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Los hoteleros de Málaga alertan sobre la propagación de la ‘marca’ Costa del Crimen
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HABLAN DE “HECHOS AISLADOS”

Los hoteleros de Málaga alertan sobre la propagación de la ‘marca’ Costa del Crimen

Han mostrado su preocupación por la amplia difusión que han tenido en medios extranjeros una serie de sucesos ocurridos en la Costa del Sol. No es algo nuevo, se ha reproducido en las dos últimas décadas sin dañar al destino

Foto: Imagen de la discoteca Opium tras registrarse el tiroteo el pasado verano. (EFE/Antonio Paz)
Imagen de la discoteca Opium tras registrarse el tiroteo el pasado verano. (EFE/Antonio Paz)

18 de julio, discoteca Opium de Marbella. Los clientes bailan despreocupados cuando un fogonazo inusual seguido de una fuerte detonación sobresalta a los más próximos a dos grupos de individuos que segundos antes estaban discutiendo. Instantes después, el ruido, similar al de un petardo, se repite varias veces más. Le siguen algunos gritos y el sonido de los cristales rompiéndose contra el suelo. Los jóvenes comienzan a correr y tratar de ponerse a cubierto. Habían sido testigos de un tiroteo. El balance: cinco heridos por disparos y heridas de arma blanca. Todos ellos, de distintas nacionalidades.

La noticia fue saltando de web en web y traspasando fronteras según se iban conociendo los países de origen de las víctimas. “Un baño de sangre”, decía la edición irlandesa de The Sun. “Imágenes aterradoras”, destacaba el Daily Mail, que titulaba otra crónica posterior: “Costa del gánster: cómo Marbella ha sido secuestrada por bandas de sádicos criminales de 59 países que llevan la tortura y el caos a los turistas británicos”. El día posterior al suceso, desembarcaban en la ciudad marbellí enviados especiales de distintas televisiones. Cadenas alemanas y reporteros de la RTL de Países Bajos interesados en conocer las claves del tiroteo.

Foto: Mesa redonda 'La rentabilidad del sector turístico: claves para la recuperación económica'.

Es cierto que la cobertura que los medios sensacionalistas extranjeros realizaron de este caso no sorprende mucho en la zona —aún se recuerda aquella vez que se divisó un escualo frente a las costas y un tabloide abrió su portada con la imagen de un tiburón blanco dando una dentellada—, pero su impacto en el sector turístico, el más importante en la economía malagueña y andaluza, ha llevado a los hoteleros a alertar de un deterioro de la imagen que consideran que hay que contrarrestar didácticamente. Un temor acrecentado estos días tras trascender la detención de cinco individuos que supuestamente retenían a dos menores en una vivienda en la que había armas simuladas y la reciente balacera en Mijas, que dejó malherido a un veinteañero.

“Durante el verano, algunos medios extranjeros se han hecho eco de algunos incidentes puntuales sucedidos en la Costa del Sol, hechos aislados que intentan ensombrecer nuestro destino cuando la realidad del mismo es muy diferente”, lamentaba la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos), que este martes insistía en asegurar que las estadísticas desmentían la imagen que se transmitía.

Los empresarios, por ejemplo, destacan el sistema de video vigilancia de Marbella

Los últimos datos publicados por el Ministerio del Interior, no obstante, reflejan que durante los primeros seis meses del año se produjo un incremento interanual de las infracciones penales en la provincia del 26,8% y un aumento en todas y cada una de las 11 tipologías delictivas analizadas. Este crecimiento, además, es casi un punto mayor que la media nacional de este periodo —25,7%—, pero se ve ampliamente superado por la cifra que presenta Marbella —30,9%—. Y todo ello sin tener en cuenta que el estudio no recoge los delitos que se hayan podido cometer o denunciarse durante el periodo vacacional.

Aehcos quiere poner el foco en las herramientas y medios que se habilitan para tratar de hacer de la Costa del Sol un lugar seguro y, por ejemplo, destacó que la ciudad marbellí “cuenta con una de las mejores infraestructuras de sistemas de vídeo vigilancia del mundo”, así como una ratio superior de “efectivos humanos” a los que le corresponde por población.

Foto: Acceso a la discoteca Opium, donde sucedió el tiroteo. (EFE/Antonio Paz)

“Es muy importante trasladar ésto a los potenciales turistas y visitantes. No basta con ser un destino seguro, hay que comunicar esta realidad y hacerla llegar a la población”, defiende el presidente de la asociación, José Luque.

Lo que nadie puede negar es que “un dato objetivo que avala la seguridad del destino es que la ocupación hotelera este verano ha sido considerablemente alta”, que se suma a la paulatina recuperación del turista foráneo tras las restricciones de la pandemia, y que cuestionan la verdadera permeabilidad de esos titulares sensacionalistas.

La Costa del Sol lleva muchos años superando etiquetas que cuestionaban su seguridad

Esta dudosa capacidad de convencimiento se refuerza con el hecho de que la Costa del Sol lleva muchos años conviviendo con estas etiquetas y no se ha minado su liderazgo turístico. Es más, año tras año, ha ido batiendo marcas de número de visitantes. No hay que remontarse mucho para ver titulares en la prensa británica que describían el litoral malagueño como la “Costa del Crimen”. Muchos de estos titulares eran la reacción a las fechorías cometidas por compatriotas suyos. Como el asesino en serie Tony Alexander King o el reguero de homicidios y tiroteos que dejaron en distintos municipios los clanes Kinahan y Hutch. Aunque los tabloides y otros medios extranjeros no han sido los únicos que han utilizado estos juegos de palabras para describir la incidencia de la delincuencia en la provincia malagueña. El histórico dirigente de IU Antonio Romero escribió un libro analizando este fenómeno que tituló Costa Nostra.

18 de julio, discoteca Opium de Marbella. Los clientes bailan despreocupados cuando un fogonazo inusual seguido de una fuerte detonación sobresalta a los más próximos a dos grupos de individuos que segundos antes estaban discutiendo. Instantes después, el ruido, similar al de un petardo, se repite varias veces más. Le siguen algunos gritos y el sonido de los cristales rompiéndose contra el suelo. Los jóvenes comienzan a correr y tratar de ponerse a cubierto. Habían sido testigos de un tiroteo. El balance: cinco heridos por disparos y heridas de arma blanca. Todos ellos, de distintas nacionalidades.

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