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No hay suficientes psiquiatras infantiles ni los habrá: el examen que ha enfadado a la profesión
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No hay suficientes psiquiatras infantiles ni los habrá: el examen que ha enfadado a la profesión

Después de dos años esperando una convocatoria para homologar su título, se han encontrado con un examen complicado que impedirá que el número de psiquiatras aumente

Foto: Foto: Jorge Fernández Salas/Unplash.
Foto: Jorge Fernández Salas/Unplash.
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El pasado 29 de junio, tuvo lugar por fin el examen que tenía como objetivo acreditar las competencias de los profesionales de psiquiatría infantil. Cuando cayó en las manos de los aspirantes a la homologación, estos se encontraron con que no era la prueba práctica que se había prometido. “Cuando vi el ejercicio número tres, me sorprendí y entonces me di cuenta de que ese era el caso en el que nos iban a suspender”, explica María Amparo Descalzo, una de los alrededor de 300 profesionales que se presentaron al examen.

La publicación de la plantilla de corrección el 5 de julio les permitió comprobar que su suspenso estaba asegurado, especialmente por ese espinoso ejercicio número tres eliminatorio. La sorpresa de los facultativos ha sido tal que se han organizado en tiempo récord en el movimiento Pupnya (Psiquiatras Unidos por la Psiquiatría del Niño y del Adolescente), que acusa al Ministerio de Sanidad y a la comisión nacional de la especialidad de “haber diseñado un examen de gran complejidad con el fin de que no se incremente el número de psiquiatras infantiles que ya existen”.

Algunos psiquiatras veteranos han manifestado que ellos tampoco lo habrían aprobado

Según los datos recogidos por la plataforma, entre el 60% y el 70% de los que han realizado el examen suspenderán y, por lo tanto, perderán la oportunidad de homologar su título. La gran pregunta que se hacen los psiquiatras en busca de especialización es por qué si España necesita aumentar el número de especializados en psiquiatría infanto-juvenil, el examen parece estar diseñado para suspender, incluyendo cuestiones que no miden los conocimientos que tienen que poner en práctica.

“Los suicidios han aumentado, se han triplicado las interconsultas y cada día veo adolescentes que se autolesionan, así que no nos cuadra que hagan algo así”, recuerda Descalzo. Uno de los motivos que se han trasladado por parte de los responsables es evitar que cualquiera se presentase al examen por “titulitis”, pero otros expertos aseguran que la prueba no mide bien las capacidades de los psiquiatras.

Otra de las psiquiatras que realizaron el examen es la doctora Nuria Núñez, que viajó desde Chiclana hasta Madrid, embarazada de siete meses. “Me pareció algo muy irregular desde ya la convocatoria, sin una fecha ni una sede clara”, explica a El Confidencial. En su opinión, el examen tenía un elevado componente de azar, con criterios “muy turbios y preguntas confusas”. Cree que “han querido hacer un cribado y han cometido el error de dejar fuera a demasiada gente que en su día a día se dedica a la psiquiatría del niño y el adolescente”.

Los jóvenes psiquiatras han recibido el apoyo de algunos veteranos del sector. César Soutullo, antiguo director de la Unidad de Psiquiatría Infantil y Adolescente de la Clínica Universidad de Navarra y actualmente profesor de Psiquiatría en la Universidad de Texas, con más de 25 años de experiencia, ha reconocido en un pódcast de Radio SEPL que ni siquiera él habría aprobado el examen. Por ejemplo, uno de los problemas del ejercicio pide identificar el código de cada uno de los diagnósticos, una pregunta teórica que generalmente desconocen los profesionales.

"Te has formado en el extranjero y te ponen en el mismo saco que gente sin formación"

Otra de las quejas de algunos de los psiquiatras que se han formado en ciudades de Estados Unidos, Reino Unido o Suecia es que este proceso de homologación no tiene en cuenta su formación y experiencia internacionales. Como explica una de estas becadas por instituciones como la Fundación Alicia Koplowitz, “te has formado durante años en países con especialidad de psiquiatría infantil y te terminan poniendo en el mismo saco que gente que no tiene esa formación específica”, lamenta. Psiquiatras cuya experiencia ha quedado atestiguada por los hospitales internacionales en los que han trabajado, pero que se han encontrado con que no se tiene en cuenta en la prueba de homologación. “Te sientes en el desamparo, al haber invertido tiempo y dinero en formación en el extranjero y con la sensación de que si no lo hubieses hecho, ya tendrías el título”.

“Es un chiste a nivel internacional”, añadía Soutullo en una publicación en LinkedIn. “La mitad del mundo académico de la psiquiatría infanto-juvenil en Europa, Estados Unidos, Latinoamérica y por supuesto España está preguntándose quién es el responsable de este claro abuso de poder e intento de manipular y controlar el sistema”.

placeholder Foto: EFE/Alfonso Rodríguez.
Foto: EFE/Alfonso Rodríguez.

Otras asociaciones también han manifestado su preocupación ante este hecho, como la AEN-PSM (Asociación Española de Neuropsiquiatría), que ha pedido formalmente al Ministerio de Sanidad que “se pongan en marcha cuantas gestiones sean necesarias para favorecer el itinerario para la formación en la especialidad de infancia”. El Confidencial ha contactado al ministerio, pero no ha recibido ninguna respuesta.

