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Los herederos de Podemos quieren una moneda propia para Sevilla y excluir el euro
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Los herederos de Podemos quieren una moneda propia para Sevilla y excluir el euro

Participa Sevilla aprieta al PSOE para que financie una moneda local alternativa e incluya una partida presupuestaria para sufragar un proyecto piloto los próximos meses

Foto: Foto: Bristol Pound.
Foto: Bristol Pound.

Comprar el pan y la fruta, pagar al zapatero del barrio, desayunar café y tostada en el bar de la esquina y no gastar ni un euro. Crear zonas comerciales libres de la moneda europea donde las tiendas tradicionales arrinconen a las multinacionales o grandes marcas. Incluso abonar las tasas municipales de basura o circulación de vehículos y cobrar una ayuda social del ayuntamiento en esta moneda alternativa. Ese es más o menos el modelo. El que funciona con éxito en ciudades como Bristol (Reino Unido). La divisa local aún no tiene nombre, eso será posiblemente lo último que elijan.

El grupo municipal de Participa Sevilla, en su origen vinculado a Podemos, reclama al equipo de gobierno del PSOE que los próximos presupuestos municipales, que están debatiéndose, incluyan una partida de unos 50.000 euros para poner en marcha un proyecto piloto durante unos seis meses que explore cómo funcionaría en la capital andaluza una moneda alternativa al euro. Sería una primera fase de un proyecto que tardaría aún más de un año en ver la luz y que reivindican que traería muchos beneficios dentro del circuito de la economía social.

El concejal de Participa Sevilla Julián Moreno explica que es una iniciativa defendida dentro del área de economía social de su grupo político, que ya cuenta con una experiencia previa en el barrio sevillano del Pumarejo. Allí, en la zona de la Macarena, hay muchos comercios adscritos al puma y unos 300 usuarios de este sistema de pago. Una moneda social no física, es como una cartilla donde se anotan las transacciones comerciales, y no convertible al euro. Israel Sánchez, uno de los participantes en el grupo de trabajo que está impulsando este proyecto, explica que con pumas se puede comprar pan o fruta y a cambio ofrecer un servicio de asesoramiento y 'marketing' al tendero local. Una iniciativa más próxima al trueque o crédito alternativo que a la moneda que ahora estudian y que supondría un salto cualitativo más.

La idea es que se puedan cambiar euros por esta moneda, que siempre sería voluntaria, con un canje beneficioso para el consumidor. “Las ventajas para el comprador son más sutiles. Habría que hacer entender que así se mejoran las relaciones sociales en los barrios, se beneficia al comercio y al empleo local, se apuesta por un modelo de negocio más sostenible, más ecológico”, explica Sánchez, que admite que no sabe cómo funcionaría su implantación en Sevilla, aunque es optimista.

Para familias en riesgo de exclusión

El proyecto pondría en marcha tres experiencias piloto paralelas. Por un lado, una moneda comercial que permita que el dinero se quede en el comercio local, sin salir del barrio o la ciudad. Esa misma moneda se probaría también para hacer intercambio entre empresas, ‘business to business’, y para financiar a emprendedores y pequeños autónomos. Y en tercer lugar, esa moneda se utilizaría vinculada a las áreas de emergencia social, pago de suministros básicos como luz y agua o para el abono de las tasas municipales, en la misma línea de la estrenada por el vecino Ayuntamiento de San Juan de Aznalfarache, muy próximo a Sevilla.

En este consistorio, con Gobierno del PSOE, en colaboración con ONG y asociaciones de comerciantes de la localidad, se ha estrenado la moneda ossetana. En circulación en el municipio desde hace meses, sus beneficiarios son unas 20 familias del municipio en riesgo de exclusión social que pueden comprar con ossetanas en unas ocho tiendas de la localidad. “Son muchos los beneficios de que las administraciones usen monedas alternativas".

"En el caso de servicios de las administraciones, es la mayor garantía posible de una forma de pago totalmente transparente, que permite controlar el destino de las subvenciones públicas y que además genera riqueza en el entorno local”, explica Israel Sánchez. “Garantiza el seguimiento y la trazabilidad del dinero”, agrega, si bien es cierto que hay que tener muchas cautelas con todas las normas de protección de datos. Para el comercio, también se contabilizan numerosos beneficios que redundan normalmente, defiende uno de los impulsores del proyecto, en el empleo local.

Los 'pumas' en la barriada sevillana de El Pumarejo, cerca de la Macarena, funcionan con éxito en transacciones a diario para unas 300 familias

Hasta ahora, la mayoría de las experiencias puestas en marcha en localidades europeas o españolas se basan fundamentalmente en dinero virtual o ‘click coin’, que permite el pago mediante un sistema instalado en el móvil parecido al WhatsApp.

En Sevilla quieren probar varias alternativas, explican desde el grupo de unas 10 personas que está liderando el proyecto, y no se descarta una moneda física, normalmente billetes. En este caso, el coste se eleva por la emisión de moneda, unos 30 céntimos la unidad, y se complican los controles para evitar el fraude. “Habría que decidir si la moneda sería convertible al euro, con qué oscilación, si puede o no perder valor con el tiempo, crear las plataformas para vigilar el fraude y las transacciones. Esto no es de un día para otro”, avisan los promotores de la idea.

Hay experiencias en otras ciudades españolas que están funcionando bien, aseguran. En Bilbao, se puede pagar con ekhis en los comercios del centro de la ciudad, orues en Valencia, costavales en Galicia y en el mercado social de Madrid funcionan los boniatos. Son experiencias limitadas a los cascos históricos o a comercios alternativos.

“Quizás en Sevilla se puede hacer algo más amplio y puede funcionar. Hay que probar y hacer estudios”, señala el concejal Julián Moreno. “Podríamos declarar algunos barrios de la ciudad como zonas libres de euro”, propone. Todavía queda por ver que dirá el equipo del alcalde socialista Juan Espadas, que, eso sí, necesita de apoyos para sacar adelante las cuentas municipales. Quizás él mismo acabe cobrando parte de su salario en esa moneda local aún sin nombre.

En Bristol, el alcalde cobra más de la mitad de su salario en ‘bristol pounds’, en curso como alternativa a la libra desde 2012, y en Toulouse, una ciudad que los abanderados del proyecto defienden que comparte muchas cosas con Sevilla, se está impulsando con buena acogida.

Comprar el pan y la fruta, pagar al zapatero del barrio, desayunar café y tostada en el bar de la esquina y no gastar ni un euro. Crear zonas comerciales libres de la moneda europea donde las tiendas tradicionales arrinconen a las multinacionales o grandes marcas. Incluso abonar las tasas municipales de basura o circulación de vehículos y cobrar una ayuda social del ayuntamiento en esta moneda alternativa. Ese es más o menos el modelo. El que funciona con éxito en ciudades como Bristol (Reino Unido). La divisa local aún no tiene nombre, eso será posiblemente lo último que elijan.

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