Andalucía forma médicos con urgencia: una facultad inicia un nuevo grado en mitad de curso

En Andalucía faltan médicos. Es una de las razones esgrimidas por la Junta de Andalucía para explicar la saturación en centros de salud y hospitales, donde las listas de espera se han alargado en el último año. Los colectivos profesionales comparten el argumento y advierten, además, de que el problema irá a más en los próximos años.

Si ya es difícil cubrir plazas en algunas zonas, será prácticamente imposible cuando haya que encontrar un relevo masivo. El 35% de los médicos andaluces en activo tiene más de 55 años, por lo que más de un tercio de los profesionales andaluces se jubilará a lo largo de la próxima década. El dato obliga a Andalucía, al igual que al resto de España, a formar nuevos facultativos con urgencia. Y esa determinación ha provocado una de las polémicas de la semana en la comunidad.

La Universidad Loyola de Sevilla inició esta semana un nuevo grado en Medicina en mitad de curso. El martes, la entidad privada recibió el visto bueno del Consejo de Gobierno de la Junta y solo 24 horas después convocó en sus instalaciones a los 60 alumnos de la primera promoción. Muchos llegaban de otras carreras de la rama sanitaria e incluso de otras universidades de España, donde sí pudieron acceder a Medicina en septiembre. Sin embargo, tomaron la determinación de volver a Andalucía para empezar al día siguiente las clases en la nueva facultad, ubicada en Dos Hermanas (Sevilla).

No hay tiempo que perder en un curso que ha comenzado a finales de noviembre, con casi tres meses de retraso respecto al resto de grados. La decisión, "inédita y excepcional", ha sido criticada por la totalidad de los rectores de las universidades públicas andaluzas, ya que empeorará "la calidad de la educación recibida" por los futuros médicos. La Loyola, sin embargo, ha prometido un curso intensivo, prácticamente sin pausa, para poner a su alumnado al día.

El grado en Medicina, el más demandado en Andalucía, ya es el más caro de la privada

Las explicaciones de esta universidad privada no han convencido a los rectores de la pública, que también cuestionan la legalidad de arrancar el curso sin obtener el visto bueno del Estado. "No es viable jurídicamente", expusieron en un contundente comunicado.

El propio consejero andaluz de Universidades, José Carlos Gómez Villamandos, planteó que el inicio de las clases era "prematuro", ya que la Loyola aún no dispone del aval preceptivo del Consejo de Ministros y la consecuente publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE).

La universidad privada defiende la legalidad de la operación y recuerda la urgencia por "atender la demanda de profesionales" y "evitar la fuga de talento joven de Andalucía".

Según explican desde la Consejería de Universidades, la carrera de Medicina es, a día de hoy, la más demandada en la comunidad. Con una nota de corte que alcanza el 13,54 en Sevilla, la provincia donde se impartirá también este grado privado, solo el alumnado con mejores notas puede acceder a la carrera.

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El nuevo grado en Medicina, el primero de la privada en Andalucía, ha pasado a ser el más caro de toda la Universidad Loyola: solo el primer año costará 14.000 euros a cada uno de los alumnos de la primera promoción. Son 60 jóvenes elegidos tras superar una prueba de admisión realizada en abril del año pasado, incluso antes de completar el examen de selectividad. Hasta 700 aspirantes acudieron a realizar ese test.

¿Y el MIR?

Ante la demanda de los estudiantes, el Gobierno de España ya anunció la financiación de nuevas plazas en las universidades públicas para paliar el "déficit" y "robustecer el Sistema Nacional de Salud". No obstante, las comunidades también vienen reclamando la ampliación y flexibilización de plazas ofertadas para el MIR, para que no acabe habiendo egresados que se queden fuera del sistema y especialidades sin cubrir. En toda España, 4.000 titulados se quedaron este año sin plaza MIR, a la cual se presentaron unos 12.000 candidatos para un total de 8.000 puestos.

En cualquier caso, pese a superar la prueba, decenas de sanitarios optaron por otro camino. En Andalucía, de los 1.051 médicos que acabaron el MIR este año, 37 no llegaron a incorporarse y 13 renunciaron. Muchos de ellos tenían vacantes para medicina familiar y comunitaria, una de las especialidades donde más facultativos hacen falta. Los estudiantes prefieren la especialización en hospitales y las plazas más difíciles de cubrir suponen un problema aún mayor a medio plazo. Según datos de la Consejería andaluza de Salud, de las 6.800 jubilaciones previstas en los próximos años, 2.900 serán de médicos de familia.

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En el caso de Andalucía, se necesitan médicos de familia, anestesistas, neurólogos y psiquiatras. Son especialidades en las que no hay personal para cubrir las bajas, por lo que la Junta viene reclamando una modificación o flexibilización de los criterios para la acreditación de nuevas unidades docentes en el MIR. En medicina familiar, por ejemplo, Andalucía convocará 434 plazas: es una cifra insuficiente para responder a la demanda, pero es el tope permitido por el Estado.