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El hombre para el que no guarda secretos el vidrio: "Tienes que ser uno con el cristal"
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EL VIEJO ARTE DEL SOPLADO

El hombre para el que no guarda secretos el vidrio: "Tienes que ser uno con el cristal"

El soplado del vidrio acaba de ser declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Se trata de una práctica artesanal transmitida de generación en generación

Foto: El maestro soplador Diego Rodríguez, en pleno proceso artesano. (Cedida)
El maestro soplador Diego Rodríguez, en pleno proceso artesano. (Cedida)

A los pies de la sierra de Guadarrama nacía en el siglo XVIII la Real Fábrica de Cristal de la Granja, constituyendo uno de los ejemplos de manufacturas reales más importantes de toda la España de la época. Aquí se dieron cita los avances tecnológicos y artísticos más relevantes y ambiciosos de toda la Europa ilustrada, que todavía hoy en día se siguen conservando. Desde que en 1727 se comenzase a trabajar vidrio plano en un pequeño horno situado en una barraca del Real Sitio, este edificio ha sido testigo de la creación artesana de millones de piezas de cristal de una calidad excepcional, incomparables con ninguna otra, y creadas a mano por los maestros del soplado.

Una técnica que acaba de declararse Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco y que reconoce una práctica milenaria que sigue conservándose tal y como se realizaba en el siglo I. Actualmente, sigue llevándose a cabo en el mismo sitio, un impresionante edificio declarado Bien de Interés Cultural y una de las señas de identidad de La Granja de San Ildefonso. "Este reconocimiento ha sido un homenaje a la técnica y sobre todo a sus portadores. Ellos la han mantenido durante siglos y es algo que, dadas las circunstancias, es muy importante. El vidrio ha ido acompañando a la humanidad y ahora es un material muy importante", explica Paloma Pastor, directora del Museo Tecnológico de Vidrio de la Fábrica de Cristal de La Granja.

Un municipio que ha vivido su historia al calor de esta fábrica que ha marcado no solo a la localidad sino también a sus vecinos, quienes hoy se muestran orgullosos de esta nueva consideración que tiene como gran protagonista el soplado del vidrio. Inventada en el siglo I a.C. en Siria, esta técnica supuso una verdadera revolución en la época, ya que gracias al uso de la caña de soplar se podían hacer piezas más grandes, de paredes más finas y en menor tiempo.

“La Fábrica de Vidrio es una seña de identidad de La Granja de San Ildefonso. Es parte de nuestra identidad y es importante porque a partir de ahora nos dará mayor visibilidad, sensibilizará más al público de la importancia que tiene la artesanía del vidrio frente a la industria. Cada pieza tiene una historia detrás y una habilidad. Nosotros podemos hacer piezas únicas, excepcionales y trabajamos con artistas y diseñadores, lo que nos diferencia de lo demás”, incide Pastor.

Foto: En su museo de juguetes. (Cedidas)

Esta fábrica nació en esta ubicación gracias al Palacio Real creado por el rey Felipe V que necesitaba de productos para adornar sus salones y ambientar sus espacios, iluminarlos y darles un uso. Además, este mismo entorno arropado por el impresionante monte de Valsaín contaba con abastecimiento de leña, elemento fundamental para la combustión de los hornos y arenas de buena calidad para la producción de los vidrios. Una declaración llega después de años de trabajo por parte de la Fundación Centro Nacional del Vidrio, que ha trabajado de forma incansable durante los últimos años para que se concediese este reconocimiento. En el año 2021, se declaraba Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de España.

Tras ello, dos años en los que la Fundación ha trabajado codo con codo con el Ministerio de Cultura de España para tratar de conseguir que se reconociese a nivel mundial esta técnica milenaria junto con los países de Francia, Alemania, Hungría y Chequia y Finlandia. "Ha sido algo muy tedioso, se ha necesitado portar mucha documentación y también conocer la idiosincrasia de cada país, los factores comunes y las diferencias. Ha sido una experiencia muy bonita y estamos muy contentos con el resultado. Uno de los fines más importantes de esta fundación es mantener, conservar y transmitir las artesanías del vidrio", recalca Paloma Pastor.

Maestro soplador desde hace treinta años

Ahora se sigue utilizando esta misma técnica con escasas variantes como el material de la propia caña. Un proceso que sigue siendo el mismo y que tiene al maestro soplador como su epicentro. Él es el gran protagonista y quien da forma a un vidrio que extrae a más de 1.100 grados del crisol para después soplar a través de la caña realizando una pequeña burbuja de vidrio que después es introducida en el molde, adaptándose así a su forma para conformar el depósito de la pieza.

Diego Rodríguez lleva más de treinta años como maestro soplador de la Fábrica de Cristal de La Granja. Un tiempo en el que ha soplado millones de vidrios con los que ha dado forma a todo tipo artesanías como vasos, jarras o espectaculares lámparas de araña. "Empecé de casualidad, mi abuela siempre me había hablado mucho de aquí, ella se empecinó mucho en que viniera, ya que aquí había trabajado mi tatarabuelo y entonces decidí venir y probar. Una vez que pruebas, te quedas impactado con el vidrio y solo quieres soplar vidrio", explica este granjeño.

Rodríguez aprendió en la escuela de la Real Fábrica de Cristal. La labor de transmisión se realiza aquí desde los años noventa a través de diferentes programas de taller y oficios. Aquí lo ha conocido todo acerca del vidrio, este maestro soplador que entró con dieciséis años. Desde entonces, no ha dejado de aprender y formarse. "Yo entré sin saber nada, solo había visto soplar vidrio. Ahora nosotros estamos enseñando a otros para que esto siga perdurando. Esta es nuestra gran misión, que siga y siga, porque es una técnica muy importante. Hay pocas que se conserven desde el siglo I a.C. y que perduren en el tiempo siendo la misma", agrega.

