él no tiene un candidato claro, mientras que ERC lleva meses trabajando el perfil presidencial de Pere Aragonès. El señuelo es febrero. Febrero, porque no se puede convocar hasta después del 10-N, de que haya elecciones generales, y se querrá evitar una campaña en Navidad. Febrero, porque Puigdemont hasta el día 3 podría ser candidato, ya que su DNI español aún no habría caducado.
Puigdemont prefiere evitar las elecciones por los malos datos de las encuestas y JxCAT, por esquivar la sangría económica de una nueva campaña
Además, en JxCAT la idea no gusta. La coalición todavía debe dinero a muchos de los proveedores que le hicieron trabajos de campaña para las últimas generales y europeas, según apuntan fuentes de esta formación. Y una nueva campaña es cara. Incluso con un enfoque de bajo coste, llegará a 800.000 euros. Una fortuna para una formación de nuevo cuño que ha tenido que hacer frente a una sucesión de choques electorales y desangrada por las cajas de solidaridad.
Los cálculos de ERC
ERC también prefiere febrero por varios motivos: el primero es que tras las generales verá su fuerza. El que la CUP se presente por primera vez al Congreso y que las encuestas le den dos o tres escaños es una buena noticia. Dispersa el voto de Puigdemont y facilita que puedan ganar las generales del 10-N en Cataluña. Además, Pere Aragonès engaña. Es un tecnócrata, sí, pero sabe mitinear y se mueve bien en actos de campaña, fajado en su pasado en las JERC. Si los republicanos ganan las generales, la tentación será acudir a unos nuevos comicios e imponer el cambio de guardia en el espacio soberanista también en unas autonómicas.
De modo que ERC prefiere que el Govern siga en precario y llegar a febrero con las fuerzas lo más intactas posible, por mucho que tengan que aguantar ninguneos de Puigdemont o de Torra ayer mismo. Febrero puede ser un buen mes si se consolidan las tendencias que dibujan las encuestas para los republicanos. Por eso, Buch seguirá. Porque hasta febrero, nadie quiere elecciones.
Ayer, Quim Torra tenía un plan, que no era ni cesar al 'conseller' de Interior, Miquel Buch, como le pedía Carles Puigdemont, ni organizar la seguridad de una Cataluña donde la calle se le estaba descontrolando, ni convocar elecciones, como espera una parte del PDeCAT. Su plan era irse a caminar. Por eso, él y todo su equipo comparecieron en el encuentro que había forzado el vicepresidente, Pere Aragonès, con calzado deportivo. Y por eso se marcharon mientras la reunión continuaba. Porque lo importante era sumarse a la 'marcha por la libertad' en Girona y pasar justo por su pueblo, Torroella de Montgrí. Este hecho no pasaría de una anécdota si no reflejase el aislamiento de un Torra que comparece hoy ante el Parlament cuando sus socios ya están pensando en elecciones catalanas anticipadas, presumiblemente en el mes de febrero.
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