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Ferraz se resigna a una guerra fría con un Page protegido por su poder institucional
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No se prevé un expediente

Ferraz se resigna a una guerra fría con un Page protegido por su poder institucional

El PSOE muestra su hartazgo ante la constante crítica del barón castellano-manchego. "Que se queje en los órganos internos", explican desde la cúpula. No se habla con Sánchez desde la campaña electoral del 28-M

Foto: El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, durante su tercer debate de investidura, en las Cortes. (Europa Press/Mateo Lanzuela)
El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, durante su tercer debate de investidura, en las Cortes. (Europa Press/Mateo Lanzuela)
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Emiliano García-Page es la china en el zapato del PSOE de Pedro Sánchez. Y ahí seguirá mientras mantenga su poder institucional, a pesar de la respuesta casi general del partido tras el episodio de Fitur. El hartazgo quedó patente en el tuit de Santos Cerdán, que inauguró la reacción que luego se extendió desde Ferraz a la Moncloa y después a los territorios. Pero el enfado no irá más allá, no habrá represalias contra el presidente de Castilla-La Mancha. "No vamos a hacer nada", explican fuentes de la dirección socialista: "Es presidente autonómico". Es más bien una especie de resignación. "Como el que oye llover", responde un dirigente socialista, cuestionado si la dirección tiene intención de tomar alguna medida ante las críticas del barón, como llamarlo a capítulo o mantener algún tipo de reunión.

Su cargo en la Junta de Castilla-La Mancha es la cláusula de seguridad del barón socialista, a pesar de que en Ferraz aseguran que "está feo lo que dice y cómo lo dice". Es uno de los únicos tres dirigentes regionales que tiene el PSOE después de la debacle del pasado 28-M y esa condición lo protege de cualquier intento de desestabilización. Más allá de los mensajes que salen de Ferraz, que insisten en que no habrá expedientes ni ninguna otra medida de castigo, se trata de una práctica habitual. Solo hay que mirar al pasado y ver lo que ocurrió con Susana Díaz, que ejerció una oposición interna similar. Primero se produjo un aislamiento, una suerte de guerra fría, y solo hubo movimientos para desalojar a la expresidenta de la Junta una vez que salió de San Telmo después de la alianza de PP, Ciudadanos y Vox.

La relación entre García-Page y Pedro Sánchez ya lleva tiempo deteriorada. El propio presidente de Castilla-La Mancha lo constató hace unas semanas, cuando el jefe del Ejecutivo reunió al Gobierno en la finca toledana de Quintos de Mora. El barón socialista admitió que no había sido informado del viaje a su región, como tampoco lo era cuando el PP estaba en la Moncloa.

Fuentes socialistas explican que Sánchez y García-Page no se hablan desde un mitin en Puertollano en los días previos a las elecciones autonómicas del 28-M. Y quien despacha con Santos Cerdán es el secretario de Organización de Castilla-La Mancha, Sergio Gutiérrez. Después, la conversación se ha limitado a un mensaje de felicitación al dirigente regional tras lograr su segunda mayoría absoluta y un par que llegaron desde Toledo a la Moncloa para felicitar a Sánchez después de las elecciones generales del 23 de julio y después de la investidura, ya en noviembre.

Foto: Emiliano García-Page, Fernando López Miras, Carlos Mazón y Juanma Moreno, en Fitur. (Cedida)

La situación no es nueva, pero es cierto que la bronca de Fitur supuso un punto de inflexión. La pugna entre García-Page y la dirección del PSOE era, hasta ahora, unidireccional. Al menos en público. Las diatribas del presidente de Castilla-La Mancha llegaban al 70 de la calle Ferraz desde los medios y no encontraban respuesta. Pero este miércoles la situación cambió. "El PSOE está en el extrarradio de la Constitución" fue la frase que colmó el vaso de la paciencia de la cúpula socialista. Sobre todo porque después se hizo pública una conversación del presidente de Castilla-La Mancha con sus homólogos de Andalucía, Murcia y la Comunidad Valenciana, todos del PP, en clara sintonía y preparando una acción conjunta para exigir a Hacienda un fondo extra.

