El 'vis a vis' entre Sánchez y Feijóo: las claves de la reunión que no se vieron ante las cámaras

Alberto Núñez Feijóo estrenó la ronda de contactos con Pedro Sánchez a veintisiete días para que se someta a la primera de las dos jornadas de la sesión de investidura. La reunión se celebró durante la mañana del miércoles y tuvo una duración aproximada de 55 minutos. Hubo cortesía, aseguran fuentes populares, mientras que el ambiente fue serio. Pero el encuentro suscitó una lectura aparte, con el análisis de sus movimientos y gestos por expertos en comunicación no verbal consultados por El Confidencial.

El líder del PP apareció en primer lugar. La sala elegida para recoger el encuentro forma parte de una de las ampliaciones del complejo que integra el Congreso de los Diputados: un sitio amplio, sencillo y sin apenas elementos decorativos. Sánchez llegó segundos después, a la vez que el presidente de los populares inclinó la cabeza para mirar su reloj. El saludo fue breve. Hubo apretón de manos y Feijóo inició la conversación: "Qué tal, presidente. Buenos días, ¿cómo estás?", le dijo a Sánchez. Respondió al instante: "Bien". Seguidamente, los dirigentes de PP y PSOE posaron frente a los medios gráficos para inmortalizar el primer contacto entre los cabezas de lista con mayor número de votos en la jornada electoral del 23-J.

Desabrocharon sus chaquetas al mismo tiempo, acomodaron sus corbatas, tomaron asiento en dos sillas distanciadas medio metro la una de la otra y colocaron sus manos en el regazo. Detrás, dos banderas de España y dos de la Unión Europea aderezaron el escenario para la reunión. Se inició a las 10:05 horas y se prolongó hasta dos minutos antes de las once de la mañana. Se trató del primer encuentro privado entre el presidente en funciones y el ahora candidato a la presidencia del Gobierno, desde la reunión que mantuvieron en el Palacio de la Moncloa, hace 324 días, para abordar la situación del Consejo General del Poder Judicial tras la renuncia de Carlos Lesmes.

Actitudes diferentes

Feijóo y Sánchez tuvieron actitudes muy diferentes durante el minuto que estuvieron posando frente a los medios de comunicación. El líder del PSOE estuvo sonriente durante el encuentro con la prensa, mientras que Feijóo mantuvo un tono más serio hasta la llegada del líder socialista. También durante el posado. Expertos en comunicación no verbal asocian estos gestos "a lo que piensa cada uno sobre su posible investidura" y añaden que el "apretón de manos" fue "muy interesante", debido a que Feijóo dejó ver su nerviosismo a la vez que se saludaba con Sánchez, aclaran.

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Los expertos consultados por este medio coinciden en señalar los nervios del líder de los conservadores. En primer lugar con "un gesto bastante marcado de su labio", que ocurre cuando la persona sabe que lo que está haciendo "no va a terminar con éxito", asegura Cristian Salomoni, experto de la Asociación Española de Comunicación No Verbal (ASENOVE). Isabel Ledesma, experta que pertenece al mismo grupo, vincula a la "impaciencia" el gesto de Feijóo de bajar la mirada para ver su reloj. También destaca que, durante el saludo entre líderes, el presidente del PP tomó el antebrazo del jefe del Ejecutivo: sinónimo de "acercamiento" y "poder".

Una experta considera que Sánchez marcó una "posición de superioridad" con Feijóo durante el estrechamiento de manos

Sánchez mantuvo una posición erguida y su rostro fue sonriente. Feijóo, al otro lado, acomodó sus gafas y frotó sus rodillas "en un gesto apaciguador", afirma Ledesma. Pilar Papiol, de ASENOVE, argumenta que el encuentro entre Sánchez y Feijóo fue "tenso, pero cordial", siguiendo los criterios utilizados para analizar la comunicación no verbal de los dirigentes políticos. Detectó en Feijóo "cambios de peso del cuerpo sobre una y otra pierna". Sánchez, por otra parte, marcó una "posición de superioridad" durante el estrechamiento de manos al colocar la suya por encima de la del líder del PP. Para esta experta, ambos políticos quisieron "marcar una relación de poder".

La psicología del lugar

Los expertos destacan el lugar elegido para la reunión, la importancia del color de la sala y sus elementos decorativos. Papiol cree que los partidos políticos que han acordado este encuentro han jugado con la psicología del votante para reflejar un entorno "neutro" y "cálido", utilizando "colores marrones y beige claros". Sin apenas "elementos decorativos, objetos o símbolos", más allá de las sillas, una pequeña mesa y las banderas protocolarias. El beige transmite "tranquilidad, fuerza y energía", mientras que el resto de tonos de la sala aportan "conocimiento y control en la toma de decisiones". Todo estuvo medido al milímetro.