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Otro año de peleas por la jornada escolar: "Vamos a seguir hasta que salga lo que quieren"
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RENCILLAS Y JORNADAS LÚDICAS

Otro año de peleas por la jornada escolar: "Vamos a seguir hasta que salga lo que quieren"

En algunos centros llevan votando sin éxito casi una década la posibilidad de cambiar de partida a continua, lo que ha disparado las tensiones entre padres, familias y profesores

Foto: Padres acompañan a sus hijos al colegio en Madrid. (EFE/Zipi)
Padres acompañan a sus hijos al colegio en Madrid. (EFE/Zipi)

Febrero es el mes de los calçots, las alcachofas y el apio. Febrero es también el mes en el que en miles de colegios de toda España vuelve la votación por la jornada escolar, partida o continua, que en algunos centros lleva produciéndose de forma anual desde hace casi una década. Es el momento en el que, como la flor del almendro, los mensajes a favor o en contra en los grupos de WhatsApp comienzan a brotar.

En el mejor de los casos, la recurrente votación produce agotamiento y desinterés entre los padres. En el peor, hurga en heridas que cada año se abren un poco más. Tensiones entre padres y profesores, entre padres y otros padres, o incluso dentro de las propias familias. Como explica uno de ellos entre risas, "cualquier historia que te cuenten sobre las peleas por la jornada escolar es verdad: te puedes inventar lo que quieras y seguro que ha ocurrido".

Desde que la pandemia acelerase la implantación de la jornada continua, cada vez más centros han abierto la puerta a la votación de un cambio de jornada. A grandes líneas, los profesores apuestan por la continua, ya que facilita su conciliación, y las familias se decantan por una u otra en función de sus preferencias personales. El resultado: peleas a puños en algunos colegios, disoluciones de AMPA, claustros de profesores divididos y niños que no entienden nada del comportamiento de sus padres.

"Hay algo en lo que coincidimos todos: la normativa facilita esta tensión continua año tras año", explica el politólogo Sebastián Lavezzolo, padre de tres niñas que estudian en un centro escolar de la Comunidad Autónoma de Madrid y que en un artículo de El Diario se desahogaba ante la situación. Lavezzolo ha conseguido que en el centro al que acuden sus hijas se acepte el pacto tácito de respetar durante tres años los resultados, sean los que sean.

"Han trasladado a los centros una decisión nada neutral que está generando tensiones"

¿Por qué algunos centros someten sin parar a los padres a procesos de votación año tras año? Por varios motivos. Para empezar, porque en comunidades como Madrid está establecido que si se produce un cambio de jornada, este se tiene que respetar durante dos años, algo que no ocurre en el caso de que el resultado sea el de continuar igual. En dicho caso, se puede reactivar la votación anualmente. Por otra parte, el cambio de jornada debe ser propuesto desde el Consejo Escolar, donde tienen más peso los profesores (más partidarios de la continua) y es muy fácil que haya al menos un miembro que lo sugiera.

En definitiva, es común que en los colegios con jornada partida se pregunte todos los años a los padres si desean cambiar a la continua si no ha ocurrido aún. "Han trasladado a los centros la decisión nada neutral y muy significativa de elegir la jornada", lamenta Lavezzolo, que añade que, de esa manera, la decisión no depende tanto de criterios educativos sino de las preferencias personales de los miembros de la comunidad, lo que genera dinámicas de tensión dentro de los centros.

O de simple aburrimiento, como explica Miguel, otro padre que lleva a su hija a otro centro madrileño. "El desinterés es máximo, la mayoría de gente pasa del tema", explica. "Hay gente a favor y en contra, pero somos más los que estamos en contra". Sin embargo, todos los años se vuelve a votar, dando cada vez más facilidades a los padres. Este año, por ejemplo, se ha habilitado el televoto. En otros casos, el Consejo ha llegado a financiar el voto por correo certificado para animar a los padres a participar.

Ese ha sido otro de los hándicaps para que salga adelante la jornada continua en algunos colegios: que debe contar con, al menos, la participación de dos tercios de los padres. Por ejemplo, hace dos años, el CEIP Maestro Padilla de Carabanchel lamentaba que aunque habían obtenido 688 votos a favor de la continua (y 73 en contra y 30 blancos), al no llegar al mínimo por 22, no se podía producir el cambio.

"Cuando la votación se producía, el problema era siempre el mismo: el 90% de la gente votaba a favor de la jornada continua, pero no llegaba al censo necesario", explica Teresa, madre de una familia matriculada en un centro madrileño. "Las familias que podían recoger a sus hijos a las dos de la tarde, porque su horario se lo permitía, miraban mal a los que preferían que otros niños se quedaran allí hasta las cuatro para que sus hijos no estuvieran solos en el comedor, y al revés, estos decían '¿veis? Si a ellos no les importa estar aquí hasta las cuatro de la tarde, que son niños y se acostumbran a todo'".

"Estamos cansados de enterarnos de triquiñuelas que se hacen para sesgar la votación"

En Navarra, partida (pero no siempre)

La mayoría de Comunidades Autónomas dejan a criterio de los centros la decisión del tipo de jornada que deben implantar. Una de las últimas excepciones ha sido Navarra, que ha decidido a partir del próximo curso implementar la jornada partida. Una decisión con letra pequeña, porque es así, salvo en los colegios que voten lo contrario, en un proceso participativo donde la opinión de los profesores no es vinculante.

