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El bombero-torero sortea su prohibición: "Ser enano nunca puede ser una profesión"
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UNA DIFÍCIL INTEGRACIÓN LABORAL

El bombero-torero sortea su prohibición: "Ser enano nunca puede ser una profesión"

A pesar de la normativa aprobada este año, todavía quedan empresas que promueven los espectáculos basados en ver a personas con enanismo actuar alrededor de un becerro

Foto: Un grupo de 'bomberos-toreros' protesta frente a las puertas del Congreso de los Diputados el pasado mes de abril. (EP/A. Pérez Meca)
Un grupo de 'bomberos-toreros' protesta frente a las puertas del Congreso de los Diputados el pasado mes de abril. (EP/A. Pérez Meca)
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Hasta hace unos años, no era raro ver coloridos carteles en las ciudades publicitando espectáculos cómico-taurinos en los que el protagonismo del show recaía en personas con acondroplasia. Dada la pequeña estatura de estas personas, las risas al verles torear becerros estaban más que aseguradas. Este verano es el primero en el que estos eventos están prohibidos por ley, tras años de lucha por parte del colectivo para que así fuera. En cambio, algunos promotores no han cejado en su empeño y siguen programando espectáculos como Popeye torero y sus enanitos marineros, que tuvo lugar el pasado 4 de julio en la plaza de toros de Teruel.

Con el tiempo, esos carteles que decoraban municipios de toda España fueron perdiendo el color, aunque no desaparecieron del todo. Algo similar ha sucedido con los espectáculos de este cariz que se resisten a su eliminación. "Lo que no puede ser legal es que nuestra enfermedad sea una atracción, sobre todo para menores. Ser enano no puede ser una profesión", reivindica Felipe Orviz, presidente de la Asociación de Acondroplasia y otras Displasias Esqueléticas con Enanismo (ADEE), a pesar de que los cálculos del Gobierno cifraban en 30 las personas que continuaban en estos shows en España.

Este veterano activista por los derechos de las personas con enanismo es consciente de la vulnerabilidad en que se encuentran los toreros que continúan ejerciendo como tal en los ruedos, lo que para ellos es una forma de ganarse el pan. "La autonomía individual no puede prevalecer sobre los valores constitucionales. Nadie les niega su derecho al trabajo, pero una discapacidad no se puede profesionalizar ni denigrar de esa manera", añade el también asesor jurídico de la Fundación Alpe Acondroplasia.

placeholder Año 2017. El Bombero Torero y sus enanitos, durante la despedida del espectáculo que han desarrollado durante 90 años en la plaza de Almodóvar del Campo, Ciudad Real. (EFE/M. C.)
Año 2017. El Bombero Torero y sus enanitos, durante la despedida del espectáculo que han desarrollado durante 90 años en la plaza de Almodóvar del Campo, Ciudad Real. (EFE/M. C.)

Reivindicar la discapacidad, tal y como el mismo Orviz considera que hacen estos espectáculos, también tiene consecuencias materiales. "Aquí lo gracioso no es el espectáculo, sino que lo hacen personas con enanismo. Luego, por la calle, la gente nos para, nos graba y nos pide autógrafos. Eso es lo que genera esa imagen y educación que algunos padres dan a sus hijos, amparados por las administraciones que permiten los espectáculos", desarrolla.

La comparativa está clara: "Si en lugar de personas con enanismo fueran con síndrome de Down o con movilidad reducida, ¿consentiríamos ese espectáculo?", se pregunta Orviz. Esto fue lo mismo que declaró Martín Blanco, director de Discapacidad del Gobierno, a la hora de aprobarse la prohibición. "Un Gobierno decente debe poner a disposición los dispositivos normativos o de política pública necesarios para proteger la dignidad humana de un colectivo que lleva muchos años de ostracismo, de burla y de mofa", enfatizó.

El empresario defiende el derecho al trabajo

Diferente es lo que piensa Juan Ajenjo, dueño del espectáculo Popeye torero y sus enanitos marineros, quien ya tiene apalabradas varias paradas en su gira veraniega. Actuarán en Murcia el 16 de septiembre, una cita que Orviz y su equipo jurídico están valorando denunciar. "Nosotros somos 25 personas en total, donde ocho son pequeños", tal y como denomina el empresario a las personas con acondroplasia.

Tras una serie de parodias y diversas coreografías, al ruedo salta el animal para que las personas con enanismo lo toreen, añade este cómico dueño de un espectáculo con 20 años de experiencia. "Llevo 42 años tratando con gente de talla baja y no entiendo cómo se puede prohibir el trabajo a alguien", dice en referencia a la normativa aprobada hace unos meses, fruto de una transposición de una directiva europea.

"Llevo 42 años tratando con ellos y no entiendo cómo se puede prohibir el trabajo a alguien"

"Yo tengo pequeños que trabajan en otras empresas y también son artistas, y vienen conmigo al espectáculo. ¿Eso no lo conciben estas asociaciones?", incide el empresario, antes de afirmar que el público "no se ríe de ellos, sino del trabajo que están desempeñando en ese momento". Ante la posibilidad de que las diferentes paradas que ya tiene programadas puedan cancelarse, Ajenjo asegura que su abogado ha estudiado el caso y la prueba más firme de su legalidad es que no le han echado para atrás el espectáculo en ningún momento.

