Los pasos de Álvaro para subir al tren a Córdoba: "Se quedó sin batería y no quiso el cargador"

Los intentos desesperados de Álvaro Prieto por subir al tren de Córdoba duraron al menos tres horas, desde su llegada a la estación hasta un testimonio al que la Policía da fiabilidad. En ese tiempo, recorrió un kilómetro y medio en paralelo a la vía por la avenida Kansas City de Sevilla. Es la distancia desde la puerta de la estación de Santa Justa, donde se quedó sin batería en el móvil e intentó subir a un AVE sin éxito, y los talleres de Renfe, donde apareció el cadáver entre dos vagones tras cuatro días de búsqueda. La autopsia confirma que el joven cordobés desaparecido murió electrocutado, según han informado fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, aunque hay muchas incógnitas por resolver.

El tren donde intentó acoplarse llevaba sin prestar servicio varias semanas. Estaba averiado, apartado en el Centro de Tratamiento Técnico y sin movimientos registrados desde el 24 de agosto. Sin embargo, tras ser frenado por los operarios en varias ocasiones, pudo presentarse ante Álvaro como la única oportunidad de volver a casa como polizón en el intento desesperado por subir a alguno de los trenes. De hecho, cámaras de seguridad de una gasolinera cercana a la zona de talleres de la estación grabó al joven subido en el techo de ese mismo tren, según ha confirmado el Delegado del Gobierno en una entrevista en Canal Sur Radio.

El recorrido de Álvaro Prieto comienza pasadas las siete de la mañana, cuando se apresura a coger el tren de vuelta a Córdoba tras pasar la noche de fiesta con su amigo. Cuando sale de la Teatre, en Sevilla Este, tiene por delante 45 minutos caminando, pero debe estar en la estación en 15. Aunque se apresura, finalmente pierde su Avant y, además, se queda sin batería en el móvil.

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Su paso por la estación es clave para entender lo ocurrido. El joven, con el móvil apagado y sin dinero para comprar un billete, decide saltarse el control para intentar subir al AVE a Barcelona, que pasará por su ciudad. El personal le niega el paso y acaba expulsándolo de la zona de acceso a las vías. “Lo expulsamos, como a todos los que llegan sin billete, pero no fuera de la estación”, defendían ayer vigilantes de seguridad. Además, algunos aseguraban que el personal de Renfe llegó a ofrecerle un cargador para su teléfono, pero “no quiso cogerlo”. “Uno ya es mayorcito y tampoco podemos hacer más”, carga uno de ellos. Este martes, tras ver las imágenes recabadas por TVE y confirmar el fallecimiento de Álvaro Prieto, todos cerraron filas. La estación de Santa Justa es un lugar público, por lo que el joven no podía ser expulsado.

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En cualquier caso, el joven abandonó la estación por la puerta este, dirección a la avenida Kansas City, una vía paralela al tren y conectada con la autovía de Sevilla a Córdoba. Su familia planteó en un primer momento que, ya en la calle, intentó subirse a un coche que le llevara de vuelta a su ciudad. Su hipótesis era que ese vehículo se lo había llevado o que hubiese sido atropellado. Sin embargo, los testimonios de operarios de Renfe, adelantados por ABC Sevilla, constataron los intentos de Álvaro Prieto por acceder a la vía del tren. Lo intentó por primera vez en la zona del edificio Realia, un posible primer acceso a las vías del tren. Hay aparcamientos y dependencias de los empleados de Renfe y cuenta con una zona de fácil acceso, aunque la presencia de personal, ya pasadas las nueve de la mañana, dificulta esta posibilidad. En los siguientes metros de la avenida de Kansas City, los muros imposibilitan el acceso al interior aún más.

El joven fue visto sobre las 10 y media en la zona de San Pablo, unos 500 metros más adelante. Tras difundirse su foto, una mujer dio el aviso a la Policía Nacional, que partía de la idea de que el desaparecido, en su insistencia por coger el tren, nunca había salido de Sevilla. “Pasó por el bar, sobre las 11 de la mañana”, expone Rafael, un vecino del barrio que asegura haberle visto a la altura del bar Las Huertas, cerca de donde finalmente apareció el cuerpo. “Iba bien, arreglado, no tenía pinta de estar bebido”, añade.

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Tras superar el colegio público Baltasar de Alcázar, que impide continuar avanzando junto a la vía del tren, el muro que impide el acceso llega a su fin. En el descampado frente a los talleres de Renfe, el acceso es mucho más sencillo. Apenas hay una alambrada. “Siempre ha sido fácil saltar, de pequeños esperábamos a que pasara el tren para recoger los balones de fútbol cuando se embarcaban”, narra un vecino de la zona.

A esa altura, las cámaras de TVE captaron, en una emisión en directo y de forma fortuita, un cadáver entre los vagones de un tren. Pronto se aclararía que el vehículo nunca se había movido del sitio, que estuvo ahí desde el primer día. Decenas de agentes de policía centrados en la búsqueda en otras zonas de Sevilla llegaron a la zona, donde horas más tarde se levantaría el cadáver. Álvaro Prieto encontró finalmente un tren de cercanías, pero lo hizo a un kilómetro y medio de la estación. “Es imposible ponerle puertas al campo”, defiende un empleado de Adif conocedor de la zona.

La investigación deberá encontrar respuestas a varias preguntas sin responder. ¿Cómo pudo cruzar el joven las vías del tren sin que nadie se percatase? ¿Por qué las grabaciones de las cámaras no habían puesto en alerta a los agentes? ¿Cómo es posible que nadie hubiera visto el cuerpo entre dos vagones antes que la cámara de televisión? Según la Delegación del Gobierno de España, la zona en la que apareció el cadáver se iba a peinar este mismo lunes con perros.