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Ismael Serrano, la amante de las frutas y otros momentos estelares de la investidura
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Ismael Serrano, la amante de las frutas y otros momentos estelares de la investidura

Irene Montero sonrió a Feijóo, Díaz Ayuso confesó lo mucho que le gusta la fruta e Ismael Serrano habló con El Confidencial para explicar que el verso que sonó en el Congreso es suyo

Foto: El presidente en funciones, Pedro Sánchez. (Europa Press/Diego Radamés)
El presidente en funciones, Pedro Sánchez. (Europa Press/Diego Radamés)

A primera hora de la mañana, un grupo de turistas japoneses paseaba por delante del Congreso con sus cámaras de fotos. Miraban aturdidos a su alrededor, probablemente preguntándose a santo de qué había decenas de vallas y policías rodeando un edificio. No sabían que este miércoles arrancaba el primer día de la investidura de Pedro Sánchez. Tampoco sabían que su estupor no era nada comparado con el que iban a sentir Ismael Serrano y el sector hortofrutícola.

Vayamos por partes.

Después de una hora y cuarto de intervención, Pedro Sánchez hizo alusión al elefante en la habitación, al paquidermo de la amnistía. Para justificar el acuerdo, se intentó poner solemne parafraseando al poeta del tiempo: "Hoy es siempre todavía, como dijo Machado (...). Las circunstancias son las que son y toca hacer de la necesidad virtud". Al llegar su turno, Feijóo creía haber encontrado una manera de sacarle los colores al presidente, justo en la línea de flotación, un giro oportuno para nutrir ese género llamado las mentiras de Sánchez, acusándole de haber escondido una parte del verso de Machado. "¿Hasta en las citas miente usted? Dice: 'Hoy es siempre todavía, todavía la vida es ahora'. Y omite: 'Y ahora, ahora es el momento de cumplir las promesas que nos hicimos".

Y aquí es donde entra en juego el cantautor Ismael Serrano. Alguien le alertó de que Feijóo estaba usando sus versos en el Congreso y él se lanzó a deshacer el entuerto en X (antes Twitter). "No es de Machado, es de un servidor", dijo.

Foto: Un grupo de radicales lanza una valla a la Policía. (EFE / Rodrigo Jiménez)

Habla Ismael Serrano

El cantautor atiende a El Confidencial cuando está a punto de empezar su gira por México. "Alguien me avisó por Twitter de que Feijóo había usado mi letra y se la había atribuido a Machado. Pero eso es mío. Está en Spotify. Es el discurso que digo justo antes de la canción 'Ahora", explica. "Hoy es siempre todavía' forma parte de la obra Proverbios y cantares de Machado. 'Toda la vida es ahora' es una canción del también músico Pablo Guerrero. 'Y ahora es el momento de cumplir las promesas que nos hicimos' lo improvisé en un directo porque es de lo que habla la canción", concreta el cantautor.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (Europa Press/Eduardo Parra)

Además, Serrano se confiesa —como el presidente en funciones— un fanático del poeta. "Tengo una editorial que se llama Hoy es Siempre donde editamos una antología de textos políticos de Machado", explica. No solo eso: su disco de celebración de los 20 años de carrera se llama Hoy es siempre y el posterior, Todavía. “Es una frase que siempre me ha acompañado”. "Luego me han vuelto a citar. Creo que no estoy entre las preferencias musicales de Feijóo", concluye.

Este no fue el único highlight del día. Desde esta tarde, Núñez Feijóo e Irene Montero están de acuerdo en algo, en que Pedro Sánchez no será tan feminista como dice si va a destituir a la ministra de Igualdad. "¿Es realmente el Gobierno de Pedro Sánchez el más feminista de la historia?", se preguntó el gallego desde la tribuna. Montero miró al líder del PP e hizo una mueca de consentimiento. Un gesto de complicidad poco habitual entre ambos. A su lado, Belarra sonreía. Este miércoles, además, la diputada de Podemos asumió también la ruptura definitiva entre los morados y Sumar.

La fruta, esa pasión

Luego supimos que a Isabel Díaz Ayuso le gusta la fruta. Lo aseguró después de que, en la tribuna, Pedro Sánchez acusase a la presidenta de la Comunidad de Madrid de corrupción por las comisiones que recibió su hermano -caso que fue archivado- en la famosa compra de mascarillas. El tema provocó, hace más de un año, que estallase la crisis interna del PP que enterró a Pablo Casado.

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante la primera sesión del debate de investidura de Pedro Sánchez. (EP / Eduardo Parra)

Lógicamente, el comentario de Sánchez no sentó bien a Díaz Ayuso y una cámara se fue a la grada a buscar su reacción. Allí captaron su imagen murmurando por lo bajo un mensaje difícil de descifrar si no estabas a medio metro de ella. El PSOE difundió un vídeo a los pocos minutos, buscando el escándalo y asegurando que había llamado "hijo de puta" al líder socialista. Pero el equipo de prensa de Ayuso explicó con sorna que la presidenta solo había dicho "me gusta la fruta", un troleo a la altura de los de Sánchez. También avisaron de que este jueves se tratará la acusación de Sánchez en la Asamblea de Madrid. "Es lo mínimo que se merece", sentencian fuentes del partido.

Fuera de las paredes del edificio, la realidad era otra. El Ministerio de Interior diseñó un dispositivo de seguridad con 1.600 agentes. Una de las consignas que recibieron los diputados del PSOE la noche del martes fue que no salieran a cenar fuera de su domicilio u hotel. La tensión, crispación y actos violentos frente a la sede del partido a lo largo de la semana hicieron saltar las alarmas para la investidura. No obstante, apenas se reunieron 500 personas a lo largo de la mañana en la fuente de Neptuno. La mayoría eran jubilados y estudiantes. A las nueve de la noche, apenas quedaban 30 desubicados: los manifestantes ya se habían trasladado a Ferraz.

A primera hora de la mañana, un grupo de turistas japoneses paseaba por delante del Congreso con sus cámaras de fotos. Miraban aturdidos a su alrededor, probablemente preguntándose a santo de qué había decenas de vallas y policías rodeando un edificio. No sabían que este miércoles arrancaba el primer día de la investidura de Pedro Sánchez. Tampoco sabían que su estupor no era nada comparado con el que iban a sentir Ismael Serrano y el sector hortofrutícola.

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