Una moción por un Estado laico pone a centenares de sevillanos en pie de guerra
Un millar de personas se manifiestan en contra de “la izquierda radical” al son de cánticos religiosos y con simbología católica tras la iniciativa política de IU y Participa Sevilla
Durante la mañana del viernes en un tenso pleno del Ayuntamiento de Sevilla se debatían unos presupuestos municipales pactados por PSOE y Ciudadanos y salvados por la campana gracias al apoyo de IU en el último minuto. A las puertas, cientos de personas, hasta 2.000 según han informado algunos de los asistentes, rezaban, entonaban cantos religiosos como el “Perdónalos señor” y exhibían carteles con símbolos católicos, rosarios, crucifijos e imágenes de la sevillana Santa Ángela de la Cruz. No reivindicaban nada sobre el presupuesto que definirá el destino de la ciudad el próximo año. Protestaban por una moción, registrada por Izquierda Unida y apoyada por Participa Sevilla, “para que el ayuntamiento de Sevilla promueva un Estado laico”. Si Madrid vivió sus Reinas Magas, su callejero franquista y sus titiriteros, Sevilla no quiere quedarse atrás en esta gran guerra cultural.
En plena Cuaresma en la capital andaluza, una parte importante de la ciudad vive tachando los días en plena cuenta atrás hacia la Semana Santa. Izquierda Unida pactó con Sevilla Laica, la versión local de esta organización europea, presentar este febrero la polémica moción que ha sido tachada de “ofensiva anticlerical” y cuenta con el respaldo de Participa Sevilla, marca blanca de Podemos. Ambos partidos, que propiciaron la llegada al poder municipal del socialista Juan Espadas, no tienen ni de lejos mayoría para que la moción salga adelante. Aún así, el estallido de una parte de la ciudad ha sido importante.
De forma espontánea, según aseguraron varios asistentes, y a través de las redes sociales, diversos colectivos relacionados con la Iglesia o las hermandades de Sevilla convocaron la protesta a las puertas de la casa consistorial. Con el lema “Los fundamentalistas contra tus raíces” y alertando de que “la extrema izquierda quiere eliminar de nuestro callejero todo rastro de nombres religiosos” se congregaba a los sevillanos. Con mensajes como “Basta de ataques a la Iglesia. Respeta mi fe” y con imágenes de las religiosas de Santa Ángela de la Cruz, que realizan una importante obra social en la ciudad, se sucedieron durante horas las llamadas a la concentración de protesta. Incluso hay una petición dirigida al alcalde Juan Espadas que dice “solo unas horas para impedir la destrucción de la Semana Santa”. Entre los manifestantes que hoy han llenado la Plaza Nueva de Sevilla estaba el exalcalde de la ciudad, Juan Ignacio Zoido, hoy concejal y diputado nacional del PP. Él mismo ha difundido un vídeo en las redes sociales en el que aparece besando un cartel de Santa Ángela de la Cruz mientras la multitud corea “alcalde, alcalde”.
La lectura de la moción asombra porque no tiene mucho que ver con lo que ha circulado en las redes en las últimas 24 horas. No menciona a la Semana Santa en ningún momento en ninguno de sus ocho puntos. Pide declarar el compromiso del pleno “con el laicismo del Estado y de las Administraciones Públicas”. Insta a que el ayuntamiento deje de promover la participación de cargos públicos en actos religiosos, “cesando las invitaciones cursadas desde la alcaldía y la reserva de espacios para los diferentes grupos municipales en misas, procesiones y otros eventos de cualquier confesión”.
En Sevilla un cortejo del equipo de gobierno municipal desfila en la procesión de la Hermandad de la Hiniesta, cuya virgen se reconoce como “patrona y protectora” de la ciudad, y en otros actos religiosos como el Corpus. Los alcaldes de PSOE y PP indistintamente forman parte de todos estos actos de forma habitual y es normal que visiten iglesias y hermandades en la antesala de la Semana Santa. De hecho sería muy difícil ser alcalde de la ciudad sin estas fotografías y visitas. La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, también ha mostrado su fervor religioso en Málaga y Sevilla y no oculta su afinidad con hermandades como la Esperanza de Triana, donde se casó y su marido sale de costalero.