Técnica del siglo I

Los únicos cambios que ha habido en todo este tiempo han sido dos. El primero, la variación de material en las cañas, ahora son de acero y antes eran de bambú; y el segundo, el combustible utilizado que antes estaba basado esencialmente en madera y cartón y ahora se ha sustituido por gas. El resto no ha variado en nada. "Se necesita conocer el material. Que el material y tú seáis uno, una simbiosis con el vidrio. En el momento que el material y tú sois uno, puedes hacer cualquier pieza. Puedes tardar más o menos en aprenderla, pero ya eres capaz de poder hacerlo. Siempre estamos aprendiendo, es lo bueno que tiene, es un proceso continuo de aprendizaje", señala Rodríguez.

Pero, ¿cuánto tiempo se necesita para ser un maestro del vidrio? Toda la vida, afirma categórico este granjeño que asegura estar aprendiendo de forma constante. “Eso es lo bueno de este oficio, no te aburres, siempre es algo bueno, siempre tienes que estarte esforzando para que tu técnica sea cada día mejor”, sostiene. Dependiendo de cada día, se pueden realizar más o menos soplados diarios, si se trata de copas pueden hacerse hasta 50 o 60 al día, pero si hablamos de un objeto con más elaboración como una jarra que tiene también un asa, esta elaboración se reduce a diez o doce al día. "Depende de lo grande que sea o lo costoso de las subpiezas que tienen", indica.

placeholder Dos maestros sopladores, en los talleres de La Granja. (Cedida)
Dos maestros sopladores, en los talleres de La Granja. (Cedida)

Actualmente, se siguen realizando elaboraciones del siglo XVIII, clásicas, pero también otras muchas piezas por encargo. Las primeras suponen el 60% del tiempo dedicado, mientras que las segundas se reducen al 40%. Estas últimas se hacen a partir de un plano o a través de dibujos, bocetos o ideas con los que transmitir una pieza única. "El vidrio tiene muchas posibilidades, pero también algunas limitaciones", concluye este maestro soplador que comparte oficio en el horno con seis compañeros más. Detrás de ellos, unos fundidores que cuidan el horno meten la composición y están día y noche controlando su temperatura que suele estar en torno a unos 1.135 grados y que puede subir hasta los 1.400 grados.

Un meticuloso trabajo

Formado el depósito, se aplica el puntil por el extremo opuesto a la caña, y acto seguido se desprende la caña de la pieza, para poder así terminar el recipiente dando forma a la boca o aplicando las asas. Una vez terminado el proceso, hay que recocer el vidrio, es decir, enfriarlo muy lentamente en un horno llamado arca de recocido o mufla. Cuando la pieza ha completado el proceso de enfriamiento, está ya lista para su decoración. Una vez realizado este meticuloso trabajo, algunas de las piezas pasan a decorarse después de haber superado los diferentes controles de calidad. Actualmente, las decoraciones más utilizadas son el grabado a la rueda, la talla, el esmalte o el decorado.

El grabado parte de un boceto o dibujo que sirve como modelo. Acto seguido se marca la pieza con carbonato de cal, delimitando así los espacios para distribuir mejor la decoración. El dorado se puede realizar de dos formas, mediante el pan de oro o el pan pulverizado. La talla tiene el mismo proceso que el grabado, pero utilizando ruedas más grandes y el esmalte mezcla el pigmento con la composición de vidrios blancos especiales y se funde en el horno.

placeholder Una maestra, en las instalaciones de la Real Fábrica de Vidrio de La Granja, ultimando una pieza. (Cedida)
Una maestra, en las instalaciones de la Real Fábrica de Vidrio de La Granja, ultimando una pieza. (Cedida)

Todo ello dota a cada pieza de una total singularidad, siendo imposible poder encontrar dos iguales, ya que cada una se ha realizado de forma artesanal por unas manos que han cuidado cada detalle desde que se extrae el vidrio del crisol hasta que se prepara su embalaje, uno a uno, para enviarlo a su destinatario. Para la Real Fábrica de Cristal de La Granja, la formación de sus maestros es fundamental, por eso, es uno de los elementos que más se cuidan dentro de este conjunto de edificaciones que suman en total cerca de 25.000 m² de superficie construida. Todos ellos son formados por maestros del soplado que les instruyen para su posterior incorporación.

Desde el siglo XVIII y hasta nuestros días, la producción actual de la Real Fábrica de Cristales se mantiene fiel a su tradición, tanto en la calidad de sus vidrios, como en las técnicas y modelos que reproduce. Actualmente, en España solo llevan a cabo esta técnica dos centros, la Real Fábrica de La Granja y Vidrios Gordiola de Mallorca.

A los pies de la sierra de Guadarrama nacía en el siglo XVIII la Real Fábrica de Cristal de la Granja, constituyendo uno de los ejemplos de manufacturas reales más importantes de toda la España de la época. Aquí se dieron cita los avances tecnológicos y artísticos más relevantes y ambiciosos de toda la Europa ilustrada, que todavía hoy en día se siguen conservando. Desde que en 1727 se comenzase a trabajar vidrio plano en un pequeño horno situado en una barraca del Real Sitio, este edificio ha sido testigo de la creación artesana de millones de piezas de cristal de una calidad excepcional, incomparables con ninguna otra, y creadas a mano por los maestros del soplado.

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