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El PSOE andaluz entierra su pasado: borra a Susana Díaz como a Chaves y Griñán
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14º CONGRESO REGIONAL

El PSOE andaluz entierra su pasado: borra a Susana Díaz como a Chaves y Griñán

Juan Espadas cierra una etapa de transición en el partido sin contar con los principales referentes. Orilla a la vencida en las primarias y no invita a los condenados en los ERE

Foto: El candidato socialista a la presidencia de la Junta de Andalucía, Juan Espadas. (EFE)
El candidato socialista a la presidencia de la Junta de Andalucía, Juan Espadas. (EFE)

Susana Díaz es una clásica del PSOE. Ella siempre se reivindica así. Estará este próximo fin de semana en Torremolinos, en el 14º Congreso del PSOE andaluz, el día y a la hora que le diga su sucesor, Juan Espadas. Posiblemente el domingo. También estuvo en el congreso de Valencia, porque, como ella mismo explicó, la llamó Pedro Sánchez. Su presencia será testimonial. No habrá informe de gestión de la ejecutiva saliente. Las circunstancias son tan raras que por primera vez quienes se van no cerrarán su tiempo con un balance. “Yo lo aprendí de [Manuel] Chaves. A mí me dijo, ‘yo estoy fuera, si puedo ayudar, me lo dices, cuando quieras, llamas’ y eso mismo he hecho con Juan [Espadas]”, ha contado Díaz a quien le ha preguntado sobre su papel como ‘ex’.

Ferraz precipitó las primarias en el PSOE andaluz por miedo, explicaron entonces, a un adelanto electoral. Espadas ganó a Díaz con claridad como candidato a la Junta de Andalucía y un mes después, a finales de julio, fue proclamado secretario general en unas nuevas primarias donde no hubo urnas porque no había más candidatos. Entonces, el secretario de Organización, Juan Cornejo, dimitió. No hubo gestora. Espadas heredó la ejecutiva regional del último congreso, que desde hace cuatro meses no ha tenido ningún papel. Ferraz mandó unas instrucciones por las que nombraba una especie de comisión organizadora del congreso regional, con la portavoz socialista, Ángeles Férriz, al mando, que tomó las riendas. Todo es confuso y raro desde un punto de vista reglamentario, pero nadie, ni los que llegan ni los que se van, quiere poner el foco en esta especie de tránsito, esta argucia ‘made in’ Ferraz, llena de lagunas donde la dirección federal tuvo la última palabra.

Foto: Susana Díaz y Juan Espadas. (EFE)

El caso es que el PSOE andaluz hace años que tiene una complicada relación con su pasado. El congreso de un partido tiene tres tiempos. Uno para cerrar el pasado y rendir cuentas. Otro para actualizar el proyecto político. Un tercero para decidir quiénes serán los nuevos dirigentes. En el de los socialistas andaluces, el primero no se dará. Tampoco en Valencia Pedro Sánchez cumplió con la tradición de rendir cuentas como secretario general y delegó en su secretario de Organización, Santos Cerdán.

La losa de los ERE

Susana Díaz tendrá una presencia fugaz en el congreso, pero sus antecesores ni estarán. No los han invitado, según confirmaron fuentes cercanas a ambos expresidentes. Ni a Manuel Chaves ni a José Antonio Griñán. Tampoco ninguno de los dos pensaba acudir. "Las circunstancias son las que son", admiten desde su entorno. El primero fue presidente de la Junta de Andalucía desde 1990 a 2009. El segundo, desde entonces hasta 2012. Chaves encadenó seis mandatos que compaginó con la secretaria general de un PSOE andaluz que vivía en cómodas mayorías y un poder que parecía intocable. A Griñán le tocó ya llevar el barco en mitad de la tormenta de los ERE y cuando el cambio político acechaba al PSOE. Los dos están condenados en el caso de los ERE y a la espera de que el Supremo decida sobre sus recursos. Nadie espera que eso ocurra hasta verano, según fuentes del proceso, aunque nunca se sabe.

Lo cierto es que cada vez que hay una condena al PP por corrupción, como la de la semana pasada por el pago en B de la obra de la sede de Génova, en el PSOE alguien se tienta la ropa. Los socialistas están convencidos de que cada sentencia contra el PP tiene su réplica en el caso ERE, por más que se empeñen en defender que nada tiene que ver la Gürtel, mordidas a empresarios que iban a dirigentes políticos, financiaban actos electorales y nutrían una caja de dinero negro en el partido, con los ERE, un fondo para desempleados andaluces que entregó 680 millones de euros de forma ilegal y sin cumplir los controles y que acabó convertido en una red a favor del PSOE con dinero de los contribuyentes.