Promover un callejero laico
En su tercer punto la moción que ha levantado en armas a una parte de la ciudad pide que los actos públicos oficiales sean “exclusivamente civiles” y que los representantes eclesiásticos no sean invitados “como autoridad pública”. Uno de los puntos más polémicos es el cuarto: “Promover un callejero laico y aconfesional”. De hecho, una de los argumentos más repetidos para convocar la protesta era que iban a retirar la calle a Santa Ángela de la Cruz. Se pide un censo de las propiedades “de cualquier confesión religiosa” que están exentas de pagar IBI y se solicita al Gobierno central la derogación de acuerdos con la Santa Sede.
"Ni queremos prohibir la Semana Santa, ni quemar las iglesias ni impedir que nadie vaya a misa", dicen en IU
Estas ocho propuestas son las que han levantado “un revuelo incomprensible”, según el concejal de IU, Daniel González. “Se habla de quitar calles a Sor Ángela, otros santos y otras vírgenes cuando la propuesta no va por eso. Queremos una apuesta por la laicidad, por la separación de Iglesia y Estado, que los cargos públicos del ayuntamiento no participen en actos religioso. Nadie quiere prohibir la Semana Santa y que cada uno acuda a las misas que quiera pero a título personal porque la religión es una cosa privada”, asegura. “Es una polémica absurda y que no tiene sentido más allá de que hay cierto sector de esta ciudad ‘casposo’ que quiere crear polémica. Ni queremos prohibir la Semana Santa, ni quemar las iglesias ni impedir que nadie vaya a misa”, asegura. Sobre el tema del callejero aclara que se trata de tener en cuenta esta recomendación en un futuro pero no de quitar una calle a nadie. “¿Por qué Luis Cernuda no tiene calle en Sevilla?”, se pregunta. “Por lógica las calles que ya están nombradas y sería un absurdo cambiarlas de nombre. Esto no implica que a nadie se le prohíba nada y que no queremos eliminar todo rastro de la Iglesia católica en la ciudad”, agrega.
El edil de IU es una de las personas que piden declarar personas “non gratas” en Sevilla, junto al resto de concejales del grupo y de Participa Sevilla. Es otra de las iniciativas populares puestas en marcha. Esta moción por la laicidad se debate el mismo día que otra muy polémica que pide el apoyo a las cinco personas procesadas por las protestas del “Coño insumiso”. Estas personas han sido imputadas por protestas feministas en dos manifestaciones en las que portaban una vagina de plástico. No es la primera vez que la polémica se adueña de la de la ciudad por motivos religiosos. Podemos se vio envuelto en un gran lío cuando habló de un referéndum sobre la Semana Santa que después fue matizado y corregido por los dirigentes del partido, que incluso declararon pertenecer a hermandades de la ciudad y salir como nazarenos o costaleros en diversas cofradías. En Sevilla ocurre. La Semana Santa es algo más que una fiesta religiosa, aunque sea ese su principal sentido, para convertirse en un fenómeno histórico, social, cultural y popular. Y hay cosas que siguen siendo intocables y prendiendo la mecha de la división en una ciudad donde la división cainita es marca indeleble.
Durante la mañana del viernes en un tenso pleno del Ayuntamiento de Sevilla se debatían unos presupuestos municipales pactados por PSOE y Ciudadanos y salvados por la campana gracias al apoyo de IU en el último minuto. A las puertas, cientos de personas, hasta 2.000 según han informado algunos de los asistentes, rezaban, entonaban cantos religiosos como el “Perdónalos señor” y exhibían carteles con símbolos católicos, rosarios, crucifijos e imágenes de la sevillana Santa Ángela de la Cruz. No reivindicaban nada sobre el presupuesto que definirá el destino de la ciudad el próximo año. Protestaban por una moción, registrada por Izquierda Unida y apoyada por Participa Sevilla, “para que el ayuntamiento de Sevilla promueva un Estado laico”. Si Madrid vivió sus Reinas Magas, su callejero franquista y sus titiriteros, Sevilla no quiere quedarse atrás en esta gran guerra cultural.