Esta semana se han producido las votaciones en un proceso que ha contado con irregularidades, como ha denunciado Jornada Partida en Navarra, asociación a favor de la jornada partida por una cuestión de "valores", para no discriminar a los alumnos con menos posibles. "Hay colegios en los que se ha llegado a repetir siete veces", explica Israel González, integrante de la plataforma, que lamenta que la Consejería de Educación navarra ha vuelto a tirar la pelota al tejado de los padres a pesar de que el informe del Consejo Escolar de Navarra apostaba por adoptar la partida. Algo que también ocurre en otras CCAA como País Vasco o Cataluña.

"Educación tiene la capacidad de juzgar la jornada que tienen los niños y las niñas y deberían ser ellos los que la marcasen", lamenta. "Nos libraríamos de estas tensiones". La plataforma ha conseguido, al menos, que los resultados se respeten durante el próximo lustro. Sin embargo, "los centros donde no se alcance la mayoría suficiente tendrán que empezar con la partida, con la tensión que eso supone". Ahora basta con mayoría simple, pero en otros momentos ha sido de tres quintos.

placeholder El año de más elecciones, con más elecciones aún. (EFE/Julio Muñoz)
El año de más elecciones, con más elecciones aún. (EFE/Julio Muñoz)

Las irregularidades que ha denunciado la plataforma apuntan a la presión sutil por parte de profesores y directores para conseguir que la jornada continua salga adelante. Por ejemplo, la inspección ha intervenido para retirar carteles que llamaban a la votación por la continua. Para González, se está ocultando interesadamente los beneficios de la jornada partida. El año pasado, la OCDE recomendó a España adoptar este tipo de horario para reducir el abandono escolar.

Empujando en la dirección de la continua

Una de las quejas más habituales entre los padres es que, como señalan los datos de la Encuesta de Vida, el profesorado se manifiesta ampliamente a favor de la jornada continua e intentan condicionar la decisión. Muchas veces a través de circulares donde sutilmente se aportan argumentos muy a favor de la jornada continua, a través de sesiones informativas a favor de dicho modelo o haciendo coincidir jornadas "lúdicas" en el centro con la votación.

"En el grupo nos hemos cansado de leer comentarios sobre las triquiñuelas que se hacen para sesgar la votación o para evitar que los padres bloqueen el proceso en el Consejo Escolar, que van desde jornadas informativas totalmente sesgadas hasta dificultar la comunicación de los padres del Consejo para que hagan sus propias jornadas", explica Lavezzolo. "La última que nos ha llegado es poner requisitos locos para poder ir a votar: está lleno de pequeños trucos para obstaculizar el correcto funcionamiento de las votaciones".

En la pública aumenta la continua, pero en la concertada predomina la partida

Por lo general, si bien el profesorado suele ser más unánime a la hora de apostar por la continua (aunque no siempre es así; el politólogo recuerda una profesora defensora de la partida que "tenía peleas continuas con sus compañeros"), la opinión entre los padres está mucho más dividida. "No sé si hay alguna variable que estructure sus preferencias, pero por mi experiencia hay de todo", valora el politólogo. "Padres que piensan realmente que la continua es mejor porque salen antes y tienen tiempo para extraescolares o padres que, como ocurre en política, no tienen información y que son susceptibles de dejarse influir".

Hoy cada vez más colegios públicos aplican la jornada continua, mientras que en la concertada es residual (apenas de un 3% en Madrid, por ejemplo), lo que empuja a muchos padres a llevar a centros privados. "Aquí en Navarra todos los privados y concertados están con jornada partida y en la pública son pocos los que se quedan con partida, así que nos preguntamos por qué los centros que se bastan en la excelencia académica no han cambiado a la continua si es potencialmente tan buena para los alumnos", ironiza González.

El informe publicado por Esade hace dos años concluía que si bien no hay evidencia que demuestre de manera rigurosa el impacto del modelo de jornada sobre el rendimiento académico, sí está demostrado el impacto positivo de pasar más tiempo en el centro. No obstante, esto ha dado pie a una guerra de informes: sindicatos como STEA, CSIF o CGT criticaron sus resultados porque "dañaba la imagen de los profesores" y otras plataformas citan sus propias fuentes para defender la jornada continua.

Foto: Imagen: EC Diseño.

En lo que coinciden casi todos, padres, profesores y el propio informe, es en que sería preferible establecer una ley marco que garantizase la igualdad entre centros, establecida a partir de criterios objetivos en beneficio del alumno. De lo contrario, la guerra será eterna y las heridas nunca cerrarán, aunque se olviden durante unos meses. Hasta que el próximo febrero vuelvan a florecer los almendros y se vote de nuevo el tipo de jornada escolar.

Febrero es el mes de los calçots, las alcachofas y el apio. Febrero es también el mes en el que en miles de colegios de toda España vuelve la votación por la jornada escolar, partida o continua, que en algunos centros lleva produciéndose de forma anual desde hace casi una década. Es el momento en el que, como la flor del almendro, los mensajes a favor o en contra en los grupos de WhatsApp comienzan a brotar.

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