El anterior presidente socialista valenciano, Ximo Puig, también mantuvo buenas relaciones con Juanma Moreno y Fernando López Miras, a quienes le unía la condición de ser dirigentes de comunidades infrafinanciadas. Pero la actitud de Puig nunca se asemejó a la que ha mantenido en los últimos meses García-Page, que ha endurecido su nivel de críticas desde que comenzaron las negociaciones para la investidura de Pedro Sánchez y apareció en el tablero la ley de amnistía. Se entiende así la reacción de José Luis Ábalos, exsecretario de Organización del PSOE, que afeó a García-Page su capacidad de "entenderse amigablemente" con el PP, al mismo tiempo que "denuesta permanentemente la tarea" de miembros de la formación. "Si no te sale ayudar al compañero, al menos no ayudes al adversario", zanjó el político valenciano.

La lluvia fina que cae sobre Ferraz desde Toledo, aunque a veces se convierte en chaparrón, no parece haber calado dentro de un partido alineado totalmente con Pedro Sánchez. La voz de García-Page encuentra más eco entre el club de veteranos socialistas que comparten su opinión sobre la amnistía y los pactos del presidente con Junts. No es casualidad que el presidente de Castilla-La Mancha fuera el único dirigente en activo que estuviera entre el público el día que Alfonso Guerra y Felipe González conversaron en el Ateneo de Madrid para lanzar recados a la actual cúpula socialista. En este sentido, el barón disidente ejerce como voz de la conciencia de un PSOE al que, además, apela también el PP.

Los populares, con Alberto Núñez Feijóo a la cabeza, han tratado de seducir en más de una ocasión a García-Page para que votase contra la investidura de Sánchez o el trámite de la ley de amnistía. Y es cierto que el dirigente regional, muy crítico, siempre se ha negado a alimentar cualquier fantasma de transfuguismo. Alguno de los ocho diputados socialistas que Castilla-La Mancha envía al Congreso ha declarado incluso su apoyo a la amnistía. Es el caso de Luis Carlos Sahuquillo, diputado por Cuenca, que admitió que el perdón a los implicados en el procés no le gustaba, "pero es mejor a que el Gobierno esté en manos de la derecha y ultraderecha". Alberto Rojo, que es diputado por Guadalajara, se abstuvo en un debate sobre la amnistía celebrado en el ayuntamiento de la ciudad castellano-manchega.

García-Page es el único de los tres presidentes del PSOE que logró mayoría absoluta y de eso presumió en la pugna de Fitur. También lo recordó el jueves, cuando optó por rebajar el tono y pedir respeto para su opinión, "claramente minoritaria en el PSOE". Y en su entorno lo ven con fuerza para seguir al frente del partido y de la comunidad. No se ven ni delfines ni opciones críticas, ni siquiera entre los miembros del grupo parlamentario en el Congreso, que no están todos bajo el manto del dirigente regional en Toledo. Esta solidez le da alas para ser una suerte de Pepito Grillo dentro del partido en medio de la batalla ideológica en la que Sánchez ha embarcado a la formación del puño y la rosa.

Foto: Emiliano García-Page, Fernando López Miras, Carlos Mazón y Juanma Moreno en Fitur este miércoles. (Cedida)

Casi toda la dirección está enfocada hacia las directrices de Pedro Sánchez, que solo son contestadas por el barón castellano-manchego. El cónclave de A Coruña, por ejemplo, sirvió para que el partido abrazase el relato de la amnistía como elemento necesario para "normalizar" la situación en Cataluña. En la convención política no estuvo García-Page, que tenía un viaje a China.

Emiliano García-Page es la china en el zapato del PSOE de Pedro Sánchez. Y ahí seguirá mientras mantenga su poder institucional, a pesar de la respuesta casi general del partido tras el episodio de Fitur. El hartazgo quedó patente en el tuit de Santos Cerdán, que inauguró la reacción que luego se extendió desde Ferraz a la Moncloa y después a los territorios. Pero el enfado no irá más allá, no habrá represalias contra el presidente de Castilla-La Mancha. "No vamos a hacer nada", explican fuentes de la dirección socialista: "Es presidente autonómico". Es más bien una especie de resignación. "Como el que oye llover", responde un dirigente socialista, cuestionado si la dirección tiene intención de tomar alguna medida ante las críticas del barón, como llamarlo a capítulo o mantener algún tipo de reunión.

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