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Cataluña salva su jornada más tensa y avanza hacia la independencia unilateral

La jornada de huelga general y los escraches contra la Policía Nacional y la Guardia Civil dispararon la tensión, pero al caer la noche los manifestantes volvieron a sus casas

Foto: Miles de manifestantes, congregados ante la Jefatura Superior de Policía de Barcelona. (David Brunat)
Miles de manifestantes, congregados ante la Jefatura Superior de Policía de Barcelona. (David Brunat)

Manifestantes increpando a policías nacionales frente a la Jefatura de Policía durante todo el día en Via Laietana; Mossos y Guardia Urbana cortando las arterias principales al tráfico; piquetes en los comercios y miles de personas recorriendo las calles de Barcelona en grupos desordenados... Cataluña vivió ayer su jornada más tensa, pero llegó a la noche sin brotes de violencia significativos y con los convocantes pidiendo que todo el mundo volviese a sus casas y tomase fuerzas para los días por llegar.

Gritos de independencia e insultos a los agentes frente a la Jefatura Superior de Policía

Los propios organizadores difundieron rumores a través de las redes asegurando que había “agentes de la policía infiltrados y radicales” y que en cualquier momento podía empezar la violencia. El presidente de la ANC, Jordi Sánchez, pedía en Twitter “no caer en la provocación”, a pesar de que eran sus simpatizantes quienes estuvieron durante toda la jornada llamando “asesinos” a losa policías que hacían guardia frente a la sede de la Jefatura.

La euforia desbordada de los manifestantes —muchos de ellos, jóvenes estudiantes e independentistas militantes que ven más cerca su sueño— contrastaba ayer con el pesimismo y la preocupación de quienes creen palpar una espiral de odio cada vez más densa alrededor de ellos.

Los propios organizadores difundieron rumores a través de las redes asegurando que había agentes de la policía infiltrados y radicales

“Esto es irreversible, estamos viviendo momentos históricos. España es parte del pasado para nosotros, no hay vuelta atrás. Después de la declaración unilateral y el apoyo internacional que estamos recibiendo, es cuestión de tiempo que en la Unión Europea reconozcan nuestra independencia”, decía Sergi, un joven que acudía a la llamada de acampar en la esquina entre Gran Vía y Paseo de Gracia, un acto posteriormente desconvocado.

Los barceloneses toman la calle como protesta por las actuaciones policiales del 1-O

Joaquim, un votante del PSC que paseaba con cara de preocupación entre la gente, lo veía de otra manera. “Esto es muy duro, hay una inconsciencia, no tienen ni idea de lo que nos estamos jugando y lo que va a pasar en los próximos días. Vamos camino del desastre. Si pudiese, me iba ahora mismo de Barcelona”, comentaba en voz baja.

A media tarde, la calle Balmes acogió otra manifestación, esta vez con banderas de España. Cientos de personas, convocadas en grupos espontáneos de WhatsApp, desfilaron evitando encontronazos con los independentistas. Había quien aclamaba desde las ventanas, quien pitaba desde los coches y quien los abucheaba.

Piquete en El Corte Inglés

La mayoría de los pequeños comercios de Barcelona secundaron la huelga, en contraste con las grandes superficies y los negocios regentados por extranjeros. Aunque los centros comerciales habían abierto inicialmente, fueron cerrando conforme pasaron los piquetes. A mediodía, un grupo de jóvenes antisistema se acercó a un centro de El Corte Inglés que seguía abierto. Iban con rastas, señeras y banderas. "Anti-anticapitalistas" y "huelga general" se plantaron a gritar en la puerta. "Que salgan los clientes" y "no vamos armados", eran otros de los cánticos. En solo un par de minutos, la persiana bajó y todo el mundo salió con cara de fastidio por una puerta lateral.

Manifestación en Barcelona

La marea humana tenía ya elegido de antemano el océano en el que iba a desembocar la jornada: la Jefatura Superior de Policía. Igual que el día anterior, miles de personas se agolparon frente al edificio policial ocupando gran parte de la Via Laietana. El objetivo era increpar, insultar y finalmente exigir a la Policía Nacional que se marche de Cataluña. Los Mossos d’Esquadra montaron un dispositivo de seguridad. Un amplio perímetro resguardado por vallas y un puñado de furgonetas de la Brigada Móvil (antidisturbios) para separar la Jefatura de los manifestantes. En la fachada, una decena de agentes de policía aguantaban el chaparrón con el rostro tenso. En las calles laterales, las furgonetas antidisturbios, en este caso las propias de la Policía Nacional, aguardaban.