“Entendemos que la situación generada no responde a los objetivos del Real Decreto 689/2021, y que cualquier proceso de especialización debe de valorar la cualificación real de las y los psiquiatras, su experiencia y realidad asistencial y las necesidades existentes en la sociedad a la que nos dirigimos, especialmente en salud mental de infancia y adolescencia, más teniendo en cuenta la falta de profesionales, con grandes listas de espera en los dispositivos de esta especialidad, y con un aumento de la gravedad de los casos en la adolescencia”, se pronunciaban en un comunicado publicado este lunes.

¿Dónde están los psiquiatras infantiles?

La polémica ahonda en la escasez de psiquiatras especializados en psiquiatría infanto-juvenil en España, una especialidad que no fue creada hasta agosto de 2021, cuando el Real Decreto 689/2021 estableció por primera vez el título de manera diferenciada de psiquiatría. Antes de ese año, el nuestro era, junto a Letonia, el único país sin una especialidad de psiquiatría infantil.

Se estima que en España hay alrededor de 500 psiquiatras infantiles

El Libro Blanco de la Psiquiatría del Niño y el Adolescente señala, a partir de los datos recogidos por los responsables de salud mental de cada comunidad autónoma, que hay alrededor de 359,65 psiquiatras y 444,8 psicólogos clínicos de psiquiatría infantil y juvenil en España (el decimal corresponde a los contratos a tiempo parcial). Eso supone menos de siete profesionales por cada 100.000 personas de entre cero y 18 años. La recomendación de la Academia Americana de Psiquiatría del Niño y Adolescente es de 47 psiquiatras por cada 100.000.

Los profesionales lamentan que algunos expertos hayan admitido en foros públicos que “500 son suficientes”, pero la cifra no está refrendada por el Ministerio de Sanidad. Una de las grandes dificultades a las que se enfrenta la especialidad es el limitado número de plazas MIR en España, que, como explicaba Soutullo en otra publicación, es de 20 plazas en 2023 y será de 30 en 2024. Debido al retraso en la implantación de la especialidad, esos profesionales no se graduarán hasta dentro de un lustro.

placeholder Foto: EFE/David Arjona.
Foto: EFE/David Arjona.

El proceso que se puso en marcha en 2021 para acreditar a los psiquiatras clínicos tuvo en cuenta a todos aquellos que podían demostrar una experiencia de cuatro años. En segundo lugar, se estableció una alternativa que homologase a aquellos psiquiatras que habían cursado un año entero de residencia como R4 en formación infanto-juvenil, algo que en la práctica no siempre era posible. Por eso, los psiquiatras infantiles llevaron el caso al Tribunal Supremo, que les dio la razón, lo que ha concluido en la convocatoria de este examen en mayo.

Una de las consecuencias de esta situación, más allá de limitar la proyección profesional de los profesionales que han suspendido, es la paradoja de que en los hospitales haya unidades de hospitalización de adolescentes con psiquiatras infantiles sin título. Como lamenta Descalzo, “genera una situación contradictoria y de desprotección”.

¿Y ahora qué?

Los psiquiatras lamentan no haber recibido explicaciones ni por parte del ministerio ni de las comisión de Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia, presidida por Mara Parellada, que han sido los responsables de diseñar el examen, especialmente en unas semanas en que las promesas electorales relacionadas con el refuerzo de la salud mental han entrado en campaña. Algunas fuentes del sector de la psiquiatría apuntan que la dificultad del examen se debe a un modelo “elitista” impuesto desde la comisión.

"O los tratamos como merecen, o se irán a Inglaterra, Irlanda, Francia o Suecia"

Una de las posibles consecuencias de este varapalo es que termine provocando la fuga de psiquiatras, muy demandados en otros países. El propio Soutullo, uno de estos exiliados, solicitaba datos e ideas constructivas para tratar a estos profesionales como se merecen “o se irán a Inglaterra, Irlanda, Francia, Suecia o donde quieran. Y cada uno que se va son unos 360.000 € de dinero público por la carrera, y unos 160.000 € por el MIR. 520.000 € por médico que tiramos a la basura o donamos a otros países”. Como añade el psiquiatra Alfonso Calcedo, “en Dinamarca, Suiza o Países Bajos te pagan el cuádruple”.

Los psiquiatras han presentado más de 29 páginas de impugnaciones al examen, solicitando la impugnación del famoso caso tres o la revisión entera del examen. El siguiente paso, recurrir a la vía contencioso-administrativa.

"Me gustaría ver a las familias una vez al mes, pero no es posible"

Según los datos recogidos por Pupnya, alrededor del 70% de los suspensos del examen se plantea volver a la psiquiatría general. “Yo llevo a 400 pacientes, eso no es calidad asistencial”, concluye Descalzo. “No somos suficientes, me gustaría poder ver a las madres y padres cada 15 días o una vez al mes, pero no es posible. La situación es de emergencia, porque vienen los chicos diciéndote que se quieren suicidar, con rajas en los brazos. Es un síntoma de que la sociedad funciona mal, un grito de socorro, y no hay suficientes psiquiatras”.

El pasado 29 de junio, tuvo lugar por fin el examen que tenía como objetivo acreditar las competencias de los profesionales de psiquiatría infantil. Cuando cayó en las manos de los aspirantes a la homologación, estos se encontraron con que no era la prueba práctica que se había prometido. “Cuando vi el ejercicio número tres, me sorprendí y entonces me di cuenta de que ese era el caso en el que nos iban a suspender”, explica María Amparo Descalzo, una de los alrededor de 300 profesionales que se presentaron al examen.

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