Se busca al yihadista que quiso volar la Audiencia Nacional al anularse su absolución

Mohamed Achraf es uno de los líderes yihadistas más seguidos por las fuerzas de seguridad españolas de las últimas dos décadas. Fue condenado por querer meter un camión en la Audiencia Nacional cargado con 1.000 kilos de explosivos. Pasó 14 años preso y, cuando le quedaban días para salir en libertad, la Guardia Civil le arrestó de nuevo en su celda en 2018 por liderar un frente de cárceles islamista que se comunicaba por cartas entre centros penitenciarios. Achraf se sentó de nuevo en el banquillo de los acusados y resultó absuelto, pero ahora los jueces dicen que hay que citarle para repetir el juicio. Su abogado y las fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por El Confidencial informan de que este histórico líder radical ya no está en España.

“Vete a buscarlo ahora para un nuevo juicio”, lamenta uno de los investigadores. La Audiencia Nacional ha anulado este jueves por segunda vez la absolución dictada por la Sala de lo Penal a favor de este terrorista y otros tres acusados. Ahora, la Sala de Apelaciones ordena que se celebre un nuevo juicio con un tribunal distinto. Dicen que la sentencia contiene “argumentaciones contradictorias sobre tales extremos fácticos que hacen que los hechos probados no cuenten con la racionalidad exigible”. Hasta en dos ocasiones recurrió la Fiscalía la resolución dictada por la Sección Cuarta de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional.

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No será sencillo reunir a los cuatro presuntos yihadistas absueltos, empezando por el más relevante. “Mohamed Achraf no está en España”, dice su abogado, que siempre ha defendido su inocencia en el último caso que le sentó en el banquillo. Dice que se marchó hace meses y rechaza ofrecer más información. Solo añade que no está en Marruecos, que es su país de origen. Lo último que tiene de su antiguo cliente es un correo electrónico y justifica su marcha en que en España no era capaz de encontrar trabajo. A juicio de este letrado, repetir el juicio ahora resulta “una aberración”. Los expertos en lucha antiterrorista confirman que ya no está en España. Le ubican en Francia, donde cuenta con una hermana.

Está en libertad desde septiembre del año pasado. Salió a la calle con 48 años y antes de conocer la sentencia, algo habitual cuando se va a dictar una solución y solo queda redactar la sentencia. En su caso, además, ya había cumplido cuatro años en prisión preventiva, el máximo que permite la ley antes de recibir una sentencia condenatoria firme. Este individuo fue detenido en Suiza y extraditado a España en 2005. Se le buscaba por ser el cabecilla de un grupo llamado Mártires por Marruecos y haber ejercido labores de reclutamiento de potenciales terroristas mientras estuvo preso en cárceles españolas entre finales de los 90 y principios del presente siglo. Por estos hechos fue condenado a 14 años de prisión. Por la última causa en la que ha resultado absuelto, la Fiscalía pidió otros 12 años de pena.

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Fuentes jurídicas informan de los pasos que se darán a partir de ahora para volver a sentar en el banquillo a Mohamed Achraf. Lo habitual es notificar la resolución a los letrados a través de los procuradores. En caso de que ya no exista esta interlocución entre abogados y cliente, la Audiencia Nacional puede solicitar a la Policía que le notifique al afectado en su último domicilio conocido. A partir de ahí, la Fiscalía de la Audiencia Nacional podría instar a la celebración de una vistilla para pedir el ingreso en prisión provisional de los encausados. En ese escenario, el juez tiene que valorar el riesgo de fuga, el peligro de que vuelvan a delinquir o la posibilidad de que destruyan pruebas. Al menos Achraf ya ha cumplido el máximo legal en prisión preventiva.

Una vez se fije la fecha para el juicio, los magistrados pueden dictar una orden de arresto en el caso de que Achraf no compareciera. No obstante, eso no paralizaría necesariamente el proceso judicial. El artículo 786 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal permite que el juicio se celebre en ausencia de uno de los procesados siempre y cuando la condena a imponer sea superior a dos años. Las fuentes consultadas afirman que es habitual que miembros de organizaciones criminales se fuguen y esperen a conocer el desarrollo del juicio. En caso de que la sentencia para sus compañeros de banquillo sea absolutoria, entonces comunican su disposición a ser juzgados.

La operación Escribano

La Guardia Civil acusa a Achraf y sus colaboradores de haber servido de herramienta al Estado Islámico para colarse en las cárceles españolas y montar una fábrica de potenciales terroristas preparados para atentar en cuanto pusieran de nuevo un pie en la calle. El Instituto Armado desmanteló en octubre de 2018 una célula que adoctrinaba desde dentro a reclusos de hasta 17 centros penitenciarios de todo el territorio nacional y llenó las zonas comunes de las prisiones de banderas y mensajes de la organización yihadista.

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El resultado de más tres años de investigación en la llamada operación Escribano situó en la cúspide de este grupo a varios internos considerados "promotores" que daban instrucciones por carta al resto de miembros y pusieron en marcha un plan de ejercicios en los patios para adquirir entrenamiento militar. Al frente de estos trabajos estaba presuntamente Mohamed Achraf, ahora lejos del control de las fuerzas de seguridad españolas.