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María Jesús Montero, habilidad negociadora al frente de las cuentas públicas
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ministra y vicepresidenta cuarta

María Jesús Montero, habilidad negociadora al frente de las cuentas públicas

Médica de profesión, la ministra se incorporó a la Junta de Andalucía en 2004 de la mano de Manuel Chaves, donde fue consejera de Sanidad y Hacienda, antes que ministra

Foto: La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (EFE/FErnando Villar)
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (EFE/FErnando Villar)

La ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero, asciende a vicepresidenta cuarta en el nuevo Gobierno, un cargo que la consolida como parte del círculo más cercano del presidente, Pedro Sánchez, y al que llega aupada por su conocida pericia negociadora, que necesitará más que nunca.

Lejos del tradicional rol discreto y burocrático de los ministros de Hacienda, Montero (Sevilla, 1966) ha compatibilizado en estos cinco años impuestos y presupuestos con mítines, cargos cada vez más altos dentro del PSOE e incluso, durante algo más de un año, la portavocía del Gobierno en plena pandemia.

En su cara más tecnocrática, Montero ha logrado aprobar tres presupuestos en plazo y ha cumplido con las previsiones de déficit remitidas a Bruselas, aunque sus detractores la han acusado de cierta ligereza a la hora de cuadrar las cuentas públicas y de permitir graves deficiencias legislativas en algunos de los impuestos aprobados por interés político.

Foto: María Jesús Montero y Nadia Calviño se abrazan. (EFE/Mariscal)

Precisamente, la cara más visible de la ministra es la de política. Entusiasta con los suyos y feroz con las derechas, Montero es, sobre todo, socialista: "de cada cual según sus capacidades y a cada cual según sus necesidades", repite siempre que tiene ocasión para defender un sistema fiscal más justo.

Su vehemencia le ha jugado alguna mala pasada -memorable fue el episodio en el que las cámaras grabaron parte de su discusión con el entonces líder de Podemos, Pablo Iglesias, a quién le pedía que no fuera "cabezón" con la subida del salario mínimo-, pero también le permite ganarse a sus interlocutores.

En la comisión negociadora

La actual vicesecretaria general del PSOE celebró más que nadie el resultado de las elecciones del 23 de julio en el improvisado escenario montado a las puertas de Ferraz, pese a que no era una victoria, sino solo una posibilidad de mantener a Pedro Sánchez en el Gobierno.

Y esa posibilidad se ha hecho realidad en parte gracias al trabajo de Montero, quien fue elegida por el líder socialista junto al ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, y al secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, para formar el equipo encargado de las negociaciones con otros partidos que han llegado a buen puerto y han permitido la investidura.

Esa capacidad para alcanzar acuerdos a varias bandas ya quedó demostrada con tres presupuestos consecutivos. Quienes se han sentado con ella a negociar coinciden en destacar su trabajo minucioso y la capacidad de diálogo.

Montero, que forma parte del cada vez más reducido grupo de ministros que acompañan a Sánchez desde la moción

Montero, que forma parte del cada vez más reducido grupo de ministros que acompañan a Sánchez desde la moción de censura, necesitará ahora su habilidad negociadora más que nunca, tanto para sacar adelante las cuentas de 2024 como para cumplir con los compromisos fiscales en un momento en que Bruselas exige bajar el déficit.

Inicios políticos en la Junta de Andalucía

Médica de profesión, la ministra se incorporó a la Junta de Andalucía en 2004 de la mano de Manuel Chaves, donde fue consejera de Sanidad y Hacienda con fama de buena negociadora, capaz de sacar adelante varios presupuestos en la región y defender la financiación autonómica ante el entonces ministro popular Cristóbal Montoro.

Sánchez la requirió en junio de 2018 para precisamente sustituir a Montoro en un departamento al que llegó con buena parte de su equipo en la Junta y con el reto de defender los presupuestos de su predecesor, cuya tramitación coincidió con la moción de censura que desalojó al PP del poder.

placeholder La ministra durante su época de consejera de Hacienda en la Junta de Andalucía. (EFE/Julio Muñoz)
La ministra durante su época de consejera de Hacienda en la Junta de Andalucía. (EFE/Julio Muñoz)

La verdadera carta de presentación de Montero en Madrid llegó con la defensa del decaído proyecto presupuestario de 2019, un agrio debate de dos días en el que la enérgica ministra intentó rebatir uno a uno los argumentos de la oposición a sabiendas de que las cuentas y hasta la Legislatura estaban condenadas.

Pese al fracaso, la combinación de discurso duro con la capacidad negociadora y facilidad de trato de Montero -reconocida incluso por sus adversarios- le permitieron salir reforzada del debate y le llevaron a ganar peso en las siguientes campañas electorales del PSOE.

Foto: María Jesús Montero y Nadia Calviño se abrazan. (EFE/Mariscal)

En enero de 2020, Montero asumió la portavocía del Gobierno, un puesto que aseguró "disfrutar" a pesar de que se trató de uno de los periodos más complejos de la historia reciente del país, con una pandemia que llevó a decretar el confinamiento de la población. Días después de abandonar la portavocía, en julio de 2022, Montero accedió a la vicesecretaría general del PSOE.

Su nombre ha sonado en varias ocasiones como cabeza de cartel del PSOE para las andaluzas, lo que nunca ha llegado a concretarse.

La ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero, asciende a vicepresidenta cuarta en el nuevo Gobierno, un cargo que la consolida como parte del círculo más cercano del presidente, Pedro Sánchez, y al que llega aupada por su conocida pericia negociadora, que necesitará más que nunca.

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