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El otro virus que atemoriza a dos pueblos y del que sí alertó el doctor Fernando Simón
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El otro virus que atemoriza a dos pueblos y del que sí alertó el doctor Fernando Simón

Un total de 19 casos de meningoencefalitis vírica activan la red de alerta en la Puebla y Coria del Río. Se analiza que sea fiebre del Nilo, de la que ya alertó Sanidad en 2017

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Foto: Isabel Morillo.

Cae la tarde, la temperatura ha dado un respiro y muchos vecinos salen a pasear por los pinares. Llevan mascarillas pero además van embadurnados de repelente para insectos. En el campo, los caballos, numerosos, andan sueltos. Los pinos alternan con los arrozales de las marismas del Guadalquivir. Un grupo de mujeres de La Puebla del Río (Sevilla, 11.879 habitantes) admiten que ha habido varias bajas entre las habituales. Tienen miedo, confiesan, a que les piquen los mosquitos.

Desde el martes al mediodía los grupos de Whatsapp del pueblo echan humo. Una vecina, dueña de un negocio muy transitado cerca del Ayuntamiento de la Puebla y vecina de Coria del Río (30.657 habitantes), ambos pueblos son contiguos y basta cruzar una calle para cambiar de término municipal, confiesa que al principio echó la bronca en el grupo porque pensaba que era un bulo. “Ya bastante tenemos con el coronavirus como para andarnos con tonterías”, cuenta. Al poco recibió la llamada de una cuñada que le confirmó el caso de alguien cercano, “un señor de edad que anda mucho con los caballos en el campo”, hospitalizado en la UCI del hospital sevillano de Virgen del Rocío. Comienza así el reguero de testimonios. Hay varios casos de personas con pronóstico muy grave.

Foto: El mosquito 'Aedes japonicus' que puede transmitir el virus del Nilo Occidental (ECDC)

Los vecinos de ambos municipios, que transitan por la calle o están tras el mostrador de un negocio, confirman a través de casos de conocidos lo que la Consejería de Salud ha trasladado en un comunicado oficial. Hay 19 enfermos de meningoencefalitis vírica en estos dos pueblos de la provincia de Sevilla, rodeados de marismas y en cuyos humedales se registra la mayor producción de arroz de España. El suegro de una vecina, la suegra de una prima, un amigo de una clienta... Van surgiendo testimonios, la mayoría son vecinos de Coria. A la dueña de la tienda de ropa La Pianola, frente al ayuntamiento de la Puebla, Mónica Luque, acaban de contarle el caso de un joven de 30 años, que ya está en casa pero que permaneció días hospitalizados tras sufrir fiebres altas y perder la visión, lo que le empujó a acudir al hospital. De los 19 casos registrados, 17 siguen hospitalizados y siete permanecen en la Unidad de Cuidados Intensivos.

Un diagnóstico por descubrir

Fiebres muy altas, convulsiones, mareos, pérdidas de visión... Al principio la fiebre disparó el temor al covid-19 pero el virus que ha vaciado de repelentes las estanterías de farmacias y supermercados es otro: el virus del Nilo, ya confirmado por la Junta con 12 positivos, aunque en un principio cuatro PCR dieron negativo para la enfermedad de la fiebre del Nilo. La Consejería de Salud pide calma. El servicio de epidemiología, desbordado por el covid, pide tiempo para determinar la etiología. Aquí también hay rastreadores trabajando pero con otra metodología, explican desde Salud.

Con todo, los expertos se inclinaron en un primer momento y a la espera de todos los análisis porque sea esta infección, Virus del Nilo Occidental (VNO), que se transmite a través de las picaduras de mosquitos y que puede ser leve si no llega al cerebro. Las hospitalizaciones se remontan en algún caso a hace unos 20 días.

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Foto: Isabel Morillo.

Ignacio Romero, ambientólogo, que fue técnico en el Ayuntamiento de La Puebla, remite a un informe del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad sobre el riesgo de fiebre por virus del Nilo Occidental en España. Es de 2017. Entre los seis expertos que firman el documento está el doctor Fernando Simón. La enfermedad, con origen en 1937 en Uganda, África, no se considera emergente en España pero advierten de que hay que controlarla.