Similar es lo que ocurrió hace unas semanas en Teruel, donde llegó a celebrarse el espectáculo. "Consideramos que se ha vulnerado la normativa por parte de la Delegación del Gobierno de Aragón en Teruel al autorizarlo, lo que podría suponer un fraude de ley", indica Orviz como experto jurídico.

Nacer para torear

Junto a Ajenjo, mientras responde a este medio, está Johnny Zurbarán. Él tiene 53 años y sufre enanismo, y asegura haber nacido para el toreo. Llegó hace apenas unos 10 días desde Venezuela, su país natal, de donde le trajo el mismo Ajenjo pagándole el billete de avión, según dice. "Llegué al Popeye torero en 1997, lo dejé un tiempo para regresar a Venezuela y ahora estoy de vuelta. Tengo un chavalillo y necesito trabajar para pagar los estudios", relata.

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Zurbarán repite como un mantra que España es el lugar idílico en el que poder vivir "la fiesta brava". "Yo me siento muy feliz con lo que hago, no me obliga nadie. Me nace del corazón ser torero", relata. Esta pasión, en cambio, no la puede sentir en sus propias carnes más allá del verano. Por eso, Zurbarán también ha trabajado como ayudante de tiendas o invitando a la gente a comprar en ellas.

Normalizar la mofa

Michel Lli también tuvo trabajos así. A sus 21 años, este castellonense forma parte de las 18 personas que, a día de hoy, integran el programa Pisadas de Dignidad. Esta iniciativa, gestionada por la ONCE, surgió tras la aprobación de la prohibición. El objetivo es que cualquier interesado tenga la oportunidad de encontrar otra salida laboral.

"Hace unos meses, trabajaba en una discoteca como animador. Había noches temáticas y me disfrazaba. Al principio me sentía bien en ese trabajo, me divertía, pero con el tiempo lo vi diferente", comenta este joven. El mundo de la noche y el cansancio que le provocaba fue lo que le hizo llegar a Pisadas con Dignidad, no sin antes pensarse mucho dejar atrás su puesto de trabajo. "Tampoco hay muchas ofertas laborales para nosotros", apunta.

"Tampoco hay muchas ofertas laborales"

Las conversaciones que mantuvo con los técnicos de la ONCE le hicieron dar la importancia suficiente a aquellas mofas que siempre existieron en torno a él como para llegar a renegar de su experiencia laboral previa. "Lo había normalizado. Toda mi vida escuchando lo mismo y ya no me hacía daño", señala Zurbarán, quien nunca pensó en formar parte de la plantilla de un espectáculo cómico-taurino. "Me parece denigrante que se rían de personas con una discapacidad física que están toreando a un animal que solo se defiende porque tiene miedo al verse rodeado", concluye Lli.

El objetivo: una salida laboral diferente

A pesar de que solo 18 personas han decidido comenzar en Pisadas con Dignidad, hasta 36 han sido las que se han interesado por el proyecto. De todas ellas, el 36% son mujeres y el 64%, hombres. Las que ya se han decidido en buscar otra alternativa se reparten entre Andalucía, con nueve; Madrid, con cuatro; la Comunidad Valenciana, con dos, y Galicia, Cataluña y Baleares, con una persona con acondroplasia en cada región.

placeholder Recorte de prensa de un espectáculo taurino con enfermos de acondroplasia. (EC)
Recorte de prensa de un espectáculo taurino con enfermos de acondroplasia. (EC)

“El objetivo es que la persona adquiera cierto autoconocimiento para luego explorar un nuevo objetivo laboral”, adelanta Beatriz Ávila, directora regional en Asturias de Inserta Empleo, la empresa ligada a la Fundación ONCE encargada de este tipo de cometidos. Todos los participantes perciben una ayuda por parte de la empresa de 667 euros al mes para que, en ese periodo de transición, puedan subsistir. El plazo de esta ayuda es de nueve meses, prorrogables hasta la docena.

Tal y como dice Ávila, el proyecto consta de tres fases hasta que se considera que las personas con enanismo que proceden de este tipo de espectáculos o se encuentran en una situación de extrema vulnerabilidad están preparadas para su nuevo destino laboral. "Queremos que superen su miedo a lo desconocido, que vean que pueden hacer muchas más cosas sin tener que pasar por el trance de que se rían de ellos", concluye la directora regional.

Hasta hace unos años, no era raro ver coloridos carteles en las ciudades publicitando espectáculos cómico-taurinos en los que el protagonismo del show recaía en personas con acondroplasia. Dada la pequeña estatura de estas personas, las risas al verles torear becerros estaban más que aseguradas. Este verano es el primero en el que estos eventos están prohibidos por ley, tras años de lucha por parte del colectivo para que así fuera. En cambio, algunos promotores no han cejado en su empeño y siguen programando espectáculos como Popeye torero y sus enanitos marineros, que tuvo lugar el pasado 4 de julio en la plaza de toros de Teruel.

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