Foto: La expresidenta andaluza, Susana Díaz. (EFE)

No es fácil gestionar el pasado cuando un caso como el de los ERE ha sentado en el banquillo y condenado por prevaricación a quienes fueron la cúpula de los gobiernos socialistas y del partido en Andalucía durante casi dos décadas. Dos años después de la sentencia que condenó toda una época del PSOE en Andalucía, las heridas siguen abiertas. El próximo fin de semana, el partido viaja a Torremolinos. Aseguran que el 14º Congreso es el de la unidad en torno a la figura de Juan Espadas, una vuelta al origen, porque en la localidad malagueña se celebró el primero congreso del PSOE en 1977. El cartel es muy similar, verde y blanco sobre rojo. Con el lema 'Somos socialistas, somos Andalucía', en un intento claro de recuperar esa mímesis del partido con los andaluces que tan bien funcionó y le permitió gobernar 37 años ininterrumpidos, Espadas se lanza a recuperar “al gran partido” de esta tierra.

Hace 44 años, el lema fue 'Levantar Andalucía'. Los socialistas creen que lo consiguieron, que llevaron la comunidad a la modernidad, a superar un retraso histórico, pero no pueden reivindicarlo como les gustaría. El motivo tiene tres letras, los ERE, un caso que pesa como una losa sobre el pasado. En el congreso andaluz, participarán este fin de semana 1.200 personas, 520 delegados, 800 invitados. Inaugurará Adriana Lastra con la ministra María Jesús Montero, junto a las líderes de CCOO y UGT en Andalucía, Nuria López y Carmen Castilla. Cerrará con Espadas el domingo el secretario general y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Sí fueron al último congreso

La dirección de Susana Díaz lidió como pudo con aquella década. Díaz pasó de llegar a la presidencia posando con sus cuatro antecesores en el cargo a condenar antes que la Justicia a los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán, cuando les pidió que entregaran sus actas antes incluso de que se sentaran en el banquillo. Después hizo una cosa y la contraria. Los relegó al ostracismo e ignoró su existencia o los reivindicó y sentó en la primera fila de sus congresos. En febrero de 2016, una jornada antes del Día de Andalucía, el PSOE andaluz montó un gran acto para reivindicar el referéndum andaluz de 1980 que ensalzó a Rafael Escuredo y José Rodríguez de la Borbolla y borró a sus sucesores en la presidencia de la Junta. Año y medio después, julio de 2017, cuando ya Díaz había perdido las primarias frente a Pedro Sánchez y se replegaba en Andalucía, sentó en la primera fila del congreso andaluz a Chaves y Griñán junto a Borbolla y Alfonso Guerra, que había sido orillado por Pedro Sánchez de la Fundación Pablo Iglesias.

Foto: El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno. (EFE)

Espadas fue consejero de Vivienda del Gobierno de Chaves en 2008, antes de ser candidato a la alcaldía de Sevilla. Cuando fue designado para ponerse al frente del PSOE andaluz, la oposición recordó su pasado. Meses después de su llegada, llamaron a su mujer a comparecer en la comisión de investigación de la extinta fundación de empleo Faffe. Espadas criticó con dureza lo que consideró "juego sucio". El PP fue más prudente, pero Vox y Cs se lanzaron a por él con dureza vinculándolo con la anterior etapa de corrupción socialista.

Gestionar esta situación no fue fácil para Susana Díaz, pese a que los expresidentes de la Junta, condenados en los ERE por prevaricación y malversación, en el caso de Griñán, nunca han pedido nada y han sido siempre muy discretos. Fueron suspendidos de militancia y apartados sin más ruido ni quejas por su parte. Pocos reivindican su legado. Bueno, ahora lo hace el PP, el mismo partido que los sentó en el banquillo. Es lo más surrealista que últimamente pasa en la política de Andalucía. Al PSOE le da apuro pronunciar los nombres de los expresidentes mientras que el PP presume de copiar aquello que les dio tanto éxito. Sobre todo en el caso de Chaves, al que muchos ven un perfil parecido al que hoy cultiva el presidente Juan Manuel Moreno, de hombre bueno, sin estridencias, sin extremismos, que pone Andalucía por encima de las siglas.

Susana Díaz es una clásica del PSOE. Ella siempre se reivindica así. Estará este próximo fin de semana en Torremolinos, en el 14º Congreso del PSOE andaluz, el día y a la hora que le diga su sucesor, Juan Espadas. Posiblemente el domingo. También estuvo en el congreso de Valencia, porque, como ella mismo explicó, la llamó Pedro Sánchez. Su presencia será testimonial. No habrá informe de gestión de la ejecutiva saliente. Las circunstancias son tan raras que por primera vez quienes se van no cerrarán su tiempo con un balance. “Yo lo aprendí de [Manuel] Chaves. A mí me dijo, ‘yo estoy fuera, si puedo ayudar, me lo dices, cuando quieras, llamas’ y eso mismo he hecho con Juan [Espadas]”, ha contado Díaz a quien le ha preguntado sobre su papel como ‘ex’.

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