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¿Quién dice que resolver un hurto no es importante? Antonio y las fotos de sus nietos
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OPERACIÓN INDURÁIN

¿Quién dice que resolver un hurto no es importante? Antonio y las fotos de sus nietos

La Policía Nacional desmantela en Málaga dos ‘almacenes’ de objetos sustraídos al frente de los que estaban dos ghaneses que informaban a toxicómanos para que robasen a la carta. Durante dos días, muchas víctimas han buscado sus pertenencias

Foto: Una de las viviendas registradas donde se hallaron numerosos objetos robados. (Cedida)
Una de las viviendas registradas donde se hallaron numerosos objetos robados. (Cedida)

Antonio entra dubitativo en el hall de la Comisaría Norte de Málaga. En su mano derecha porta la caja de un teléfono móvil y la factura de compra. Observa a su alrededor y se dirige hacia una mesa en la que están alineados decenas de terminales. “¿Cuál era la marca?”, le pregunta un policía. “Samsung”, responde el hombre, que añade que “la parte trasera es de color azul”. Ambos buscan. Descartan los que son demasiado antiguos y giran los que pueden ser para cerciorarse. “Me lo robaron hace dos meses. Ya tengo uno nuevo, pero he leído que habíais recuperado muchos en una operación y me he acercado por si estuviera”. “No es por el valor económico”, advierte, para confesar al agente que “creo que me costó unos 160 euros”. “Me gustaría encontrarlo porque en él guardaba fotografías de mis padres y de mis nietos que quiero recuperar”, explica mientras se atisba decepción porque no localiza el móvil.

Es uno de los muchos malagueños que durante el pasado lunes y martes pasaron por la exposición de objetos recuperados durante una operación llevada a cabo por el Grupo II de Investigación de la citada comisaría y que ha hecho aflorar una especie de zoco de productos hurtados y robados. Un negocio ilícito dirigido por dos individuos de origen ghanés, uno de los cuales acumula numerosos antecedentes, para los que trabajaba un grupo de toxicómanos que robaba objetos a la carta. Delitos que se pagaban según el botín conseguido: “25 euros por bicicleta; 80, por cada patinete eléctrico…”.

Foto: Detención de uno de los investigados en la operación.

Esta red de receptadores estaba asentada en la barriada de La Palmilla, donde tenían dos viviendas que, además de ser el lugar en el que vivían los principales investigados, se utilizaban como almacenes en los que se acumulaban los productos presuntamente sustraídos. Inmuebles en cuyas habitaciones se amontonaban bicis, todo tipo de dispositivos electrónicos, televisores o altavoces de grandes dimensiones y a los que peregrinaban a diario drogodependientes en busca de dinero con el que pagar las dosis de droga.

Los investigadores de la Policía Nacional los reventaron el viernes 25 de agosto con la operación Induráin. Nueve meses después de que se produjese una oleada de hurtos y robos con fuerza en el distrito que tuvo su culmen en un edificio en el que se registraron seis denuncias. Los ladrones tenían como objetivo prioritario las bicicletas, señala la inspectora Morales, al frente de la investigación, que relata cómo las cámaras de seguridad llegaron a captar a uno de los ladrones llevándose tres a la vez.

Las cámaras de seguridad captaron a uno de los ladrones llevándose tres bicicletas a la vez

Las pesquisas de los agentes les llevaron a centrar “dos puntos” en el citado barrio en torno al que “deambulaba” una grupo de politoxicómanos y que posteriormente sabrían que eran claves en el entramado de receptación. “Estas personas —supuestamente— recibían información de los detenidos sobre los objetos y lugares a robar”, señala la responsable del caso, que añadió que los investigados también estaban adentrándose en el menudeo de sustancias estupefacientes.

El negocio ilícito que habían puesto en marcha era bastante lucrativo, como demostró que los agentes estuvieron dando portes desde las 8:00 hasta las 17:00 para trasladar todos los objetos presuntamente robados que hallaron en los inmuebles. “19 bicicletas, siete patinetes eléctricos, 10 televisiones, 35 tablets, casi un centenar de teléfonos móviles...”, informó la Comisaría Provincial.

placeholder Objetos incautados y que han estado expuestos en una muestra abierta a los ciudadanos. (Policía Nacional)
Objetos incautados y que han estado expuestos en una muestra abierta a los ciudadanos. (Policía Nacional)

También multitud de relojes y alhajas entre los que rebuscaba un ciudadano que este martes explicaba a un agente que le habían robado “unos solitarios con diamante” y al que minutos antes precedió un joven que buscaba una bici de montaña que le habían sustraído en la zona de Parque Mediterráneo y cuya fotografía buscaba en el teléfono. Víctimas que son el ejemplo del valor de atajar la delincuencia común, esa que afecta al ciudadano de a pie y que tiene su reflejo principal en los robos con fuerza y los hurtos, delito este último que se ceba con las personas más vulnerables como los ancianos. Durante todo 2022 se denunciaron 642.579, 89.115 y 25.202 en España, Andalucía y Málaga, respectivamente. De lo que se extrae que en esta provincia se contabilizaron 69 cada día del año pasado.

Morales recuerda que cualquier hueco de los domicilios registrados era ocupado por todo tipo de objetos. “El salón, la cocina… Todo espacio era factible de convertirse en almacén”, apunta la inspectora, a la que uno de sus compañeros añade que “entré en una habitación y comencé a intentar caminar entre una montaña de cosas”. “Cuando me quise dar cuenta, estaba encima de un montón de patinetes”, manifiesta, antes de resumir que “era como la casa de un enfermo de síndrome de Diógenes”.

Foto: El furgón robado por el detenido y su banda en Alemania. (Cedida)

Los investigadores consideran que a los productos de mejor calidad “les daban salida de forma rápidaporque se vendían fácilmente. “En 24 o 48 horas máximo”. Por eso no les extrañó encontrar muchos portátiles y, sobre todo, móviles de anteriores generaciones que no se descarta que fuesen a parar a otros delincuentes que los reactivarían con tarjetas prepago. “Son los que no podían colocar”, remarcan las citadas fuentes, que sospechan que buena parte del material también era enviado a África para ser vendido allí.

Los investigados se mostraron “colaboradores” en todo momento y no se resistieron. Posiblemente, porque eran conscientes de que se enfrentaban a cargos menores y para qué elevar la apuesta con un atentado o resistencia. Quedaron en libertad con cargos. Ninguna sorpresa. Mientras tanto, los responsables del caso siguen trabajando para localizar a más víctimas. “De momento llevamos cinco, pero queda por hacer”.

Antonio entra dubitativo en el hall de la Comisaría Norte de Málaga. En su mano derecha porta la caja de un teléfono móvil y la factura de compra. Observa a su alrededor y se dirige hacia una mesa en la que están alineados decenas de terminales. “¿Cuál era la marca?”, le pregunta un policía. “Samsung”, responde el hombre, que añade que “la parte trasera es de color azul”. Ambos buscan. Descartan los que son demasiado antiguos y giran los que pueden ser para cerciorarse. “Me lo robaron hace dos meses. Ya tengo uno nuevo, pero he leído que habíais recuperado muchos en una operación y me he acercado por si estuviera”. “No es por el valor económico”, advierte, para confesar al agente que “creo que me costó unos 160 euros”. “Me gustaría encontrarlo porque en él guardaba fotografías de mis padres y de mis nietos que quiero recuperar”, explica mientras se atisba decepción porque no localiza el móvil.

Robos Málaga Policía Nacional
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