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Zapatero ejerció de mediador con Puigdemont en la crisis de los decretos
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"un actor indispensable"

Zapatero ejerció de mediador con Puigdemont en la crisis de los decretos

Una llamada del expresidente acercó posturas entre el PSOE y Junts, que quería tumbar todas las medidas. "Es el botón de emergencia", reconocen desde el entorno del fugado

Foto: El expresidente Zapatero. (EFE/Andreu Dalmau)
El expresidente Zapatero. (EFE/Andreu Dalmau)
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El nombre de José Luis Rodríguez Zapatero encabezó las quinielas para ejercer de "verificador" del pacto de investidura firmado entre el PSOE y Junts. El expresidente se ha convertido en el principal valedor de Pedro Sánchez en su partido. Volados los puentes con históricos como Felipe González o Alfonso Guerra, el de León es un defensor a ultranza de la política de "apaciguamiento" en Cataluña que el Gobierno puso en marcha con los indultos. No solo la defiende, sino que ha sido y es, según fuentes consultadas por El Confidencial, un "actor indispensable" para engrasar la relación con Carles Puigdemont. En la reciente crisis de los decretos que elevó la tensión al máximo entre los negociadores socialistas y los de Junts, una llamada del expresidente fue clave para reconducir los ánimos.

"Zapatero es el botón de emergencia", reconocen desde el entorno del líder catalán. Explican que ejerce de "mediador real" más allá de la mesa de negociación en la que el papel oficial lo desempeña el salvadoreño Francisco Galindo Vélez. El socialista hace de "hombre de paz" cuando encallan las cosas del "día a día", precisan las mismas fuentes.

Está previsto que este mes, salvo cambios de agenda de última hora, haya una nueva reunión como la que se celebró en Ginebra el pasado dos de diciembre entre Puigdemont y el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, con el exembajador de El Salvador como "coordinador del mecanismo internacional". Está dentro de las exigencias de los independentistas catalanes para investir a Sánchez. Sobre lo tratado en el primer encuentro, solo trascendió que sirvió de "toma de contacto".

La primera votación importante de la legislatura ha puesto en evidencia que Junts hará "sudar sangre" a los socialistas para dar el "sí" de sus siete diputados a las medidas del Gobierno. La negociación, que desembocó en la abstención de los parlamentarios catalanes para favorecer la aprobación de dos de los tres decretos, fue agónica. La orden de Puigdemont era dejar caer a Sánchez. El de Waterloo entendía que había que dar un "toque de atención" al PSOE. Levantó el pulgar no solo porque los socialistas cedieron al eliminar la modificación del artículo 43 bis de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que a su entender paralizaría la amnistía en el momento en el que se presente una cuestión prejudicial ante el Tribunal de Justicia Europeo (TJUE), ni gracias a la polémica delegación de las competencias de inmigración, sino porque se le convenció de la necesidad de hacer un "control de daños" a futuro.

Foto: Puigdemont y Sánchez en el Parlamento Europeo. (EFE/Ronald Wittek)

Poner perspectiva es la labor de Zapatero. Desde Junts, reconocen que su portavoz en el Congreso, Míriam Nogueras, está cómoda en su papel de "malvada". El perfil no favorece el entendimiento con el ministro de Justicia, Félix Bolaños, que es el encargado a su vez de la relación parlamentaria con los otros grupos. Los de Puigdemont han puesto en la proa al hombre del presidente. Se sienten engañados y eso dificulta llegar a acuerdos. "Es un tándem explosivo", resumen desde el entorno de Puigdemont, donde aventuran que, si no hay otro interlocutor, el pronóstico a futuro es "malo". Aquí es fundamental el papel de Santos Cerdán, que para los soberanistas catalanes es "de fiar".

El número tres del PSOE ha logrado una buena sintonía con el secretario general de Junts, Jordi Turull. Según publicó el Nacional.cat, ambos cenaron en Moncloa la víspera de la votación de los decretos para rebajar la tensión. Los acompañaron Nogueras y el presidente del grupo en el Parlamento de Cataluña, Albert Batet; y por parte del PSOE, la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, y Bolaños. No hubo acuerdo, pero sí al menos la voluntad de mantener abierta la negociación hasta el último minuto para favorecer un pacto que finalmente se materializó, pese a que a primera hora del miércoles los neoconvergentes hablaban de un "no definitivo".

Puigdemont y Sánchez no se harán la fotografía hasta que la amnistía esté aprobada

El margen de encuentro que dio Junts es el reflejo de que hay "voluntad" de "colaboración", explican desde el partido, donde advierten de que el PSOE tendrá que negociar los decretos con sus socios antes de llevarlos a la Cámara Alta. "Deben cambiar las formas", sentencian, mientras asumen que ellos tampoco pueden seguir tensando la cuerda hasta el último minuto. Al menos hasta que se apruebe la amnistía, a los catalanes les compensa hacer de comparsa de Sánchez. También reconocen que, cuando se camina tan al borde del precipicio, "algún día te caes". Las elecciones catalanas serán el punto de inflexión; los Presupuestos Generales del Estado, la próxima prueba de fuego.

Los plazos para la aprobación de la medida de gracia en el Congreso marcarán la tan esperada reunión, con fotografía incluida, entre Puigdemont y Sánchez. "Hasta que no haya avances en la amnistía, no les conviene a ninguno de los dos", aclaran desde Junts. La tramitación parlamentaria puede demorar el encuentro hasta primavera. Al PSOE le beneficia que no se produzca la instantánea hasta después de las elecciones gallegas. Puigdemont también debe tener algo que contar a los suyos.

Las consecuencias electorales de la amnistía se medirán en Galicia el próximo 18 de febrero. Moncloa ha venido haciendo "pedagogía" de la medida y, como publicó El Confidencial, en ello también Zapatero ha tenido un papel importante. El expresidente participó en las negociaciones para alumbrar un texto que permitiese al PSOE mantenerse en el poder. "La ley de amnistía no tiene ningún reproche", ha señalado el veterano socialista, que la defiende como el camino hacia la "reconciliación" en Cataluña.

Foto: La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (EFE/Julio Muñoz)

Su talante conciliador le servirá también a Sánchez a la hora de restablecer las relaciones con Podemos. Zapatero ya ha mediado en alguna ocasión con la secretaria general, Ione Belarra. Los morados tumbaron el decreto de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, para marcar territorio. No hay tregua en la guerra con Sumar. El PSOE tendrá que recomponer sus lazos con los de Pablo Iglesias si quiere garantizarse sus cinco votos. El expresidente socialista es garantía de diálogo y Sánchez lo sabe. Su relación es muy fluida, y siempre que pueden cuadran sus agendas para almorzar. Zapatero es el origen de Sánchez.

El nombre de José Luis Rodríguez Zapatero encabezó las quinielas para ejercer de "verificador" del pacto de investidura firmado entre el PSOE y Junts. El expresidente se ha convertido en el principal valedor de Pedro Sánchez en su partido. Volados los puentes con históricos como Felipe González o Alfonso Guerra, el de León es un defensor a ultranza de la política de "apaciguamiento" en Cataluña que el Gobierno puso en marcha con los indultos. No solo la defiende, sino que ha sido y es, según fuentes consultadas por El Confidencial, un "actor indispensable" para engrasar la relación con Carles Puigdemont. En la reciente crisis de los decretos que elevó la tensión al máximo entre los negociadores socialistas y los de Junts, una llamada del expresidente fue clave para reconducir los ánimos.

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