“¡Asesinos!”, “¡fuera de Cataluña”, “¡sin farlopa no sois nada!”. Las mismas consignas, la misma rabia incontenible, los abucheos tremendos al paso de los helicópteros. Los silbidos ensordecedores cuando un agente entraba o salía del edificio. Todo igual que el día anterior, solo que mucho más masivo. Así, dos horas consecutivas. Sin desfallecer. Por algo la gran mayoría de los manifestantes que acosaban la Jefatura eran jóvenes y adolescentes, con toda la energía e ímpetu propios de esas edades.

placeholder Los jóvenes monopolizaron el acoso a la Policía Nacional en Barcelona. (D. B.)
Los jóvenes monopolizaron el acoso a la Policía Nacional en Barcelona. (D. B.)

A pesar de los exabruptos, el acoso verbal no pasó a mayores. En algún momento, un grupo de participantes se animó a mojar bolas de papel y hacer diana sobre los agentes de policía. Alguno les alcanzó sin más consecuencia. Y cuando la manifestación empezaba a entrar en un bucle de cánticos y de inmovilismo, la CUP y la ANC, las dos entidades que más han agitado las calles, recorrieron toda la Via Laietana diciendo a la gente que ya bastaba, que todo el mundo se moviera ya hacia plaza Cataluña.

"Esto es una ratonera, estamos rodeados de policía, están los ultras, marchaos, por favor”, repetía arriba y abajo una mujer que se identificó como miembro de la CUP. El propio Antonio Baños, excandidato ‘cupaire’ a la Generalitat, anduvo megáfono en mano pidiendo el desalojo. “Ya no hacéis nada aquí. Hay gente [infiltrados] que no piensan como vosotros. Es peligroso. Despedíos de la policía y vámonos”, insistía luego un bombero, quienes también se unieron a la llamada. Algunos asistentes se resisten. "La voluntad del pueblo está aquí”, clamaba un manifestante. Costó casi una hora, pero antes de la medianoche la Jefatura Superior de Policía estaba totalmente desalojada.

placeholder ANC y CUP piden desalojar la Via Laietana y terminar con la manifestación. (D. B.)
ANC y CUP piden desalojar la Via Laietana y terminar con la manifestación. (D. B.)


Quien abrió su negocio se lucró

Los verdaderos ganadores del 3-O no fueron los independentistas. Tampoco el Govern. Fueron los pocos negocios que se atrevieron a desobedecer el parón y abrir persianas. En especial, cafeterías y restaurantes, que no quisieron dejar de hacer la caja del día a causa de la protesta. Tiendas de alimentación regentadas por pakistaníes, puestos de kebab, bazares, restaurantes chinos en la zona de Arco de Triunfo. Todo aquel que ayer no hizo parón y, por lo tanto, no se quiso solidarizar con las víctimas del 1 de octubre ni con la causa soberanista, hizo caja.

Desde el mediodía hasta bien entrada la noche, hubo auténticas colas en los pocos restaurantes y bares abiertos en el centro de Barcelona. Y es lógico. Cientos de miles de personas concentradas en el centro de la ciudad necesitaban comer, comprar agua, refrescos y, ya de noche, cenar y tomar cervezas. Ningún manifestante pareció sentirse incómodo consumiendo en locales que no respetaban el 3-O, y los piquetes, salvo en contados casos, dejaron en paz a esos comerciantes toda la jornada.

Manifestantes increpando a policías nacionales frente a la Jefatura de Policía durante todo el día en Via Laietana; Mossos y Guardia Urbana cortando las arterias principales al tráfico; piquetes en los comercios y miles de personas recorriendo las calles de Barcelona en grupos desordenados... Cataluña vivió ayer su jornada más tensa, pero llegó a la noche sin brotes de violencia significativos y con los convocantes pidiendo que todo el mundo volviese a sus casas y tomase fuerzas para los días por llegar.

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