Ruptura, pero no divorcio: Málaga rechaza declarar no grato al jeque Al-Thani

Consiguió que en la grada de La Rosaleda se coreara su nombre, mientras en el césped, un Málaga C.F. plagado de estrellas pasaba rondas en la Champions League. Pero fue un enamoramiento fugaz. La rápida descapitalización de la plantilla, propiciada por la quiebra económica del club, y los malos resultados, convirtieron al jeque Abdullah Bin Nasser Al-Thani en el gran enemigo de una afición que se quedaba afónica pidiendo su marcha.

Han pasado muchos años desde que el dirigente qatarí desembarcase en 2010 en el conjunto blanquiazul. En ese tiempo se bautizó con el nombre de Al-Thani una rotonda —que después se renombró—, la Policía Nacional registró las instalaciones del club y un administrador concursal se puso al frente de la gestión del club.

Una ruptura con la propiedad que no se ha traducido en divorcio definitivo. El Pleno del Ayuntamiento de Málaga rechazó este jueves declarar persona non grata al máximo accionista del equipo de fútbol de la ciudad después de que la magistrada del juzgado de Instrucción número 14 de Málaga haya decidido procesarle en una investigación por administración desleal, apropiación indebida e imposición de acuerdos abusivos. Delitos derivados de su gestión al frente del club blanquiazul y de los que también se acusan a tres hijos del dirigente qatarí y a cinco exdirectivos de un equipo de fútbol que durante.

La propuesta partió del grupo municipal de Con Málaga, cuya portavoz, Toni Morillas, recordó algunos de los pasajes judiciales que hablan de “injusto enriquecimiento” o “vaciado patrimonial” supuestamente cometido por el jeque para apuntar el “daño económico y de imagen” que este ha causado “a la ciudad y el club”.

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El cuarto punto de la moción se apoyaba en estas consecuencias para pedir al Consistorio que considerase non grato al polémico propietario. Una postura que apoyaba el PSOE, pero que finalmente no salió adelante por la oposición del PP, que hizo valer su mayoría absoluta para que no prosperase. Vox se abstuvo.

Morillas, que definió la gestión del Al-Thani como un “saqueo”, asumía que la iniciativa de su grupo era una “declaración simbólica”, pero entendía que “la mayoría de los malagueños estaría de acuerdo” con ella. Por este motivo no comprendió la postura del partido de Gobierno, que fue duramente atacado por unas formaciones de izquierda que en el debate señalaron al alcalde, Francisco de la Torre.

“No se tome tanta premura en poner la alfombra roja a quien viene a hacer negocio a costa de nuestra ciudad”, le espetó la portavoz de Con Málaga, quien durante su intervención fue mostrando fotografías del regidor con el jeque en distintos actos. Inmediatamente después redundó en uno de los puntos de su moción: instar al Ayuntamiento a que “dé explicaciones detalladas respecto a la transferencia de recursos públicos, patrimonio municipal, patrocinios y de otros conceptos” concedidas al club.

Lo oposición reclamaba que el equipo de Gobierno aclarase las transferencias de recursos públicos hechas al club desde la llegada del jeque

Esta información, que incluiría desde la llegada de Abdullah Bin Nasser Al Thani, sustanciaría un documento que se debía trasladar a los grupos políticos, según se recoge en la petición rechazada. El edil socialista Pablo Orellana incidió en esta línea y pidió que “este Pleno evalúe la relación del Ayuntamiento con Al Thani”.

Las insinuaciones de la oposición obligaron a De la Torre a tomar la palabra y a desmentir cualquier actitud servil con el dirigente qatarí. Justificó las instantáneas de ambos con las labores protocolarias propias de su cargo y recordó los ataques que ha sufrido en X (antes Twitter) por parte del aún máximo accionista del conjunto blanquiazul. “¡Hasta me llama bróker porque he pedido que venda el club!”, espetó.

El alcalde no perdió la oportunidad de contratacar y recordó que con quien sí tenía el jeque perspectivas de negocio era con la Junta de Andalucía cuando estaba dirigida por el PSOE. Lo decía en referencia a la ampliación del puerto de La Bajadilla de Marbella. Un proyecto de lujo que descarriló cuando el inversor fue consciente de que había normas urbanísticas y medioambientales que debía cumplir.