Te pueden ofrecer una fortuna por tu viejo teléfono móvil, pero el fin no es muy lícito

Hay una socorrida frase que dice “los malos se las saben todas”. Y en esta ocasión, es justo eso lo que sucede. Los ladrones se las ingenian para innovar constantemente y encontrar nuevas triquiñuelas que les permitan alcanzar su objetivo. Prueba de ello es que durante 2022 se produjeron un total de 30.982 sustracciones de vehículos en España, lo que supone un aumento del 17,3% respecto a 2021, según los datos publicados por el Ministerio del Interior.

Un aumento de delincuencia centrada en nuestro parque móvil en el que los denominados robos tecnológicos tienen un papel clave. Convertido en un modus operandi habitual de los malos, la sorpresa se produce al comprobar que en muchas de estas sustracciones los ladrones utilizan viejos teléfonos móviles, descatalogados hace tiempo. Un ejemplo es el uso del Nokia 3310, un móvil lanzado en el año 2000 que, junto a otros dispositivos tecnológicos, se usan para abrir coches en un santiamén. Así lo afirma José Rubio, country director de LoJack España y Portugal: "Con este método, un profesional puede abrir un coche en menos de 20 segundos".

Esta práctica ilegal ha despertado el interés de los más curiosos y avispados, y un repaso rápido por plataformas como Wallapop, dedicada a la compra y venta de productos de segunda mano, sirve para encontrar este histórico Nokia a precios disparatados de hasta 18.000 euros, acompañado de un mensaje que invita a su compra para utilizarse en el robo de coches.

Generalmente, en muchos de los robos, los ladrones utilizan la denominada llave blanca, que no está asociada a ningún vehículo, y que sigue un proceso similar al que entra en acción cuando perdemos la llave de nuestro coche y en un concesionario o servicio oficial nos hacen un duplicado. Es decir, logran codificar las claves de nuestro coche para acceder rápidamente a él. Una nueva solución que ha proliferado con la llegada de los vehículos más modernos y la tecnología de arranque sin llave, práctica para el usuario... y un tesoro para los malos.

De este modo, ya sea a través de este Nokia, un Siemens o un iPhone, antiguos todos y con los que salvo llamar o mandar mensajes de texto poco más podías hacer, los ladrones, apoyados en otros dispositivos, se conectan al coche a través del cable Can Bus, que se ocupa de la línea de seguridad del automóvil, consiguiendo abrir el vehículo y proceder al arranque.

Con tiempos de robo muy cortos, estos métodos están proliferando, aunque principalmente se emplean para sustraer vehículos del alta gama. ¿Y si ponemos un cortacorriente en nuestro coche? "Entonces, en lugar de 20 segundos, tardarán 40", sentencia Rubio.