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El PP avisa a Ayuso del riesgo de ir "al choque" contra los sanitarios: "Nos penaliza"
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ESCALADA DE TENSIÓN EN MADRID

El PP avisa a Ayuso del riesgo de ir "al choque" contra los sanitarios: "Nos penaliza"

Génova cree que la vía debe ser evitar el ruido, reconocer el problema y redirigir el desgaste contra el Gobierno como "responsable" de la crisis sanitaria antes de las elecciones

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Kai Forsterling)
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Kai Forsterling)

La izquierda ha encontrado el talón de Aquiles del PP y piensa exprimir esa vía hasta el 28-M. Y Génova cree tener el antídoto a esa estrategia, pero asume que el conflicto sanitario, especialmente focalizado en la Comunidad de Madrid, es su punto débil de cara a las urnas. El debate que más les "penaliza". No tanto por la posibilidad de que abra fugas en su bolsa de votantes, sino por su capacidad de "movilizar" al adversario contra un objetivo común, en este caso el PP en general e Isabel Díaz Ayuso en particular. Algunas voces del partido advierten, incluso, de que el conflicto sanitario es para los populares lo que la ley del solo sí es sí para sus rivales: un terreno incómodo que puede tener consecuencias electorales.

En privado, tanto la dirección del PP como dirigentes territoriales denuncian la "politización brutal" de las manifestaciones sanitarias, en línea con la tesis defendida por la presidenta de la Comunidad de Madrid. Pero inciden también en que la vía no debe ser ir "al choque" con los médicos o desdeñar sus reivindicaciones, sino asumir el problema y redirigir el desgaste al Gobierno como responsable último de las carencias del sistema sanitario. Los populares han sumado fuerzas en este objetivo y diferentes portavoces y barones han lanzado en las últimas horas el mensaje de que, en efecto, existe un problema "común" que afecta a todas las comunidades autónomas y que trasciende las siglas políticas.

Foto: Isabel Díaz Ayuso y Juanma Moreno se abrazan en un acto del PP en Génova. (EFE/Emilio Naranjo)

Génova cree que el conflicto no debe tratarse desde la beligerancia o el ruido mediático, e insta a actuar desde la "prudencia", la gestión y los datos para sofocar poco a poco el discurso de la izquierda. Desde la dirección nacional, el portavoz Borja Sémper declaró su "respeto" por la protesta que abarrotó Madrid el pasado domingo y mostró su "preocupación" por dar solución al "reto" de la sanidad, que definió como un "problema de país". El tono empleado por el vasco dista mucho del que suele utilizar Isabel Díaz Ayuso, que ha optado por ignorar la presión social y elevar el tono contra la "frustración" de quienes, dice, la llaman "terrorista sanitaria o asesina". Apunta además al intento de la izquierda por "reventar el sistema" con la última gran movilización en la capital.

La pugna, además, sigue enquistada tras el fracaso del último intento de negociación con los profesionales de la atención primaria, que iniciaron la huelga el pasado 21 de noviembre. Y el conflicto amenaza con cronificarse en plena carrera hacia el 28-M, en que Isabel Díaz Ayuso aspira no solo a la reelección, sino a superar la cifra que logró en 2021 y alcanzar la mayoría absoluta. Algunas voces en el PP no esconden su "preocupación" por el recorrido que pueda tener la polémica, y hacen un llamamiento a rebajar la tensión para reconducir la situación antes de que se acerque el examen con las urnas.

Foto: La plaza de Cibeles, abarrotada durante la manifestación por la sanidad pública. (EFE/Rodrigo Jiménez)
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En el fondo, la advertencia ya la pronunció el propio Alberto Núñez Feijóo a puerta cerrada ante sus barones el pasado mes de noviembre, cuando el conflicto ya había estallado en la Comunidad de Madrid. El líder del PP, que cuenta con una amplia trayectoria política ligada al sector sanitario, instó a los suyos a abandonar la idea de confrontar con los sectores médicos y arreglar el asunto no desde los micrófonos, sino en los despachos. "Hay huelgas que tumban gobiernos", pronunció el presidente popular, un mensaje especialmente dirigido a la presidenta de la Comunidad de Madrid.

La respuesta de la calle a la crisis sanitaria madrileña ha opacado, en parte, la respuesta social que el PP quería encabezar contra el Gobierno por las consecuencias de la ley del solo sí es sí. El partido había organizado varios actos de protesta, que pretendía culminar con un gran evento de cara al 8-M para empuñar el "feminismo del PP" frente al Ejecutivo. Pero los populares se conjuran para capear ahora el temporal sanitario, del que culpan en última instancia al "bloqueo" del Gobierno en la adjudicación de plazas MIR y que extienden a todo el territorio nacional. "Hay que replantearse el mapa sanitario nacional. No es una cuestión de dinero, sino de falta de médicos", analiza un barón popular.

"Es el momento de que el Gobierno deje de utilizar la sanidad como un arma política para confrontar (...). Sobra demagogia y sobra politización (...). Es un problema de Estado, de país", despachó la portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra. El partido trata ahora de abrir un cortafuegos para evitar un coste electoral para toda la marca, especialmente en la Comunidad de Madrid, y evitar al mismo tiempo abrir un frente con Ayuso por esta cuestión. "El responsable último es Sánchez", zanjan.

La izquierda ha encontrado el talón de Aquiles del PP y piensa exprimir esa vía hasta el 28-M. Y Génova cree tener el antídoto a esa estrategia, pero asume que el conflicto sanitario, especialmente focalizado en la Comunidad de Madrid, es su punto débil de cara a las urnas. El debate que más les "penaliza". No tanto por la posibilidad de que abra fugas en su bolsa de votantes, sino por su capacidad de "movilizar" al adversario contra un objetivo común, en este caso el PP en general e Isabel Díaz Ayuso en particular. Algunas voces del partido advierten, incluso, de que el conflicto sanitario es para los populares lo que la ley del solo sí es sí para sus rivales: un terreno incómodo que puede tener consecuencias electorales.

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