La huida de Puigdemont perjudica la posición de Forcadell y del resto de acusados

El autoexilio de Carles Puigdemont en Bruselas, en el que se autodefine como el “presidente legítimo” de la Generalitat y asegura que no volverá a España porque no le espera un juicio justo, dificulta la posición legal del resto de líderes independentistas que han de afrontar los tribunales, entre ellos la expresidenta del Parlament, Carme Forcadell, quien ha de comparecer el próximo jueves ante el Tribunal Supremo. Tras la marcha de Puigdemont el fiscal podrá alegar riesgo de fuga y eso podría suponer cárcel inmediata para todos los implicados.

Esta perversa dinámica se extiende a todos los líderes independentistas que en mayor o menor medida han de desfilar por los juzgados. Porque los próximos días 2 y 3 de noviembre, al mismo tiempo que Forcadell, también han de declarar ante la Audiencia Nacional todos los miembros del Govern, incluyendo el exvicepresidente Oriol Junqueras. Es decir, el riesgo de fuga puede acabar con prisión preventiva para todos los investigados, que son los mismo que intentan presentarse a las elecciones del 21-D: entre ellos el propio Junqueras o los 'exconsellers' Santi Vila, o Josep Rull.

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Esto convertiría a la campaña del 21-D en imposible, con el grueso de los candidatos independentistas en la cárcel por riesgo de fuga. El Govern se ha dividido en dos grupos: los aforados, que se han quedado en España y los no aforados que han huido con Puigdemont, según explican fuentes del entorno nacionalista, pero que en su mayoría ya están volviendo.

Los que se han quedado en Barcelona celebraron un supuesto Consell Executiu de la nueva república en el Parlament, tras la que no han informado de lo decidido. Todo muy extraño teniendo en cuenta que este Govern medio exiliado, también acepta presentarse a las elecciones autonómicas convocadas por Rajoy.

Fuentes cercanas al entorno de Puigdemont aseguran que el 'expresident' busca con su maniobra dos cosas: internacionalizar el 'procés' creando un conflicto interno en la UE y convertirse él mismo en un banderín electoral para los partidos independentistas. Un cartel electoral un tanto extraño porque ni el PDeCAT ni ERC han mostrado de manera explícita su apoyo y reconocimiento al papel jugado por Puigdemont en su exilio en Cataluña.

Planificación

La jugada de Bruselas ha sido planificada por el eurodiputado del PDeCAT, Ramon Tremosa. Tremosa ya fue el ideólogo de la vía eslovena cuando el Parlament declaró la independencia sin declararla el pasado 10 de octubre. La idea de visualizar un Govern catalán en el exilio para explotar las contradicciones internas de la UE también ha salido de Tremosa, que acompañó a Puigdemont en su rueda de prensa.

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Sin embargo, que el grueso del Govern haya vuelto de Bruselas a Barcelona siete horas después de haber anunciado su iniciativa implica que muchos de los 'consellers' prefieren confiar en las garantías legales españolas que una posible solicitud de asilo en Bélgica con la que está amagando el 'expresident'.

Dudas sobre las elecciones

El éxito de la convocatoria de prensa, con más de 150 medios, muchos de ellos internacionales, ayuda a poner en primera línea de la agenda de la prensa internacional la cuestión de Cataluña. Pero en medios cercanos al PDeCAT se duda de que el tirón electoral que pueda tener Puigdemont como presidente en el exilio.

Opinión

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Puigdemont se presenta como presidente legítimo y le pide a Rajoy que acepte el resultado de las urnas el 21-D. Pero no queda claro nada. No se sabe si Puigdemont seguirá considerándose presidente legítimo después de las elecciones. Si no fuera así la situación creada sería absurda. Tras los comicios habría dos presidentes legítimos, el propio Puigdemont y el que salga victorioso de las urnas. Nada de esto lo ha aclarado el 'expresident' en su comparecencia ante los medios.