Mosquitos y aves

“Durante los últimos veinte años ha venido registrando un incremento en el número de brotes y desde el año 2010, se ha producido una importante expansión de las áreas afectadas así como un drástico aumento en el número de casos humanos notificados. En septiembre de 2010 se produjo en España un brote de VNO en equinos y humanos en una zona del sur de la Península, que puso de manifiesto la circulación del virus en esa área”. Esa zona referida es la de las marismas del Guadalquivir, donde se enmarcan estos dos municipios sevillanos.

La enfermedad se transmite por mosquitos, del tipo ‘Culex’, y el reservorio principal son las aves. En los humedales de la zona descansan todas las aves migratorias que viajan por Doñana y el norte de África. Hasta ahora en la mayoría de casos ha afectado a los caballos. En 2017 hubo 17 focos de fiebre del Nilo en explotaciones equinas en Andalucía, Extremadura y Castilla León.

El documento del Ministerio recomienda “abordar de forma integral y multidisciplinar la vigilancia y control de la circulación del VNO en España”. Técnicos y responsables de los ayuntamientos de la zona no saben si esas medidas se han adoptado pero no les consta. Sí que se controla la enfermedad en las aves que son anilladas en la zona.

Asintomáticos o leves

La mayoría de las infecciones por el VNO en los seres humanos son asintomáticas. Solo entre un 20% y un 40% desarrollan infección clínica y ésta se asocia con síntomas similares a la gripe. En unos pocos casos hay “enfermedad neuroinvasiva”, meningitis, encefalitis y parálisis.

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Foto: Isabel Morillo.

A la entrada de La Puebla, tras el mostrador de una farmacia, Dolores Herrera confirma que en un día se ha disparado la venta de sprays repelentes de insectos y que se han agotado las pulseras antimosquitos, que llevan la mayoría de niños en el pueblo. No es nuevo que se combata este insecto. Hay mosquitos por castigo en las marismas del Guadalquivir. Hasta en invierno. En la conversación de un grupo de vecinas de La Puebla advierten de que llevan dos años sin fumigar. Así se encargaron de pedirlo los propios oriundos, que se organizaron en protestas y recogieron firmas para exigir que cesara la fumigación con químicos que consideraban muy dañinos para la salud.

Prudencia y tiempo

El alto índice de cáncer en el municipio llevó a los vecinos a movilizarse y exigir que se parara de fumigar. “Aquí el pueblo ya no se beneficia del arroz, son cuatro o cinco terratenientes, la mano de obra que necesitan es cada vez menos, todo lo hacen ya las máquinas, y pasaban las avionetas fumigando mientras que estaban los niños en el recreo del colegio, que llegaban con la piel pegajosa de lo que caía. ¿Habrá sido por eso, por no fumigar?”, se pregunta una de las vecinas que lideró aquellas protestas.

Foto: Vecinos de Coria del Río. (Atlas)

El alcalde de Coria, Modesto González, de ‘Andalucía por sí’, pide prudencia. “Sabemos poco más que lo que nos ha comunicado la Consejería de Salud, que se están haciendo pruebas y que no podemos saber aún si es la fiebre del Nilo”, señala a este periódico. Sí que ha pedido a los vecinos que tomen medidas. Así lo han solicitado los ayuntamientos de ambos pueblos en un bando que recomienda: emplear mosquiteras en las ventanas, no estar al aire libre al amanecer y al atardecer, dejar la luz apagada, seguir a diario una correcta higiene corporal, evitar los perfumes intensos, sacudir la ropa antes de ponérsela, cubrir lo máximo posible la piel y hacer un uso adecuado de repelentes. “Más las mascarillas, la distancia y lo de lavarse las manos”, suelta un vecino con dos niños que pasa y evita sumarse al corrillo. “Lo que nos quedaba”, suspira otra de las interlocutoras.

Cae la tarde, la temperatura ha dado un respiro y muchos vecinos salen a pasear por los pinares. Llevan mascarillas pero además van embadurnados de repelente para insectos. En el campo, los caballos, numerosos, andan sueltos. Los pinos alternan con los arrozales de las marismas del Guadalquivir. Un grupo de mujeres de La Puebla del Río (Sevilla, 11.879 habitantes) admiten que ha habido varias bajas entre las habituales. Tienen miedo, confiesan, a que les piquen los mosquitos.

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