Ada Colau, entre el abrazo del oso y la venganza interna de los comunes
El cabeza de lista de ERC, Ernest Maragall, ha anunciado que congela las negociaciones con la lideresa de los comunes a la espera de que Colau cese sus negociaciones con los socialistas
El juego de tronos que se lleva a cabo en las negociaciones para nombrar alcalde de Barcelona ha tensado el ambiente político hasta un punto insospechado. El cabeza de lista de ERC, Ernest Maragall, que ganó las pasadas elecciones municipales por un estrecho margen de casi 5.000 votos sobre Ada Colau (Barcelona en Comú, BeC), anunció este miércoles que congelaba las negociaciones con la lideresa de los comunes a la espera de que Colau cese en sus negociaciones con los socialistas, que aspiran a formar un frente progresista en la ciudad para que no caiga en manos del independentista.
Lo que está en juego es lo suficientemente importante como para que los partidos pongan toda la carne en el asador. Barcelona no solo es la segunda ciudad de España, sino también la capital de Cataluña, y su ayuntamiento puede ser un auténtico contrapoder a la Generalitat, actualmente en manos de los independentistas. Si el republicano Ernest Maragall se hace con la alcaldía (fue el candidato más votado, pero empató a 10 concejales con su principal rival), los independentistas tendrán en sus manos una poderosa herramienta política para utilizarla en el tortuoso camino hacia la independencia que lleva años paralizando la política catalana.
Maragall vetó al líder del PSC, Jaume Collboni, para formar un tripartito en la capital catalana, consciente de que no le dejarían gobernar a gusto. “En estos momentos, un tripartito no tiene sentido. Ernest Maragall ofreció una reunión a Collboni, pero este no ha querido ni reunirse. Por tanto, los primeros que no quieren un tripartito son los socialistas. En cambio, el responsable del PSC envió una carta en la que dice que se presentó a las elecciones para luchar contra el independentismo”, explican fuentes de ERC a El Confidencial.
Además, las fuentes consultadas señalaron a este diario que Maragall quería discutir los dos principales ejes de su programa con el socialista: uno, el principal, “es el que tiene los elementos centrales del programa, los temas de ciudad y las propuestas de reformas y de cambios. El otro eje es el que habla de las libertades y los derechos. Lo que queríamos era constatar en qué posición está cada uno. Sabemos que en algunos temas hay diferencias abismales, pero esperábamos sentarnos para certificar esas diferencias. Como no ha querido ni sentarse, no podemos hacer nada. En cambio, sí que conocemos muy bien el marco que tenemos que negociar con los comunes, con los que coincidimos casi al 100% en la mayoría de los temas y con los que las coincidencias ideológicas y programáticas con evidentes”.
Pacto cerrado a Colau
Por tanto, consciente de que el camino con el PSC está obstruido, Maragall ofreció un pacto cerrado a Colau este miércoles en el que el republicano debe ser el alcalde (al ser el candidato más votado), pero guardando para Colau un lugar preeminente a su lado. Se desecharía compartir mandato, como se había llegado a especular, pero se daría un gran protagonismo a la líder de los comunes. “La generosidad de ERC es evidente”, subrayan las fuentes a este diario. Pero, paralelamente, anunció a la todavía alcaldesa que congelaba conversaciones a la espera de que rompa definitivamente amarras con los socialistas.
“Se conformaría un Gobierno con 20 concejales [la mayoría absoluta está en 21], lo que daría una gran tranquilidad al equipo de gobierno”, admiten desde las filas de ERC. Y desde BeC se subraya que “Esquerra intenta forzar el ritmo, pero queda mucho partido por delante. El escenario es el que es, pero ERC no tiene mucho margen de maniobra, porque no puede pactar con nadie más que con JxCAT y con nosotros”, explican fuentes de los comunes a este diario. Y Colau ya se lo dejó claro: nunca apoyará un Gobierno al que también apoye JxCAT.
De ahí que desde BeC saquen pecho: “La única variante posible que tiene pasa por los comunes. Punto. O eso o intentan gobernar con 10 concejales, pero eso es muy difícil en un consistorio de 41 concejales”.
En el PSC, por su parte, siguen hablando con todas las fuerzas políticas para conocer sus hojas de ruta con respecto al consistorio barcelonés. Pero mantienen la principal línea de actuación abierta con Barcelona en Comú. Desde las filas socialistas, se apunta a que lo óptimo sería “un Gobierno de progreso entre Ada Colau y Jaume Collboni. Es cierto que no tienen mayoría absoluta, pero se podría materializar la investidura igualmente. Cuando Colau pone como excusa que no negociará con Manuel Valls [candidato de Ciudadanos], que está dispuesto a prestar los votos gratuitamente, está rehuyendo su responsabilidad. En realidad, no negociaría nunca con Ciudadanos porque no hay nada que negociar. La negociación solo se produciría con el PSC. Lo demás son excusas de mal pagador”.
Es cierto que desde algunos sectores socialistas se critica la deriva independentista de la alcaldesa, “aunque a veces quiera dar la impresión de equidistancia. Pero ahora se verá cuál es su verdadera naturaleza”. También se especula con que “la decisión depende únicamente de Ada Colau, aunque su situación no es fácil: si se va con Ernest Maragall, Esquerra le acabará dando el abrazo del oso. Y si no es alcaldesa, los suyos le acabarán pasando factura. La única salida válida que tiene es un pacto con el PSC, porque entre los dos podremos salir adelante y hacer un Gobierno de progreso en Barcelona”. El razonamiento del PSC es sencillo: el independentismo obtuvo solo 15 concejales en Barcelona (10 de ERC y cinco de JxCAT). “Por tanto, ¿por qué ha de haber un alcalde independentista? Además, el 60% del voto ha sido de izquierdas. El equipo de gobierno que salga, pues, ha de ser de izquierdas, que ha tenido un amplio apoyo popular”, escenifican.
La presión morada sobre la alcaldesa
Pero la cuestión no es tan sencilla: hay un sector soberanista en BeC que no está dispuesto a que Colau se lance en brazos del socialismo. Ese sector quiere escorar el ayuntamiento barcelonés hacia el independentismo y exige un pacto con Ernest Maragall, a riesgo de que Colau pierda protagonismo y cuota de poder.
Hay un sector soberanista que no está dispuesto a que Colau se lance en brazos del socialismo
Las presiones son de tal magnitud que se ha llegado a plantear una fractura dentro de los comunes si Colau se decanta por los socialistas. En ese caso, la actual alcaldesa quedaría tocada de muerte: aproximadamente la mitad de los comunes se pasaría al grupo mixto y la dejarían como cuarta o quinta fuerza municipal, un correctivo que podría significar el principio del final de su carrera política.
La decisión, pues, no es fácil. En BeC admiten que la decisión está “polarizada” y que, dadas las especiales circunstancias de la composición del pleno municipal, “todo está abierto. Posiblemente no se pueda decir nada hasta el día antes de la toma de posesión, porque se seguirá negociando hasta el último momento, ya que lo importante es cómo llegas al final”.
El juego de tronos que se lleva a cabo en las negociaciones para nombrar alcalde de Barcelona ha tensado el ambiente político hasta un punto insospechado. El cabeza de lista de ERC, Ernest Maragall, que ganó las pasadas elecciones municipales por un estrecho margen de casi 5.000 votos sobre Ada Colau (Barcelona en Comú, BeC), anunció este miércoles que congelaba las negociaciones con la lideresa de los comunes a la espera de que Colau cese en sus negociaciones con los socialistas, que aspiran a formar un frente progresista en la ciudad para que no caiga en manos del independentista.
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