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Génova respira tras rebajar Ayuso la tensión con los sanitarios: "Hay huelgas que tumban gobiernos"
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CRISIS EN MADRID

Génova respira tras rebajar Ayuso la tensión con los sanitarios: "Hay huelgas que tumban gobiernos"

Feijóo manifestó a los barones del partido su preocupación por el coste político de confrontar con los médicos y advirtió al resto de presidentes sobre un posible efecto contagio en sus territorios

Foto: El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo; y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo; y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
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El pacto sanitario que se alcanzó el pasado jueves en la Comunidad de Madrid desactivó también una mina política para Génova. La marea blanca que inundó las calles de Madrid hace una semana subió la moral a una izquierda que encontró, al fin, un resquicio para atacar a Isabel Díaz Ayuso y abrir puntos de fuga en su bolsa de votos. Mientras la presidenta redujo el movimiento a un "activismo de izquierdas" para "incendiar las calles", las alarmas saltaron en la dirección nacional del partido. Y Alberto Núñez Feijóo no ocultó su preocupación delante de los suyos. El pasado lunes, durante la resaca de la manifestación, el líder popular instruyó a sus barones para evitar un efecto contagio en el resto de autonomías populares y lanzó una advertencia dirigida especialmente a Ayuso: "Hay huelgas que tumban gobiernos".

Feijóo, que cuenta con una amplia trayectoria política ligada al sector sanitario —ocupó diferentes cargos en este ámbito, tanto a nivel nacional como en la Xunta— instó a los suyos a abandonar la idea de confrontar con los sectores médicos, menos aún utilizando un lenguaje beligerante como el que está acostumbrada a emplear la dirigente más rebelde del PP. La solución, a su juicio, pasaba por "arreglarlo" desde la gestión, pidiendo "prudencia" al resto de presidentes autonómicos para que la escalada de tensión en Madrid a cuenta de la reorganización de las urgencias extrahospitalarias no llegase a sus territorios.

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El líder popular trasladó este mensaje el pasado lunes en una comida de barones y portavoces del partido tras la reunión del Comité Ejecutivo Nacional, una cita en que la reforma del delito de sedición y malversación copó prácticamente toda la intervención del presidente y en la que también estuvo Isabel Díaz Ayuso. En privado, varios presidentes autonómicos coincidían en el temor a ese contagio en sus respectivos territorios y observaban con preocupación la cronificación del problema en la Comunidad de Madrid. "O lo reconduce, o le puede dar un disgusto", opinaba un barón territorial, que incidía en que nadie, ni siquiera Ayuso, está hecho a prueba de balas. Menos aún cuando lo que se toca es la Sanidad.

La presidenta madrileña tomó nota y logró desactivar a última hora de la noche del jueves una de las dos huelgas de médicos a las que se enfrentaba: la relativa a las urgencias extrahospitalarias. Lo hizo después de renunciar al plan para abrir 78 centros en la región, que limitará a 49 con médicos presenciales, según el acuerdo que alcanzó la Consejería de Sanidad y los sindicatos. A la dirigente, no obstante, aún le queda solventar el parón indefinido convocado para el lunes de 5.000 médicos de familia y pediatras de atención primaria, pero en las filas del partido creen que, al menos a nivel político, el suflé de tensión ha bajado y, por tanto, también el riesgo a asumir el coste político de la crisis sanitaria en la Comunidad de Madrid.

Foto: Los desafíos a los que se enfrenta la gestión de la sanidad pública. (iStock) Opinión

Por si acaso, Feijóo echó un capote a Ayuso desde Génova nacionalizando el problema de la Sanidad. Por instrucción de la dirección nacional, los consejeros de Sanidad del PP exigieron —previa reunión con Carmen Navarro, vicesecretaria de Políticas Sociales— una reunión extraordinaria del Consejo Interterritorial para abordar los problemas que, insisten los populares, afecta a todos los territorios y no solo a la Comunidad de Madrid, situando el origen del problema en la falta de médicos en toda España. El partido se movilizó aún más y, en feudos socialistas como la Comunidad Valenciana, se promovieron reuniones con asociaciones sanitarias para denunciar las fallas del sistema en las comunidades gobernadas por la izquierda.

