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Dar clase en Campo de Gibraltar, donde el chocolate no es solo la merienda
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Dar clase en Campo de Gibraltar, donde el chocolate no es solo la merienda

Profesores y sanitarios de la zona admiten que la situación no ha cambiado en los últimos años. "La gente viene con miedo, pero aquí se vive muy bien", defiende un docente con 20 años de experiencia en Cádiz

Foto: Acceso a Gibraltar desde La Línea. (EFE/A. Carrasco Ragel)
Acceso a Gibraltar desde La Línea. (EFE/A. Carrasco Ragel)

Cuando Óscar González llegó a dar clase al Campo de Gibraltar se sorprendió al escuchar a un niño decir que su padre tenía tres trabajos y uno de ellos era el chocolate. Este salmantino ya lleva 20 años en la zona y ya apenas se lleva sorpresas. "Esto siempre es igual, no varía", admite. Lo que cambia es el interés mediático, que aparece cuando se producen sucesos como la agresión de los narcos a la Guardia Civil en Barbate que dejó a dos agentes fallecidos y uno herido grave. De fondo, en los vídeos difundidos en redes sociales, se oían las voces de algunos individuos jaleando al piloto de la narcolancha que embistió la zodiac de la benemérita. Y en algunos institutos de la localidad gaditana hubo quien reconoció las voces de los responsables de los vítores, muestra de una realidad compleja que, según los docentes, no ha cambiado demasiado.

"No es extraño que un primo, un amigo o un hermano se dedique al narco", cuenta este profesor, que ha dado clases durante 9 años en institutos de Algeciras y ahora es el responsable del sindicato Anpe en la comarca. Esa realidad, esa cotidianeidad convierte a localidades como Algeciras, La Línea o Barbate, en la comarca vecina de la Janda, en lugares singulares. González recuerda cómo una niña le contaba que había ido a clase después de darles de comer a los caballos de su tío, que había entrado en prisión. "Hay barriadas conflictivas donde es complicado trabajar", apunta este profesor de Educación Física que admite que no siempre se pueden lograr objetivos porque hay que dedicar más tiempo "a la educación que a la enseñanza".

González asegura que "la mitad" de los institutos de Algeciras son "difíciles", una teoría que comparte Rafael Carrasco, otro profesor que acumula experiencia en la zona. Este granadino lleva nueve años en el Campo de Gibraltar y es ahora el responsable de Ustea en la comarca, pero también tiene experiencia en clase. Y asemeja la realidad de esos barrios complicados, como El Saladillo o La Atunara, en La Línea, con otras barriadas similares en el resto del país. Alude a su ciudad, donde se encuentra Almanjáyar, o a las 3.000 viviendas de Sevilla. El ingrediente extra en el sur del sur es que "una cierta parte de la población se dedica al narco". "Y los niños lo saben", zanja Carrasco.

Ese es el motivo por el cual este profesor granadino no se extraña de esos vítores en los vídeos de Barbate. "Hay niños que saben a lo que se dedican sus padres, quieren dedicarse a lo mismo y piensan que para qué van a estudiar", relata Carrasco, que alude a la película El Niño, que cuenta la historia de uno de esos jóvenes del sur de Cádiz seducido por el dinero del narco. El responsable de Ustea en el Campo de Gibraltar alude a episodios como un tiroteo junto al Saladillo que acabó con una bala dentro de una clase del instituto del barrio, pero descarta una mayor conflictividad en las aulas que en otros de esos barrios complicados donde el absentismo es superior a la media.

Foto: Minuto de silencio en Barbate (Cádiz) en repulsa por la muerte de los dos agentes. (EFE/Román Ríos)

"Es puntual, pero a veces hay algún conflicto", reconoce Carrasco, que resta importancia y pone el foco en que, al mismo tiempo, hay alumnos en esos institutos que se preparan para la universidad. Los primeros cursos, cuenta Óscar González, son los más complicados porque es cuando los alumnos todavía están obligados a cumplir los 16 años en clase. Pero hay más hechos diferenciales, insiste el delegado sindical de Anpe. "Hay dinero". "Son barrios donde hay pobreza, pero algunos niños llegan con el último iPhone y zapatillas nuevas", explica González, que ha escuchado como algunos niños llamaban por teléfono para preguntar si algún familiar había sido detenido en una redada de la Guardia Civil contra el narco.

Esta realidad se conjuga con otras particularidades de la zona, como la ausencia de una gran escuela de magisterio. En el Campo de Gibraltar están 4.500 de los 15.000 profesores de la provincia de Cádiz, según un estudio de Anpe. Pero muchos de esos profesores llegan desde otros puntos de Andalucía e incluso de todo el país. "Aquí decimos que la gente llega a La Línea llorando y se va llorando", apunta Rafael Carrasco, que lo explica en la gran cantidad de gente joven que hay en los colegios e institutos de la zona. Óscar González añade los atractivos de la comarca, como las playas de Tarifa o las zonas de naturaleza que rodean la bahía de Algeciras. "Todo el mundo llega con miedo, pero luego está muy a gusto", sentencia este docente.

"Aquí decimos que la gente llega a La Línea llorando y se va llorando"

La situación en la sanidad pública también es compleja, pero por motivos distintos. "La cobertura es difícil en todas las categorías", apunta Rocío Barciela, responsable de Atención Primaria del sindicato CCOO en la comarca. La queja de los sanitarios es que el Servicio Andaluz de Salud ofrece los mismos contratos en la zona a pesar de los problemas de cobertura que hay tanto en los centros de salud como en atención hospitalaria. "Cuando un MIR se está formando aquí, si le ofreces que haga la residencia le das al menos un contrato de 3 años", propone Barciela como una de las medidas para convencer a los profesionales a quedarse en el Campo de Gibraltar.

El problema no es que se hayan producido sucesos como el rescate de un narco que estaba ingresado en el hospital de La Línea, como ocurrió hace unos años. Ni hay una mayor ratio de agresiones, indican desde CCOO. "El hospital de La Línea es comarcal, mucha gente se va a Cádiz o a Málaga, a hospitales más grandes", lamenta la responsable sindical, que asegura, como hacen los profesores, que quien se queda "acaba encantado después de cuatro o cinco meses". Barciela también pone el foco en los profesionales que cruzan La Verja a Gibraltar, en busca de contratos más largos y mejor pagados. Y de la competición con la sanidad privada, con una gran implantación en San Roque, donde se encuentra Sotogrande, ya muy próximo a la Costa del Sol.

Cuando Óscar González llegó a dar clase al Campo de Gibraltar se sorprendió al escuchar a un niño decir que su padre tenía tres trabajos y uno de ellos era el chocolate. Este salmantino ya lleva 20 años en la zona y ya apenas se lleva sorpresas. "Esto siempre es igual, no varía", admite. Lo que cambia es el interés mediático, que aparece cuando se producen sucesos como la agresión de los narcos a la Guardia Civil en Barbate que dejó a dos agentes fallecidos y uno herido grave. De fondo, en los vídeos difundidos en redes sociales, se oían las voces de algunos individuos jaleando al piloto de la narcolancha que embistió la zodiac de la benemérita. Y en algunos institutos de la localidad gaditana hubo quien reconoció las voces de los responsables de los vítores, muestra de una realidad compleja que, según los docentes, no ha cambiado demasiado.

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