Al menos a nivel mediático, todo el asunto de la crisis sanitaria en Madrid quedó opacado por la atropellada actualidad política: primero por la intención del Gobierno de extender la reforma del delito de sedición al de malversación, una "legislación a la carta", a juicio de los populares, para "sediciosos" e independentistas catalanes que, además, puede conllevar importantes problemas jurídicos porque podría beneficiar a condenados por corrupción. Pero la polémica central de la semana ha venido a cuenta de la aplicación de la ley del solo sí es sí, que ha permitido rebajar condenas a agresores sexuales y que ha abierto una guerra entre Podemos y la judicatura.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante un acto del PSOE celebrado en Granada. (EFE/Miguel Ángel Molina)

Esta circunstancia ha permitido tanto a Ayuso como a Feijóo redirigir el foco de desgaste sobre el Gobierno y sacarlo de la Comunidad de Madrid. Y, a estas alturas, ninguno se atreve a negar ya que sus discursos no son diferentes. Durante el último Comité Ejecutivo, el líder del PP pidió públicamente a los suyos huir del "radicalismo", del "histrionismo" y de las "ocurrencias" en su labor de oposición, pero esa orden queda sin efecto en la Puerta del Sol. De hecho, esa misma mañana y durante el turno de ruegos y preguntas, Isabel Díaz Ayuso volvió a advertir delante de Feijóo de que hay que combatir a Pedro Sánchez con la idea de que quiere implantar una "república federal laica de facto" en España de forma ilegal.

Por si no había quedado claro, la dirigente publicó una columna en El Mundo el pasado miércoles, en clave nacional, en la que quiso dejar claro que su discurso no sigue ningún argumentario interno. Algunas voces del partido observan incluso el mismo patrón que siguió Ayuso cuando destronó a Pablo Casado: marcar agenda, desligarse de la dirección nacional y adelantarse en ciertos movimientos estratégicos.

Foto: El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Y Génova no es precisamente ajena a esta circunstancia. Ningún portavoz nacional ha respaldado públicamente afirmaciones como la de que Sánchez quiere "meter a la oposición en la cárcel" pero, en privado, asumen que esta circunstancia no va a cambiar y que, incluso, les puede beneficiar si juegan bien sus cartas. "Son electorados distintos. Ella pelea por la derecha, para ganar a Vox, mientras que Feijóo aplicará la estrategia de Juanma Moreno", es decir, "centralidad" y pelear por el votante moderado del PSOE desencantado con la última política de pactos de Sánchez.

La máxima de la dirección nacional es dejar a hacer a Isabel Díaz Ayuso bajo la máxima de que no hay un modelo ganador en el partido, sino que cada territorio es diferente. "Juanma Moreno no habría sacado tantos votos como Ayuso si se hubiese presentado en Madrid", analiza un dirigente de la cúpula. En el fondo, insisten las fuentes consultadas, lo importante es que la presidenta regional se alce con una mayoría absoluta en las próximas elecciones de mayo, porque esa circunstancia allanará el camino a Feijóo hacia la Moncloa.

El pacto sanitario que se alcanzó el pasado jueves en la Comunidad de Madrid desactivó también una mina política para Génova. La marea blanca que inundó las calles de Madrid hace una semana subió la moral a una izquierda que encontró, al fin, un resquicio para atacar a Isabel Díaz Ayuso y abrir puntos de fuga en su bolsa de votos. Mientras la presidenta redujo el movimiento a un "activismo de izquierdas" para "incendiar las calles", las alarmas saltaron en la dirección nacional del partido. Y Alberto Núñez Feijóo no ocultó su preocupación delante de los suyos. El pasado lunes, durante la resaca de la manifestación, el líder popular instruyó a sus barones para evitar un efecto contagio en el resto de autonomías populares y lanzó una advertencia dirigida especialmente a Ayuso: "Hay huelgas que tumban gobiernos".

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